El efecto contagioso de la paz

Los Acuerdos de Abraham comenzaron con la normalización de relaciones de Israel con Emiratos Árabes y Bahréin, a los que siguieron Marruecos y Sudán. La paz es contagiosa, en especial entre países con un enemigo común: ¿Quién será el próximo?

Como señalan Claudio Epelman y Mariano Caucino en el segundo episodio de nuestro podcast CJL IDEAS, estas cosas no suceden de golpe. Son largos procesos de negociación, de diplomacia silenciosa, que un día salen a la luz. Un acercamiento con Arabia Saudita solo sorprendería a un despistado.

“La paz no se produce, la paz es una decisión de los líderes”.

Cuando se anunciaron los Acuerdos, lo primero que descubrimos es que Israel ya tenía relaciones desde hace decenas de años con estos países. Y no solo a nivel diplomático y de inteligencia: también la sociedad civil estaba ávida de una normalización. Los pueblos celebraron los acuerdos, lo naturalizaron, se crearon rutas turísticas y comerciales y rápidamente se pusieron en marcha proyectos de cooperación. Este es el infinito valor que tiene la diplomacia.