Coloquio

Edición Nº20 - Octubre 1989

Ed. Nº20: La revolución francesa y los judíos

Por Eliahu Tcherikower Z´L

200 aniversario de la Revolución Francesa

La historia judía, que a fines del siglo XVIII se desvió en forma violenta de su viejo camino tradicional hacia uno completamente nuevo, eligió para su experimento a la comunidad judía de Francia, que era poco numerosa, débil, internamente desunida y que no desempeñaba ningún papel en el mundo judío. El punto de partida fue la Revolución Francesa, en 1789. Con ella señala la historiografía moderna el comienzo de una nueva página en la vida judía.
Cierto es que Isaac Marcus Jost -que siempre tuvo ante sus ojos principalmente a los países germánicos-, en su Geschichte derjuden (Historia de los Judíos), habla del período de la Revolución Francesa en forma muy seca y breve, no la pone siquiera en un capítulo separado y le dedica nada más que cinco páginas y algunas notas, pero en cambio habla de ella en forma amplia el historiador Graetz, que fue el primero en dar un cuadro colorido de la lucha por la Emancipación judía durante la Revolución. No fue culpa suya que el cuadro no resultara completo, ni tampoco muy exacto, porque en su época el material era todavía escaso. Fiel a su sistema de periodizar la historia judía según síntomas espirituales, y no socio-políticos, Graetzdacomo fecha de iniciación de la novísima historia judía no la de la Revolución Francesa sino la de la época de Méndelssohn  en Alemania. Pero ya Martín Philippson, más conservador y fiel patriota alemán que Graetz, comienza su Neueste Geschichte des Jiidischen Volkes (Novísima Historia del Pueblo Judío), Leipzig, 1907, directamente con la Revolución Francesa, a la que llama “amanecer de la libertad”. Y naturalmente que la Revolución Francesa es una fuerte línea divisoria, el comienzo de la novísima historia, en el tomo VIII (antepenúltimo) de la Historia Universal del Pueblo Judío, de Simón Dubnow.
 
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