Edición Nº42 - Noviembre 2017
Ed. Nº42: El Joint, el Congreso Judío, la DAIA y la ayuda a las víctimas de la Shoá en la Argentina
Por Ariel Raber
La labor de las organizaciones judías locales y la asistencia a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial no ha sido un gran foco de interés para la historiografía. En este sentido, el mayor desarrollo en el campo académico se dio sobre el análisis de las políticas migratorias respecto del ingreso de refugiados judíos y otros colectivos, mientras que en los últimos años se observan más trabajos que se preocupan por el estudio de la recepción temprana del conflicto por parte de la comunidad judía, sus prácticas conmemorativas y representaciones. [i] [ii]
Un abordaje sobre las colectas y campañas realizadas por la comunidad judía en Argentina para asistir a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial ponderado desde el análisis de los archivos de las principales organizaciones que actuaban en el campo de socorro permite mejorar la comprensión sobre los modos en los que la comunidad judía en Argentina se organizó para brindar asistencia a las víctimas durante el conflicto bélico y a los sobrevivientes de la Shoá en la posguerra.[iii]
Las investigaciones sobre las organizaciones de socorro que actuaban en el campo internacional han dedicado pocas menciones a América Latina, pero el análisis de sus archivos brinda la posibilidad de conocer de qué manera actuaron en la región y cómo se articuló el trabajo con las comunidades judías locales. Al mismo tiempo, esto permite repensar a través de una perspectiva trasnacional las dimensiones de abordaje del trabajo de asistencia a los sobrevivientes de la Shoá que realizaban las organizaciones judías desde Argentina y Sudamérica.
Organizaciones judías que intervenían en el campo de socorro internacional como el American Jewish Joint Distribution Committee (Joint) y el World Jewish Congress (Congreso Judío Mundial), que se disputaban entre sí los fondos de las colectas de las comunidades judías en Sudamérica para sus planes de ayuda de ultramar, establecieron sus oficinas centrales para la región en Argentina. De allí que no se pueda pensar en las colectas de la comunidad judía Argentina como un proceso aislado, sino como parte de un entramado más complejo y en un marco más amplio. Este tipo de coordinación a nivel regional e internacional se dio también en el plano migratorio, como se verá a continuación y el dinero recaudado en las campañas también se utilizó para financiar parte del trabajo administrativo de los organismos que se ocupaban de asistir a los familiares de los sobrevivientes que iniciaban los trámites para que sus parientes pudieran ingresar a Argentina u otros países de Sudamérica.
Antecedentes
La primera campaña unificada que se realizó en Argentina para recaudar fondos para ayudar a las víctimas de la guerra y al asentamiento judío en Palestina fue organizada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y por el Keren Hayesod. [iv] La mayor parte de las instituciones judías estaban afiliadas a la DAIA, que se creó a mediados de la década de 1930 para combatir el antisemitismo en Argentina.[v] Desde sus inicios la DAIA estuvo bajo la influencia de los partidos sionistas. Silvia Schenkolewsky sugiere que esto respondió no solamente al activismo político de los partidos sionistas, sino a un apoyo del proyecto sionista por parte de amplios sectores de la comunidad judía.[vi] La adhesión por parte de la DAIA a los principios del Congreso Judío Mundial explica mejor la configuración ideológica de las campañas de ayuda. Es decir, las campañas de ayuda a las víctimas judías de la guerra estuvieron enmarcadas dentro del proyecto político del Congreso Judío Mundial desde sus comienzos.[vii]
Simón Mirelman fue el primer presidente de la Campaña Pro Refugiados y Reconstrucción de Eretz Israel, quien años más tarde se convirtió en el líder de la colecta opositora que recolectó fondos para los programas de asistencia del Joint.[viii] La suma que se propuso recaudar en la primera campaña de 1938 fue de un millón de pesos y hasta 1940 se destinó la mitad de la recaudación al Congreso Judío Mundial y la otra mitad a la Agencia Judía.[ix] Esta unificación duró hasta 1941, cuando el Keren Hayesod comenzó su campaña por separado. A partir de ese momento, el Congreso Judío Mundial se convirtió en el beneficiario principal de las campañas organizadas por DAIA.
En 1942 un grupo un grupo influyente dentro de la comunidad judía liderado por Simón Mirelman planteó su disconformidad con la manera en que se realizaba la distribución de los fondos de las campañas.[x] Mirelman proponía realizar una campaña unificada y que los fondos se destinaran al Congreso Judío Mundial para su acción política, al Joint para la ayuda directa a las víctimas de la guerra y al Keren Hayesod para la ayuda al asentamiento judío en Palestina.[xi] Finalmente, en una asamblea de la DAIA de octubre de 1943 se planteó la votación de los proyectos para comenzar la nueva campaña, pero el grupo liderado por Mirelman fracasó y Alejandro Levin fue reelegido presidente del Comité Central de Ayuda a las Víctimas de la Guerra, el organismo que se encargaba de la administración de la campaña.[xii] Luego de la derrota del proyecto, bajo el liderazgo de Mirelman se creó la Junta de Ayuda Judía a las Víctimas de la Guerra, que se encargó de realizar las campañas de recaudación sobre las que el Joint fue el principal beneficiario y este último se hizo cargo de dar publicidad a la primera. Lo recaudado por la Junta debía utilizarse para financiar acciones de asistencia concreta y a la vez el Joint tenía que informar sobre los destinos de los fondos. Si bien la transparencia fue uno de los argumentos de campaña de la Junta, también sirvió para ganar la colaboración de gran parte de los contribuyentes que veían que los fondos que aportaban llegaban a destino en la forma en la que se había pactado.[xiii]
Como señala Bauer, el verdadero enemigo del Joint en la escena judía era el Congreso Judío Mundial.[xiv] El Congreso Judío Mundial intentó competir con el Joint en las actividades de socorro que se llevaban a cabo en Europa, aunque Segev mostró posteriormente que existieron algunos espacios en los que ambas organizaciones trabajaron juntas.[xv] Para Bauer, los intentos de alianza provinieron de parte del Congreso Judío Mundial que intentaba legitimar su postura en el campo del socorro, aunque el Joint nunca tuvo intención de llevar adelante una labor conjunta bajo el pretexto de que la primera era una organización política y no debía mediar en las actividades de socorro.[xvi] De todos modos y a pesar de este incidente, la rivalidad que existía en el plano internacional entre el Congreso Judío Mundial y el Joint no comenzó a verse en Argentina hasta 1942.
Si bien la configuración ideológica de las campañas estuvo estrechamente ligada a los principios que sostenía Congreso Judío Mundial de no separar el socorro de la acción política, uno de los reclamos por parte de la DAIA al Joint fue la imposibilidad de participar en la organización. En este sentido, la DAIA había participado desde la creación del Congreso Judío Mundial con una delegación de seis representantes.[xvii]
Desde un principio el Joint intentó revertir su imagen de “antisionista” a través de publicaciones en la prensa que mostraban sus inversiones en Palestina.[xviii] Incluso el rabino mizrají Joseph Lookstein, el primer orador visitante invitado a Sudamérica para la campaña del Joint, había intentado despegar a la institución de ciertas características que se le adjudicaban como su carácter de antisionista o antidemocrático.[xix]
La Junta, presidida por Simón Mirelman, fue una organización que funcionó con independencia de todas las otras, incluso luego de que sus miembros crearan una que tenía los mismos objetivos que la DAIA, lo que más adelante se tradujo en el ingreso de otro actor norteamericano de peso, el American Jewish Committee (AJC), que trabó su alianza con los opositores a la gravitación del Congreso Judío Mundial.[xx] De todos modos, en un principio este grupo descartó relaciones con el AJC por su carácter antisionista, esto sugiere repensar ciertas construcciones acerca de las adscripciones y posturas de este sector de la comunidad judía local y sus diferencias con otros casos como el de Estados Unidos. [xxi] [xxii]
Las campañas y la ayuda a las víctimas de la Segunda Guerra
A través de las colectas el conflicto entre el Joint y el Congreso Judío Mundial se trasladó a la esfera local. De todos modos, la campaña de la Junta planteó un desafío para el Comité Central, lo que resultó en que ambos comités comenzaran a centrar su estrategia en acciones de ayuda directa a las zonas de europeas. En los primeros tiempos de la contienda la oficina local de Congreso Judío Mundial promovió, especialmente a través de la prensa, acciones de ayuda para los judíos en Hungría. La estrategia inicial de la Junta fue la de ganar apoyos institucionales y sus primeras acciones se enfocaron especialmente sobre la ayuda a los judíos de Polonia. La intención del Jacob Ben Lightman, quien dirigía la oficina Sudamericana del Joint (que se había instalado en Buenos Aires en 1943), era obtener el apoyo de la Unión Central Israelita Polaca constituida por sociedades de residentes formadas por judíos oriundos de Polonia. De todos modos, y sobre todo por la oposición de su presidente Marc Turkow, la Unión Central Israelita Polaca mantuvo estrechos lazos con el Congreso Judío Mundial y no colaboró con el Joint. Por eso, por iniciativa del Joint se organizó un Consejo del Judaísmo Polaco integrado por varias sociedades de residentes de Polonia que coordinó la colecta de recaudación orientada al judaísmo polaco. Entre otros, el Joint también firmó un convenio con la sociedad de residentes de Bialistok, una de las más importantes, y el acuerdo quedó supeditado a que la ayuda se destinara a esa ciudad.[xxiii] Sin embargo, el Joint no pudo ganar los principales apoyos la comunidad judía sefaradí que siguió colaborando con el Comité Central.[xxiv]
El Comité Central se mostraba más fuerte que la Junta en los espacios públicos a través de los eventos organizados por la DAIA. Desde sus primeros años de creación contaba con comités de recaudación en distintos barrios de capital y del conurbano bonaerense, mientras que en el interior las filiales de DAIA solían ocuparse de la campaña. La Junta intentó replicar parte de esta estrategia y creó sus comités en algunas provincias. De todos modos, la contienda entre ambos recién se apaciguó en 1947 cuando se unificaron las campañas en Argentina bajo un mismo organismo que se llamó Ayuda, por un acuerdo entre las altas esferas del Joint y del Congreso Judío Mundial.[xxv]
Una buena parte de las recaudaciones se hacían a través de donaciones de bienes, alimentos y medicamentos que se enviaban directamente a Europa a través de embarques que partían desde Buenos Aires, tanto durante como luego de la Segunda Guerra Mundial. El Joint, por ejemplo, contaba además con la ayuda de dos organismos creados bajo el seno de la comunidad judeo-alemana para asistir en las actividades de socorro: Tacor, un taller femenino de costura y Obra, un comité de recaudación. Obra orientaba las recaudaciones en función de las necesidades de bienes y productos en Europa. Las donaciones al Comité Central y a la Junta también podían ser individuales o espontáneas.
Si se toma en cuenta solamente el ejercicio de la Junta para el año 1945, se puede observar que se recaudaron 73.480 prendas de ropa masculina, 40.761 prendas de ropa surtida, 750 pares de zapatos, 16.574 prendas de ropa para mujeres y niños, 1.000 frazadas, 47.000 litros de aceite, 24.000 kilos de manteca, 6.000 kilos de chocolate, 30.000 kilos de matzá, 4.000 kilos de huevo en polvo, 17.000 kilos de leche en polvo, 20.000 kilos de jabón para lavar, 5.000 kilos de jabón y aproximadamente 2.000 libros. A esto deben sumarse 3.000 libras esterlinas para los internados en la isla de Chipre, contribuciones por 80.000 pesos en medicinas, por 8.000 pesos para los hogares infantiles en Cracovia, por 100.000 para comestibles para las comunidades de Alemania, 25.000 pesos para vestimenta y calzado en Checoslovaquia y 25.000 pesos para los niños enfermos en Suiza. Además se realizaron contribuciones por 32.000 pesos para los servicios de emigración del Joint y 34.305 para la Hebrew Immigrant Aid Society (HIAS).[xxvi]
Estos números pertenecen solamente a las colectas para contribuir con el trabajo del Joint, mientras que la campaña organizada por el Comité Central cuyo mayor beneficiario era el Congreso Judío Mundial recaudaba montos similares. A esto hay que agregar la recaudación del Joint para el resto de América Latina, cuyo total era igual a lo que se percibía en Argentina. De allí que según el cálculo realizado por la oficina Sudamericana del Joint, con la unificación de las dos campañas el presupuesto para América Latina se duplicaría.[xxvii]
Los comités locales asistían a las organizaciones internacionales para conseguir los permisos por parte del gobierno argentino para realizar los envíos marítimos y las remesas de dinero al exterior, lo que no era tarea fácil por las restricciones del período. Las campañas también financiaban parte de la labor de los organismos que se ocupaban de la asistencia a refugiados. Luego de la posguerra el Joint se enfocó también en facilitar la inmigración de los sobrevivientes del Holocausto hacia los países sudamericanos. Para esto, la oficina del Joint que estaba en Buenos Aires coordinaba los trabajos migratorios con los comités de las comunidades judías locales. Estos comités tramitaban los casos de inmigración directamente con las oficinas europeas del Joint.[xxviii] Desde un principio, los casos de inmigración hacia la Argentina fueron manejados por la Asociación Filantrópica Israelita (AFI) y el trabajo fue financiado parcialmente con el dinero recolectado por la Junta.
La Junta también colaboraba con la Sociedad de Protección a los Inmigrantes Israelitas (Soprotimis) que asistía a los familiares de los sobrevivientes para que sus parientes ingresaran a Argentina o a los países limítrofes. El Comité Central también ofreció su ayuda a Soprotimis a través de pasajes subsidiados por el Congreso Judío Mundial, y este último también se ocupó de asistir en la emigración a Sudamérica iniciada la posguerra.[xxix] Tras la unificación de las colectas, la Junta y el Comité Central devinieron en un organismo que se llamó Ayuda, que también le asignó porcentajes fijos, aunque menores, a HIAS, ORT y OSE. Anteriormente estos organismos negociaban sus porcentajes con el Congreso Judío Mundial sobre las campañas en Sudamérica.[xxx]
A modo de conclusión
Este artículo se enfocó en mostrar algunos de los aspectos de las colectas que se organizaron en Argentina para asistir a las víctimas de la guerra y posteriormente a los sobrevivientes del Holocausto. Si bien, en estas páginas no fue posible dar cuenta de toda a complejidad del tema, se intentó problematizar ciertas cuestiones que se consideran relevantes. Por un lado, la dimensión trasnacional que debe ser tenida en cuenta en el abordaje de las colectas en Sudamérica para asistir a las víctimas de la Segunda Guerra. Por otro, que es importante analizar la forma en la que se organizó la ayuda a los refugiados desde Sudamérica, más allá de los valores nominales de las recaudaciones.
Las colectas fueron una parte del trabajo de ayuda que los organismos de socorro que actuaban en el campo internacional y local realizaron para asistir a las víctimas de la guerra y a los refugiados y, por tanto, su análisis debe tener en cuenta este contexto. El predominio del Joint en el campo del socorro y los cambios en las actividades del Congreso Judío Mundial en la posguerra fueron un determinante para la unificación de las campañas, de allí que no pueda considerarse al caso de Argentina de forma aislada, sino en un marco trasnacional y en un espacio en el que las tensiones entre los dos organismos adquirieron su propia dinámica en el ámbito local.
[i] El autor que más ha contribuido al desarrollo del campo de estudio sobre refugiados judíos en Argentina es Leonardo Senkman. Véanse Leonardo Senkman, «La Argentina neutral de 1940 ante los refugiados españoles y judíos», Ciclos Año V, VoL V, N* 9, 2do. semestre de 1995 (1995); Leonardo Senkman, «La cuestión de los refugiados judíos en Argentina y Brasil: la perspectiva de la política internacional y del neutralismo, 1938-1942», en Entre la aceptación y el rechazo, América Latina y los refugiados del nazismo (Jerusalem: Yad Vashem, 2003); Leonardo Senkman, «La política migratoria de Argentina y los refugiados judíos, ucranianos y croatas (1945- 1948)», Proceedings of the World Congress of Jewish Studies Vol. Division B, Volume Iii: The History Of The Jewish People (The Modern Times) (1985): 225-32; Leonardo Senkman, «Las relaciones Estados Unidos-Argentina y la cuestión de los refugiados de la posguerra», Judaica Latinoamericana, 1988, 90-114; Leonardo Senkman, «Perón y la entrada de técnicos alemanes y colaboracionistas con los nazis, 1947- 1949: Un caso de cadena migratoria», Estudios Migratorios Latinoamericanos 110 (1995): 673-704; Leonardo Senkman, «Política internacional e inmigración europea en la Argentina de posguerra (1945-1948). El caso de los refugiados», Estudios Migratorios Latinoamericanos 1 (1985): 107-25; Leonardo Senkman, Argentina, la Segunda Guerra Mundial y los refugiados indeseables, 1933-1945 (Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1991). Véase también Miguel Galante y Daniel Feierstein, «Argentina and the Holocaust: The Conceptions and Policies of Argentine Diplomacy, 1933-1945», Yad Vashem Studies XXVII (1999); Haim Avni, Argentina y la historia de la inmigración judía: 1810-1950 (Jerusalem: Amia & Magnes, 1983); Carolina Biernat, ¿Buenos o útiles? La política inmigratoria del peronismo (Buenos Aires: Biblos, 2007); Fernando Devoto, «El revés de la trama: políticas migratorias y prácticas administrativas en la Argentina (1919-1949)», Desarrollo Económico Vol. 41, N 162 (2001); Leonardo Senkman, «Etnicidad e inmigración durante el primer peronismo», Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Vol. 3, N. 2, 1992; Elvira Rissech, «Inmigración judía a la Argentina, 1938- 1942. Entre la aceptación y el rechazo», Rumbos: el judaísmo, el sionismo e Israel N 15 (1986); Miguel & Feierstein Galante Daniel, «La Cancillería argentina durante la Shoá. Representaciones y prácticas en torno al amparo diplomático.», Indice 21 (2001): 209-81; María Cacopardo y María Barbero, «La inmigración europea a la Argentina en la segunda posguerra: viejos mitos y nuevas condiciones.», Estudios Migratorios Latinoamericanos Año 6, N. 19 (1991); Mónica Quijada, «La Selectividad Etnica en la Política Inmigratoria del Primer Gobierno Peronista. Una propuesta de Reinterpretación», 1990; Senkman, «Las relaciones Estados Unidos-Argentina y la cuestión de los refugiados de la posguerra»; Dora Schwarzstein, «Migración, refugio y exilio: categorías, prácticas y representaciones», Estudios Migratorios Latinoamericanos Año 16, N 48 (2001). Véase algunos estudios específicos sobre las organizaciones judías y la recepción de refugiados en Argentina Leonardo Senkman, «Attitudes of the Jewish Community in Buenos Aires towards Holocaust Survivors», en Holocaust Survivors: Resettlement, Memories, Identities, ed. Françoise S. Ouzan y Judy Tydor Baumel-Schwartz (New York: Berghahn, 2011), 258-73; Leonardo Senkman, «Los sobrevivientes de la Shoa en Argentina: su imagen y memoria en la sociedad general y judía: 1945-50», Arquivo Maaravi: Revista Digital de Estudos Judaicos da UFMG – Volume 1, N. 1, 2007; Theodor Barh Shalom, La Organización Soprotimis y la absorción de inmigrantes judíos en Argentina (en Hebreo) (Instituto de Avraham Harman de Historia Judía Contemporánea, 1971); Yehuda Levin, «Situación social y representación de los inmigrantes entre dos revoluciones militares: Absorción de inmigrantes judíos a la Argentina a través de la Organización SOPROTIMIS, 1930-1943 (hebreo), Tesis MA inédita» (Tel Aviv University, 1988).
[ii] Edna Aizenberg, «The Other Gerchunoff and the Visual Representation of the Shoha», en The New Jewish Argentina: Facets of Jewish Experiences in the Southern Cone (BRILL, 2012), 413; Malena Chinski, «Un catálogo en memoria del judaísmo polaco. La colección Dos poylishe yidntum, Buenos Aires, 1946-1966», en Marginados y consagrados. Nuevos estudios sobre la vida judía en Argentina (Buenos Aires: Lumiere, 2001), 213-38; Malena Chinski, «Ilustrar la memoria: las imágenes de tapa de la colección Dos poylishe yidntum (El judaísmo polaco), Buenos Aires, 1946-1966», Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe 23/1 (Dossier: Contra la corriente: nuevos estudios sobre los latinoamericanos judíos, 2012, 11-33; Malena Chinski, «The “Generation Without Grandparents”. Witnesses and Companions to an Unfinished Search», en Third-Generation Holocaust Narratives: Memory in Memoir and Fiction (Lexington Books, 2016).
[iii] Un artículo de Silvia Schenkolewsky ha abordado las campañas de ayuda. El interés de este estudio está centrado en el desarrollo de la política institucional de la comunidad judía en Argentina, aunque no en las formas en que se desarrolló la ayuda. Silvia Schenkolewsky, «Los comunistas y los no sionistas en la argentina y la ayuda a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial desde el prisma del Joint», Judaica Latinoamericana. Estudios Históricos, Sociales y Literarios Vol 6 (2009).
[iv] «La Campaña Pro Refugiados y Reconstrucción de Eretz Israel», Mundo Israelita, 11 de mayo de 1938.
[v] Daniel Lvovich, Nacionalismo y Antisemitismo En La Argentina (Barcelona: Buenos Aires, 2003), 322.
[vi] Silvia Schenkolewsky, «The Influence of the Zionist Movement on the Organization of the Argentinian Jewish Community: The Case of the DAIA 1933-1946», Studies in Zionism, 1991, 20.
[vii] Sobre el Congreso Judío Mundial, véase Zohar Segev, The World Jewish Congress during the Holocaust. Between Activism and Restraint (Berlin/ Boston: Walter de Gruyter GmbH, 2014).
[viii] Simón Mirelman fue un activista comunitario y empresario textil que pertenecía a círculos influyentes de la comunidad judía.
[ix] «Cómo se distribuirá el dinero de la campaña de los cinco millones», Mundo Israelita, 6 de enero de 1940.
[x]El grupo que lideraba Mirelman intentaría además plantear un proyecto de reforma en la DAIA. Véanse Actas CIRA, Museo Judío de Buenos Aires. Véase también Lawrence Bell, «The Jews and Peron: Communal Politics and National Identity in Peronist Argentina, 1946-1955.(Disertación)», Disponible en https://etd.ohiolink.edu de 2002.
[xi] Ariel Raber, «Refugio y socorro: Los organismos de ayuda, la comunidad judía argentina y los sobrevivientes del Holocausto (1945-1952)» (Universidad Torcuato Di Tella, mimeo).
[xii]«Por amplia mayoría la asamblea de la DAIA aprobó el plan para la campaña de ayuda», Mundo Israelita, 30 de octubre de 1943. En el mismo artículo el semanario se mofaba de la oposición, especialmente de quien fue el férreo defensor del proyecto que perdió, Alberto Klein. Véase Ariel Raber, «Imágenes de la Segunda Guerra Mundial a través de la prensa judía argentina: el caso de Mundo Israelita», 2016.
[xiii] Ariel Raber, «Refugio y socorro: Los organismos de ayuda, la comunidad judía argentina y los sobrevivientes del Holocausto (1945-1952)».