Edición Nº41- Septiembre 2017
Ed. Nº41: 50 años de la Guerra de los Seis Días: ¿Triunfo y destrucción?
Por Gabriel A. Minkowicz
Junio de 1967 no solo marca una fecha en la cual el joven Estado de Israel gana una de sus mayores batallas, sino que es también el año en el cual en todo Medio Oriente se produjo un cambio rotundo y un nuevo status quo que sigue rígido hasta nuestros días.
La Guerra de los Seis días no fue solamente un conflicto bélico en donde un ejército enfrentó a otros cinco (Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano), sino que fue también un enfrentamiento entre dos civilizaciones totalmente diferentes, donde el nuevo Estado de Israel se defendía para poder así seguir existiendo como tal. El resultado de este evento tan importante del siglo XX en Medio Oriente hizo entender definitivamente a los Estados árabes de la región que sería sumamente difícil (¿imposible?) derrotar al Estado de Israel en enfrentamientos bélicos. Es más, los conduciría a la comprensión de que tendrían que vivir a la par de éste por tiempo indeterminado. Dos de estos países establecieron posteriormente acuerdos de Paz: Egipto en 1977 y Jordania en 1992. No obstante, es cierto que esta no fue la última batalla con Estados árabes. Seguido a la Guerra de los Seis Días en junio del 1967, prosiguió la Guerra de Desgaste en los años ‘70 y después la de Iom Kipur 1973, en donde Israel fue sorprendido, a pesar de la gran victoria de 1967[1].
Como remarqué antes, la Guerra de los Seis Días fue un enfrentamiento bélico en donde dos civilizaciones totalmente distintas se enfrentaban entre sí. Y el resultado de esta marcaría una nueva era en Medio Oriente. La victoria de Israel provocaría también un impacto psicológico profundo en los países árabes de la región, la cual sigue vigente hasta nuestro presente. Este no solamente influenciaría a los líderes de los Estados árabes, sino también a las distintas sociedades de Medio Oriente.
Resultados de la Guerra – Nuevo Medio Oriente
En tan solo seis días Israel cuadriplica su territorio, dejando sus fronteras seguras contra las olas de ataques de los Estados árabes de la zona. Israel consigue destruir los ejércitos de sus enemigos y se asegura así, territorios estratégicos, los cuales le permitirán asegurar su continuidad como Estado Judío y democrático dentro de un Medio Oriente inestable. La conquista de la península del Sinaí y la frontera de Gaza le permitió a Israel persuadir a su gran enemigo, Egipto. En el norte Israel arrasa con las tropas Sirias y se queda con los territorios de las Alturas del Golán. Paralelamente, tropas israelíes se enfrentaban con las tropas de Jordania, las cuales controlaban Cisjordania y la Ciudad de Jerusalem desde el final de la guerra de la Independencia en 1949. Las tropas Israelíes avanzarían y conquistarían Cisjordania, y así se “liberaría” la ciudad sagrada de Jerusalem. Este hecho rompería el acuerdo de alto al fuego acordado en 1949.
En la guerra de los Seis Días Israel conquistó grandes territorios, los cuales no pensó que llegaría a eso con tan solo 19 años de “edad”. No está mal decir que Israel conquistó territorios. La historia nos enseña que en las grandes guerras, batallas o conflictos bélicos, es éste unos de los resultados. Por esto también, el triunfante impone su política u régimen en éstos.
Es por eso que no está mal decir que Israel rompió el tratado de alto al fuego del ’49, conocido actualmente como «la línea verde», porque fue eso lo que pasó. Lo que tampoco está de más decir es que Israel durante las épocas de las guerras luchó por su supervivencia en una región inestable, mientras enemigos del Estado amenazaban con destruirlo. Lo que tenemos que reflexionar hoy, después de 50 años, son las consecuencias de aquellas acciones del Estado de Israel con las poblaciones que residían en esos territorios, sobre los cuales no se tenía tanto conocimiento. Asimismo, teniendo en cuenta la situación actual, qué es lo que debería hacer hoy para terminar con el estado de situación actual.
El Pueblo Olvidado
Es difícil de explicar y describir el impacto psicológico que produjo la guerra de los Seis Días en todos los países árabes de la región. La sensación de frustración y derrota los llevaría a entender que les sería imposible derrotar a Israel en una guerra “tradicional”. El triunfo de Israel en esta guerra les dará a entender a los Estados árabes que no podrán llevar a cabo uno de sus mayores objetivos desde 1948: Liberar a Palestina del “régimen sionista”. Es importante recordar que durante el mandato Británico entre 1917-1947, toda la zona hoy conocida como Israel y la Autoridad Palestina, era llamada Palestina. Aquellos ciudadanos que vivían en ella, sin importar nación o religión, eran llamados palestinos. Esto cambiaría en el mes de mayo de 1948, cuando Israel declaró su Independencia como consecuencia de la resolución de Naciones Unidas[2]. Los árabes de esta región seguirían llamándose palestinos y así también empezaría un proceso de identificación y nacionalismo en ellos.
Los palestinos desplazados y refugiados como resultado de la guerra de la independencia (Franja de Gaza, en ese entonces pertenecía a Egipto, Líbano, Cisjordania/Jordania, Siria y aquellos que quedaron dentro del nuevo territorio de Israel) esperarían ser “liberados” por sus “colegas” de los distintos países árabes de la región. Pero la frustración que dejó la guerra de los Seis Días condujo también a dejar de lado uno de los objetivos principales del panarabismo: Liberar a Palestina. Esto dejaría a los palestinos en una situación aún más compleja y hasta de inferioridad.
Por otra parte, Israel, nueva potencia en Medio Oriente, comienza a administrar territorios en los cuales no había estado desde la época bíblica. En estos mismos se concentran la mayor cantidad de palestinos, especialmente en la Franja de Gaza y en Cisjordania. Según esta decisión, Israel tendría que tomar responsabilidad por estos “nuevos” ciudadanos y brindarles así las mismas condiciones y beneficios que todo israelí recibe. Esto también da lugar a que los “nuevos” ciudadanos tendrán que cumplir las mismas obligaciones que cualquier ciudadano de Israel. Pero no es lo que exactamente pasó. Israel establece una zona con presencia militar en estas aéreas impulsado por la doble situación planteada: la falta de voluntad de incluirse en la sociedad israelí y la poca predisposición a hacerlo.
Paralelamente, los gobiernos que vinieron después de la Guerra de los Seis Días fomentaron la construcción de nuevos asentamientos, tanto en la franja de Gaza como en Cisjordania. Esta misma política acarreó un cambio, el cual llevaría el conflicto entre árabes e judíos (israelíes desde 1948) a una nueva fase, la cual se empezará a conocer como el conflicto entre Israel y Palestina. En esta, Israel estableció políticas y decisiones las cuales influyeron hasta el presente. Los asentamientos de Cisjordania traerán consecuencias sociales, políticas, diplomáticas y religiosas al joven Estado de Israel. El mundo empezaría así a juzgar a Israel como el nuevo “Goliat” de Medio Oriente, el cual no permite la liberación de Palestina.
La conquista y liberación de territorios después de la Guerra de los Seis Días, sumado al establecimiento de nuevas colonias judías en estos, tendrían lugar a repercusiones locales e internacionales para Israel. Efectos que hoy, después de 50 años, israelíes se preguntan si fue o no una gran victoria para Israel, el haber anexado estos territorios y establecer en ellos nuevos asentamientos.
¿Una simple pregunta?
La gran victoria le permitió a Israel conquistar territorios a los que no se hubiese imaginado llegar. Pero hay algo que resulta importante resaltar y es que el pueblo judío, después de miles de años de exilio, vuelve a sus tierras y dentro de estas, a la ciudad sagrada de Jerusalem. Vuelve como resultado y después de una guerra. ¿Pero acaso hubo alguna otra alternativa en ese junio de 1967 en donde tropas de cinco países árabes amenazaban con destruir al Estado de Israel? Líderes sionistas y la misma sociedad israelí se encontraron con una realidad a la cual no creyeron llegar. Aún más, previo de la guerra, se hablaba de un segundo Holocausto. Pero el escenario fue distinto, y en tan solo seis días el pueblo de Israel conquista, libera y triunfa en la batalla.
Es cierto que hoy, después de 50 años de lo acontecido en la Guerra de los Seis Días existen en la sociedad israelí preguntas acerca de si fue bueno o malo establecerse en estos territorios. Pero lo que si hay que entender es aquel presente de junio de 1967. El efecto psicológico y hasta de gloria causado por el triunfo, sumado a los miles de años de exilio, comprendiendo que Israel pasaba a convertirse en potencia y por sobre todo, la vuelta a los lugares sagrados. Es imposible explicar a personas que no vivieron ese momento histórico y que hoy viven en Israel, el “éxtasis” de la sociedad en junio de 1967. La sensación de victoria, buscada por muchos siglos….
Después de haber tratado de explicar la situación en la cual Israel y su sociedad se encontraron luego del triunfo en la Guerra de los Seis Días, hay también que hacerse una simple pregunta. ¿Es posible renunciar o ceder nuevamente estos territorios conquistados u liberados los cuales el pueblo judío no puedo estar en ellos durante miles de años? En mi humilde opinión, es una pregunta que es muy difícil de contestar. Tal vez hoy, después de 50 años, se puede tener otra perspectiva diferente a la del 67′. Pero en ese famoso junio, el mismo éxtasis que albergaba en toda la sociedad, sin importar ideología o inclinación religiosa, fue tal vez el factor que produjo una ceguera de las consecuencias que podría tener.
«Eretz Israel Ha-Shlema, Israel Completo»
Esta misma simple y tan profunda pregunta, condujo también hacia una “nueva y vieja idea” para el pueblo de judío, establecido ya en su tierra, Israel. Eretz Israel Ha-Shlema, Israel Completo, era un hecho después de las conquistas y triunfo de las tropas israelíes en los distintos frentes. El retorno a los lugares sagrados para el pueblo judío, incluyendo la tierra santa de Jerusalem, era una idea prácticamente imposible de imaginar para el joven Estado sionista.
La idea de volver a establecerse en estas tierras, política que empezará a fomentarse a raíz de la victoria, traería consigo un descontento de los árabes locales. Tal vez aquel mismo “descontento” que tuvieron en la era de las aliot. Pero a diferencia de aquel entonces, en donde no había naciones, los únicos que no pudieron levantarse como Estado eran los palestinos.
Eretz Israel Ha-Shlema, en aquel entonces, era tal vez lo correcto y hasta lógico de llevar acabo. Pero era difícil poder pensar lo que pudiese pasar en los próximos 50 años. El establecimiento de nuevas colonias en los territorios conquistados y la expansión de estos, producirá un cambio físico en la nueva Cisjordania.
El triunfo logrado en la guerra de los Seis Días traerá, décadas más tarde, un agravamiento más profundo del conflicto Árabe – Israelí, para pasar a llamarse Palestino – Israelí. Traerá consigo un problema a la hora de remarcar el mapa físico de Israel. Mapa en donde la ciudad de Jerusalem y sus alrededores se encontrarán divididos años más tarde por aquella famosa muralla de defensa, como resultado de la segunda intifada[3]. Los gobiernos de Israel empezarán a entender que el levantamiento de los palestinos será algo que no se podrá vencer, como sí lo hicieron en las distintas guerras contra los estados árabes. Se empezó a analizar nuevamente la idea de poder llegar algún acuerdo a través de negociaciones e intercambio de territorios. Israel empezó a entender que si existe una opresión por parte del Estado hacia el pueblo palestino, éste luchará de una manera radical por su independencia. El terror nunca será un medio para poder llegar así a algún acuerdo entre ambas partes. Una de las conclusiones más centrales después de muchos años, es que será muy difícil poder vivir en paz con nuestros vecinos siguiendo la idea de Eretz Israel Ha-Shlema. Tal vez aquella victoria de hace 50 años creó también una realidad de la cual será muy difícil volver atrás. Una realidad por medio de la cual Israel y su fomentación por los nuevos asentamientos en Cisjordania y en la franja Gaza, provocarían en nativos una sensación de frustración y opresión, la cual llevó a cometer actos radicales e violentos usando el terrorismo como su mejor herramienta. Pero tampoco podemos olvidar que se trata de los lugares sagrados para nuestro pueblo. Lugares en los cuales fuimos “echados” por otros conquistadores y que nuevamente después de miles de años de exilio, volvemos a recuperarlos.
Libertad de culto
Como consecuencia de los hechos descritos, los lugares sagrados para las tres grandes religiones que predominan en el mismo territorio (el santo sepulcro para los cristianos, el Monte del Templo para los musulmanes y judíos y el Muro de los Lamentos para los judíos) quedarían bajo la órbita israelí, dejando como resultado a Israel como el nuevo “custodio” de los templos sagrados. Desde allí hay que reconocer la sana política adoptada por el gobierno israelí con respecto a éstos. La misma tiene como objetivo procurar un status quo que permita la continuidad y la coexistencia dentro de la ciudad de Jerusalem. Israel comprende la importancia de entregar dichos santuarios a los líderes religiosos de las respectivas religiones. El Estado de Israel se quedó con el control de la Ciudad de Jerusalem y su seguridad, pero no a cargo de las actividades dentro de éstos. Tanto los líderes cristianos como musulmanes se harán cargo de dichos templos. Israel impone así la libertad de culto dentro de Jerusalem, dejando que millones de creyentes de todo el mundo visiten la ciudad sagrada. Esta política sigue rígida hasta nuestro presente. Esta política, no difundida por los medios en nuestros días, es tal vez uno de los mejores resultados de la guerra de los Seis Días, la cual permite a muchos creyentes de distintas religiones llegar a Tierra Santa y visitar los distintos santuarios.
¿David vs Goliat? ¿Cambio de roles?
No hay duda que Israel, después de la Guerra de los Seis Días, se convierte en la potencia de Medio Oriente. Con esto, el mapa geopolítico toma un cambio radical, el cual trajo consecuencias hasta nuestro presente. Israel pasó de ser un “joven país” a potencia en tan solo 19 años, dejó la honda de David para utilizar los mejores tanques y una de las mejores fuerzas aéreas. El Estado de Israel pasó a ser el único país democrático de la región, estableció lazos importantes con distintas potencias mundiales, los cuales promueven y patrocinaran su crecimiento. El joven Estado se preocupó por aumentar su población, alentando la aliá, se convirtió en cuna de emprendimientos tecnológicos y científicos, los cuales son aplicados en distintas partes de mundo. Israel se transformó en “Start-Up Nation”, un país del cual distintas sociedades tomarán su ecosistema como ejemplo.
Paralelo al éxito y fortalecimiento de Israel, y a raíz de junio de 1967, los países vecinos empezaron a tener “envidia” y hasta enojo hacia el joven Estado Sionista. En donde además, una población local quedaría atrapada y olvidada pidiendo ser liberada y declarar su independencia. No quiere decir que Israel haya hecho solamente cosas erróneas, también lo que nos tenemos que preguntar, es si el otro lado, Palestina, quiso realmente llegar a algún acuerdo o si realmente pueden tomar la responsabilidad de levantarse como Estado. Lo que sí sabemos es que la guerra de los Seis Días marcó una nueva era en Medio Oriente, la cual permitió que los roles de David y Goliat hayan cambiado para el resto del mundo. ¿Es esto cierto? ¿Israel pasó a ser Goliat? ¿Podemos determinar hoy que Palestina es el nuevo David? Personalmente creo que las respuestas a estas preguntas son personales, pero deben estar basadas en la historia y los hechos. Lo que no hay que olvidar es la causa de esta guerra, en la cual los países árabes promovían la destrucción de Israel, y en donde éste se ocupó de defenderse y adaptarse, como país judío y democrático, y así cuidar su existencia como Estado. Israel supo defenderse y atacar en las distintas guerras, y fue su poder de adaptación el que le permitió establecerse como potencia en la zona. Esta cualidad de adaptación no viene solo con buenas decisiones, sino también con un entendimiento colectivo de la sociedad. Este mismo entendimiento es tal vez el que está ausente en nuestro presente, el cual tal vez permite que Eretz Israel Ha-Shlema avance sin fronteras y sin respetar a diferentes culturas. Es cierto que muchas veces el respeto no viene por parte del otro lado, pero siempre supimos defendernos y dar a entender al otro lado que no conviene enfrentarse o ser “irrespetuoso” con Israel.
A modo de cierre
Es difícil deducir si hubo un cambio de roles, lo que si sabemos debido a hechos históricos es que aquel joven Estado Sionista entendió perfectamente cuales eran sus desventajas en Medio Oriente. Esto le permitió enfocarse en sus necesidades más urgentes. La primera fue defender y conservar la existencia del Estado. En el día de hoy, Israel no corre ese peligro. Lo que tal vez tendremos que preguntarnos nuevamente es si esos territorios, liberados y conquistados, nos perjudicarán en un futuro no muy lejano para poder proseguir con un Estado judío y democrático, si la tenencia de éstos nos asegurarán un Estado para los hijos de nuestros nietos. La gran victoria bélica y cultural de junio de 1967 trajo consigo consecuencias en todos los aspectos, los cuales determinarán el presente el cual vivimos. Pero aún más, determinarán el futuro del Estado de Israel.
[1] La guerra comenzó cuando la coalición árabe lanzó un ataque sorpresa conjunto sobre las posiciones israelíes en los territorios ganados después de la guerra de los seis días por Israel, en Yom Kipur, el día más sagrado para judaísmo
[2] Resoluciones de Naciones Unidas que afectan al conflicto árabe-israelí, emitidas tanto por el Consejo de Seguridad como por la Asamblea General
[3] Se denomina Intifada al levantamiento popular. Intifada Al-Aqsa, o Segunda Intifada, a la oleada de violencia que se inició a partir del 29 de septiembre de 2000 en los territorios palestinos e Israel.