Coloquio

Edición Nº40 - Julio 2017

Ed. Nº40: 85 palomas blancas

Por Sofia Guterman

Se cumplen 23 años del atentado terrorista contra la AMIA, 23 años de un hecho trágico, rojo de sangre y negro de impunidad. A los familiares de las víctimas, el 18 de julio de 1994, nos acompaña cada día. Nos transformó, nos deformó. Contamos la historia una y otra vez, como medida de esperanza por la Justicia tan esperada, como advertencia para que no vuelva a pasar.


Necesitamos Justicia. La necesitamos para vivir, para respirar, para que nuestros muertos puedan descansar en paz. No queremos más mentiras que nos ahogan. No queremos más cortinas de humo, ni más espejos trucados. Se respira impunidad, una impunidad que mantiene su reinado alimentada por los culpables, los cómplices, los encubridores y los indiferentes.

Seguiremos nuestra lucha en un mundo donde la miopía se convirtió en oficio y en Ley y que arrastra emociones espantosas, dolores que no cesan, envueltos en una profunda impotencia.

 

Fue duro y lento mentalizar a la sociedad que el atentado nos tocó a todos. Fue duro convencer a los apáticos y a los indiferentes, si bien algunos quedan.

 

Los familiares sacamos a las víctimas de la bomba asesina, de un frío número estadístico. Les dimos nombres, rostros, sueños…

 

Los instalamos en la Memoria, ese algo tan especial que uno enchufa y desenchufa a voluntad, pero que la mayor parte de la sociedad la mantienen conectada. La Memoria es una forma de sublime justicia por la sangre vertida, por la vida perdida. La Memoria, es identidad.

 

Ella llega allí donde están, donde no existe la oscuridad ni la luz. La Memoria llega allí donde se desvanecen las palabras. La Memoria es la que dice:

 

Ochenta y cinco palomas blancas

 

La bomba asesina se alzó victoriosa
entre nubes de humo, de sangre y horror.
Vidas inocentes quedaron tronchadas
en una celada de odio y furor.

 

Son blancas palomas que juntas partieron
batiendo sus alas, camino hacia Dios.
Volaron tan alto que jamás volvieron,
allí se quedaron, porque allí hay Amor.

 

Viven dentro nuestro y en el corazón del pueblo,
pidiendo que todos vivamos en paz,
que amemos la Vida, única y sagrada
y que la Memoria no muera jamás.

 

Que la Justicia sea ganadora,
que nadie halle placer en la crueldad,
que se entrelacen las manos de todas,
para que reine la solidaridad.

 

Que el terrorismo sea derrotado
y los violentos no puedan obrar.
¡Que suenen las risas!¡Que haya un futuro!
Que los niños jueguen y crezcan en Paz.

 

Que nadie se muera de muerte violenta,
que el sol ilumine un Mundo cordial.
Ellos no pudieron concretar sus sueños
por culpa de seres llenos de maldad.

 

Luchemos por ellos, por los muertos nuestros.
Por lo que ellos fueron y se les quitó.
Fuimos todos víctimas de asesinos locos,
que a cuántos mataban,no les importó.

 

Son blancas palomas que juntas partieron,
batiendo sus alas, camino hacia Dios.
¡Nunca los olviden! Son parte del Pueblo
que debe llevarlos en su corazón.