Coloquio

Edición Nº26 - Octubre 1994

Ed. Nº26: La mujer sefardí en su rol de transmisora del legado

Por Matilde Gini de Barnatán

La tradición judía, legado de la Providencia entregado a la humanidad, ofrece una Ley, cuyo profundo mar de normas morales y éticas rige la vida en términos de justicia, responsabilidad personal y ejercicio de la solidaridad. El constante empeño en respetar la Ley ha sido la luz-guía en la azarosa historia del pueblo judío y el desencadenante que lo ha conducido a situaciones extremas, hasta el límite mismo de su propia existencia.

El tema que hemos de tratar, inserto en el judaísmo español, destaca uno de los eslabones más valiosos desde el punto de vista de la creatividad y florecimiento de un pueblo, en medio de las naciones en que viviera. Y si, de hecho, impacto cultural y social, aporte de talento, ideas, quehacer científico y poético, etc., son reconocidas influencias, aún muchas otras no tan visibles o quizás subyacentes y a descubrir, ofrecen el desafío al investigador en nuestros días.

En el perfil polifacético de la mujer en el judaísmo existe —creemos— un impresionante caudal humano, que erróneamente se presenta en un perfil desdibujado y atribuible sólo a un rol contemplativo, cuando no desvalorizante. Sin embargo, es preciso interpretar ya desde las fuentes bíblicas, la fuerza y acción de la figura femenina, desde consideraciones, argumentaciones y citas exegéticas no suficientemente analizadas en su rol valioso, pero muy especialmente desde la interpretación mística, en que la mujer accede a una condición altamente valorizada; en estas premisas enmarcamos nuestro trabajo, al rescate de la conservación y herencia de un valioso legado.

Algunas tradiciones orales, producciones de diversos géneros, rituales o fórmulas místicas que han conocido pueblos de la antigüedad, han sido recogidas también por las mujeres sefardíes, y a ellas incorporaron otras tradiciones, exégesis bíblicas, liturgia, oraciones e himnos sagrados, literaturas populares, usos y costumbres muchas veces atesorados en refranes, cuentos, folklore o canción, todo ello recogido con la seriedad de unas señas de identidad y patrimonio exclusivo y fiel entre las comunidades sefardíes, dispersas como una diadema en el Mediterráneo y el Asia Menor, que se extendían desde Viena hasta el norte de África.

Esas señas de identidad que las aislaba de la realidad externa, permitía el fenómeno testimonial y en parte hermético y por ello mismo enriquecedor por su carácter conservador, aunque fue esto mismo el factor que las sumía en condiciones de decadencia cultural; y por estos motivos, en estas comunidades se crearon fenómenos de doble condición cultural.

Las mismas tradiciones que elaboraban con sencilla filosofía, se reflejaban en su modo de vida donde el cuento, el refrán y la canción ofrecían funciones moralizadoras y éticas con ejemplos no exentos de humor y picardía.

La práctica de rituales místicos, aparece muy bien documentada en la magnífica obra de Michel Molho,1 cuya recolección ilustra ricamente los usos y costumbres de Salónica y cuyo alto valor de conservación ha sido salvaguardado, antes que esta bella ciudad fuera devastada como tantas otras por la hecatombe nazi que destruyó las florecientes comunidades sefardíes. Son igualmente destacables las tradiciones, rituales y cultos místicos conservados entre los marroquíes y judeomagrebíes, que no son exclusivos de los hombres sino también de mujeres y la familia toda.

Este fenómeno impresionante de la recuperación del patrimonio oral, posible a través de la mujer sefardí, y que suscita el mayor interés y estudio para el conocimiento de parte de un universo que brilló de esplendor hace siglos en España, y se ha acrecentado con diásporas posteriores entre los sefardíes, señala que ha sido la mujerquien recibe esta transferencia y este rol de preservadora y continuadora del legado. Las consideraciones no se basan en teorías demostrables ni en hechos científicamente comprobables, no hay explicación para esta específica condición de la memoria; de esta permanencia que sorprende, subyuga y fascina; de esta continuidad a través de los siglos, sociedades y geografías ¡fenómenos cuyos códigos han interpretado las mujeres sefardíes y así ha sido señalado por los estudiosos del tema:

“Los proverbios y adagios judeoespañoles son muy numerosos. Abarcan todas las manifestaciones de la vida individual, familiar y social. Son el eco de una larga experiencia y constituyen reglas de conducta para todos los estados de la vida. En labios de las mujeres es donde han florecido y se han conservado. Los sefardíes se complacen en evocarlos en todas las ocasiones de la vida y en todas las circunstancias. El pueblo los considera como la quintaesencia de la sabiduría práctica y tiene mucha confianza en su sentencia…”2


Ciertamente, el Refranero, dentro de los géneros de tradición y transmisión oral, es una fuente de valor inestimable para el estudioso, que recoge lengua y léxico diversos y refleja la sencilla filosofía que los sefardíes conservaron en sus usos y costumbres, los que se han caracterizado por su rica variedad, y cuyas recopilaciones son una fuente bibliográfica de valor inestimable para el estudioso.3

Valiosas literaturas y textos sagrados fueron recogidos por los propios sefardíes, en un vasto contenido de oraciones, tratados, himnos y liturgia, cantos de festividades y de shabat y del ciclo de la vida, repertorio que al ser incorporado al hogar, también ha sido conservado por la mujer.

El fenómeno de transmisión de la herencia hispánica, comenzaba tempranamente. En un interesante testimonio de una sefardita de lo que fue Yugoslavia, se destaca ese rol didáctico: “Las madres cumplían la función educativa tradicional; enseñaban a sus hijos el español; con todos los usos y costumbres: cantos y bailes para todas las fiestas, consejas, refranes…”

Era una gran familia. La vida, totalmente patriarcal, con reuniones de cada noche en familia, vecinos, amigos. Con una vida cultural y social plena. En una gran casa, llamada “La Gloría”, se reunían las familias sefardíes los sábados y domingos. Se hablaba sólo español, la atmósfera era muy alegre. Se cantaba y bailaba. Las mujeres lucían sus habilidades culinarias. Otra casa cultural era la llamada “La Benevolencia”, donde se ejecutaban bailes y fiestas de beneficencia, y donde se ejecutaban canciones españolas, con un coro de cincuenta personas (La Lira) que ejecutaba temas españoles y hasta hacía giras dentro y fuera de Yugoslavia. Quizás la casa de cultura más popular, fue “La Matatiahnu”: allí, lugar de reunión de jóvenes, se formaban las futuras parejas. Es interesante señalar que, cada sábado, se ofrecía trozos de piezas de teatro en lengua española, escritos en general por la escribana Laura Papo; piezas que representaban la vida de los abuelos sefardíes. Esa herencia cultural, esa forma de vida, continuó a través del tiempo; y fueron recuerdo precioso de juventud para los sefardíes de Bosnia…”4

Lógicamente, aquellas sencillas madres sefardíes eran totalmente inconscientes del legado que conservaban. Ellas recogían, en el siglo pasado y en éste, una herencia en su habla, en su cantar en la vida cotidiana, quizás el romance de moda que sus lejanas abuelas habían oído e incorporado a su tradición oral, los mismos que habían interpretado los juglares o cantores de gesta en las cortes o en las plazas, o las mismas ”cantaderas“ judías que, con las moras, acompañaban a los músicos y trovadores. No sabían ellas que su canto cotidiano, con el que acostumbraban ”embelecar“ las tareas hogareñas o hacían dormir a sus niños, había sido amorosamente transportado en los caminos trashumantes, de un punto a otro de la tierra y que sería algún día objeto de riguroso estudio en centros académicos. Nada más lejos de sus preocupaciones diarias que la valoración de sus usos y costumbres. No sabían que su habla tan natural, cadenciosa y heredada de los suyos, era arcaico modelo y evolución de una lengua que, por ricamente conservada, sería inestimable, invalorable, para los investigadores tiempos después. Ellas hablaban ”su lengua“, que creían una lengua judía que los identificaba, y había en ellas un sentirse ”diferente“, un extraño e inexplicable sentimiento de hidalguía, de aquel legendario ensueño que había sido su paso por España…

La práctica de rituales místicos, de fórmulas, de creencias, de uso de simbología y talismanes, era utilizada por la mujer sefardí que, al poner en práctica la intención y la oración como premisas fundamentales, utiliza un principio de la mística judía que siempre otorga un alto valor a la fuerza de la intención y de la palabra como expresión de acción para cambiar la realidad.

La oración permite conducir hacia la persona energías espirituales. La mujer sefardí, al expresar la intención con la palabra y apoyarse en textos sagrados, hace uso de un conocimiento místico que le ha sido trasmitido en su plegaría. En su oración invoca a los ángeles, dado que la intervención angélica aparece siempre en las literaturas rabínicas y en la medieval judía y sefardí.5 También es muy sensible la mujer sefardí al manejo del lenguaje.

Cuidadosa ante las fuerzas negativas que la rodean y que presiente, ejercita en su entorno familiar una actitud protectora, mediante fórmulas orales de buenos deseos y manifestaciones verbales que atraigan ”con bueno“. Ese cuidado extremo en el uso de la palabra nace de la seguridad de la influencia que su potencial de energía puede despertar. Por ello asegura: ”Hay un momento del día en que se cumple lo que se dice…“. Con extrema cautela entonces, tendrá sumo cuidado en expresar sólo frases y pensamientos positivos que atraigan hechos positivos y favorables.

En este sentido, observemos esta interpretación de R. Isaac Luria: ”Hay 365 días, y cada uno tiene energía negativa diferente, y en cada año la energía negativa vuelve. Si conocemos qué energía negativa emite cada día, seremos capaces de cambiarlas en energía positiva…“. Aun cuando la mujer no ha llegado a este grado de conocimiento a que hace referencia Luria, ella presiente que existen fuerzas negativas que la rodean y mediante sus fórmulas se protegen y protege a los suyos. Es, como siempre, el obstinado deseo de preservar de todo mal o peligro a sus seres queridos a través de la plegaria y la oración, como lo han ejercido continuamente nuestras madres y abuelas.

¿Por qué esa herencia de la mujer sefardí, que concede tal valor al lenguaje? ¿Por qué esa tradición como principio de conocimiento? He aquí el profundo misterio, hasta en la más simple expresión de la palabra. Aquí el lenguaje adopta una misión-vehículo de trascendencia vinculado con la intención. Esta premisa es propia de muchos otros rituales que expondremos con ejemplos más adelante.

El porqué de la importancia en la intención y expresión oral, tiene su respuesta en los caminos místicos.

Para la mística judía existen unos niveles de conexión con los altos designios; estos niveles de conexión están ligados con las intenciones, la exigencia de la purificación del cuerpo y el cumplimiento de los preceptos -o ”miswot“- y el estudio.

El Zohar. Un maestro del espíritu

Las intenciones adquieren así un alto valor e importancia. Y cuando la intención es sana y noble, la oración permite hacer llegar energías espirituales. También el estudio entra en el nivel de la intención; y por ello es necesario el estudio del Zohar, cuya lectura debe identificarse con un Maestro del Espíritu.

Sobre la importancia del dominio del espíritu sobre la materia y la intención, es interesante la interpretación que Rabi I. Luria ofrece sobre la significación de las energías celestiales y la posibilidad de captación de dichas energías en fechas determinadas en el calendario judío. Para Luria, Rosh Ha- Shaná destaca la importancia de la creación del hombre. En estas fechas, la conjunción de los planetas puede favorecer el juicio, si el arrepentimiento es auténtico y fuerte. Para Luria, nuestras energías negativas durante el transcurso del año son nuestras acusadoras, y ha de ser el sonido del Shofar lo que permita la situación de retroceder hasta el mismo momento de haber hecho el mal. Así, el sistema de conciencia que yo mismo puedo crear, me permite volver a ese comportamiento y retroceder en la propia conciencia hasta corregir aquel mal comportamiento (Tshuvá).

En estos valores místicos sobre la intención, el dominio del espíritu sobre la materia y el cumplimiento de los preceptos que hemos señalado anteriormente, reiteramos que gran parte de estos valores son puestos en práctica por la mujer sefardí: ella cumple con las miswot, con la purificación del cuerpo, es educadora de sus hijos, y en cuanto al conocimiento y estudio, si bien no ha tenido acceso directo al mismo, ese conocimiento no le es desconocido, como hemos ya señalado. Ella ha participado de las lecturas regulares en el seno del hogar, donde literaturas talmúdicas, midráshicas y exegéticas intervienen en estas tradiciones familiares. El mejor ejemplo de este hábito, ha sido a través del Me’Am Lo’Ez, el clásico comentario bíblico sefardí, cuya función educativa era común en las comunidades sefardíes.

A través de esta enseñanza, la mujer sefardí ha adquirido, en función de tradición oral, el conocimiento de oraciones y liturgia que se introducían con los himnos sagrados en el hogar; función didáctica que se realizaba de una manera sencilla, narrativa y habitual. La importancia de esta tradición del hogar, ha sido señalada por diversos estudiosos. Veamos algunos ejemplos. El escritor y periodista sefardí don Nissim Elnecavé afirma: “Convengamos en que el rito, la oración, no caen dentro de la categoría del folklore, porque de eso estamos hablando aquí. Pero hay cierto tipo de himnos sagrados que por su popularidad, por la frecuencia con que se interpretan, por su música atrayente y «pegadiza», han ingresado por gravitación propia en la especie folklórica, con más razón si su versión al dzhudezmo ha contribuido para que la sinagoga ingrese al hogar, y de éste a la calle y a la vida diaria. La «ladinización» de estos himnos ha incrementado enormemente su popularidad, más aún si se tiene en cuenta que cuando los canta o recita el rabino o el jazán, se trata mayormente de una voz individual, pero cuando se echa mano de la versión en dzhudezmo, el templo estalla y resuena en un coro al unisonó, al que se unen todos los feligreses, incluso las mujeres…”6

La investigadora Ghisela Suliteanu también destaca la importancia de esta tradición y el riesgo de su pérdida: “Autre facteur important de l’évolution de la tradition sépharade aujourd’hui en voie de disparition: l’exécution de chants populaires spéciaux dans le cadre familial, le sabbat et les jours de fête. A ce propos, les souvenirs des frères Almuly présentent un tableau à la fois impressionnant et édifiant: «Plus de trente personnes étaient réunis autour de la table familiale, les grands-parents, les parents, les parents, les oncles, les beaux-frères, les belles- soeurs, les enfants, grands et petits, et tous chantaient… Des chants hébraïques, et parmi ceux-ci, des airs en franco (ladino), ceux de Pessah par exemple: ”E’had mi yodeá“ ou bien ”Ken supiese i entendiese“ ou ”had gacha“ qui se chantait ”un cavritico“… C’étaient des jours heureux…»”.7

Y agrega: “L’exécution, à l’occasion des fêtes, des chants au sein de la famille, représente l’une des plus anciennes et des plus importantes manifestations traditionnelles juives. Cette coutume a été à l’origine du développement du chant populaire, surtout à cause de la traduction des textes hébraïques en espagnol-ladino, plus proche de la vie quotidienne…”.

Los ejemplos que hemos ofrecido son claros: la mujer sefardí recoge estas tradiciones, revestidas en gran espiritualidad, cuya santidad se inspira en fuentes místicas; y así liturgia y literatura sagrada, himnos en ladino, refranes, cuentos, dichos y bendiciones que abarcan los ciclos de la vida, oraciones y rituales simbólicos y cumplimiento de los preceptos, su fe en el Todopoderoso, todo ello junto a la intención noble y la fuerza de la palabra con que protege a su familia, le ofrece el acceso a ese mundo invisible al cual se refieren los caminos místicos.

En este legado de hermética interpretación, también se recurre a la protección de talismanes y amuletos cuyos textos ofrecen fórmulas cabalísticas símbolos y oraciones; a veces incluyen grabadas del Maguén David que protegen contra el mal de ojo y cuya influencia benéfica puede producir hechos milagrosos.8

“La fórmula del talismán, que se llama en hebreo ”qeme’a“, y que se compone de un trozo de pergamino cortado en forma de cinta un poco ancha y de algunas decenas de centímetros de larga, cambia según el caso se presenta. Se compone, por lo general, de nombres de espíritus, palabras de bendición, conjuros, figuras geométricas, etc.” “El escriba que elige el texto adecuado y conveniente para cada caso que se le presenta y que, a estos efectos, se sirve de un manual, conoce también las fechas del mes lunar y las horas de los días considerados propicios y eficaces para la redacción del texto milagroso.”

Los rituales en torno a la boda y a la bendición de la fecundidad son numerosos y de gran importancia entre estas tradiciones, ya que se considera la mayor felicidad en el matrimonio fructificar el amor en el hijo. Una interesante ceremonia de los sefardíes de Salónica en la boda, se refiere a este deseo de fecundidad. Es un ritual de danza con siete vueltas derredor de un pozo de agua, que es símbolo de fecundidad. La protección a la futura madre, también se ocupa del uso de amuletos para la mujer encinta, para el momento del parto y para la mujer estéril. Como hemos señalado anteriormente, la tradición esotérica, el uso del alfabeto hebreo, y la intermediación de rabíes y “sadikim” ejercieron una gran influencia desde la antigüedad, con sus defensores y detractores…9

Entre muchos ejemplos de la intervención angélica, citamos el caso de la Meguilat Esther.

Esther es ejemplo múltiple de heroína del pueblo judío. Ella es la manifestación de la Voluntad Divina, dado que Esther es salvadora de su pueblo, para lo cual recibe constantes influencias de la Providencia; además es posible observar la intervención angélica para llegar a dicha salvación. Esta intervención siempre aparece en la historia judía, en las literaturas rabínicas y en la medieval judía o sefardí.

Los valores del Libro de Esther estriban en la demostración de la Providencia; Esther influye en el destino de su pueblo protegido por la Providencia divina y así salva al mismo de sus enemigos.

En la tradición judía, los ángeles ejecutan la voluntad del Todopoderoso, traen encargos a seres y naciones, otros protegen y salvan a los creyentes y a veces protegen y ayudan a los gobernantes de Israel y a los hombres piadosos.

Ellos intervienen en situaciones extraordinarias para dar lugar a que se realice el milagro. Según la exégesis, a los ángeles les han sido encomendadas muchas misiones y adquiere particular relieve esta intervención en la Meguilat Esther, cuando el ángel Gabriel ejerce su influencia en la elección de Esther como nueva reina.10

También el ángel Gabriel se manifiesta en el episodio en que Mardoqueo denuncia el complot regicida y es acción acertada de Gabriel. Cuando Hamán trama la aniquilación de los judíos en Persia, según referencia de Esther el ángel Mijael los defendió desde el cielo…11

Asimismo, los ángeles ejecutan las misiones encomendadas por la Divina Providencia en el episodio de gran importancia en que se confiere a Esther una especial belleza. Esto queda claro en el relato, cuando ésta llega a la corte de Assuero. Entonces tres ángeles se apresuran a ayudarla: uno levanta su cabeza; otro la dota de gracia y el tercero le ofrece el cetro real. En toda la narración es preponderante la intervención del ángel Gabriel.12

Es tal la importancia que se atribuye al cumplimiento de las Miswot en la Reina Esther, que por ello se considera “salvado el pueblo de Israel”: así lo señala este interesante capítulo de la literatura tradicional en ladino:

“I siendo ke el Syt konose los korasones, le metyó en koradón de Hegay a remedyarle dito penseryo, ke kuando le truxo a komer a Ester, no hizo Ester sus gizados, diziendo ke estaba uzada a komer legumbres. I Hegay le atorgó a demudarle sus komidas i le dyo legumbres, i no sospesó ke, en no komiendo karne ni bebiendo vino, se aflakará i se demudará la kolor de sus fases, según atorgó al melsar a Daniel i sus konpanyeros kuando fueron ande Nebukadnessar: Ke no kizeron komer de komidas del rey, otro ke legumbres, según verex en ”Daní’el“ kapítulo 1 (Dn 1). Lo mezmo alsó grasya Ester en ozos de Hegay a darle legumbres; i este zekút fue kabzante ke se regmieran Yisrael por su mano…”13

Un valioso legado

Es de destacar la Antología de Liturgia Judeoespañola de Itzjak Levy, quien se dedicó a recoger y registrar cantos y oraciones de sefarditas de Salónica, Tánger, Amsterdam, Sarajevo, Sofía, Casablanca, Jerusalem, etc., que de .otra forma se hubieran perdido, y cuya tarea hubiera requerido el esfuerzo de especialistas y centros de investigación. Tal es el mérito concreto de estos diez álbumes, uno de los más valiosos y mayores materiales conservados en fuente escrita.

Dentro de los variados géneros de tradición oral, es ciertamente muy grande el impacto que ha causado el Romancero, repertorio ampliamente estudiado, y cuya popularidad reconocida, ha sido importante vehículo cultural que se había extendido e introducido muy temprano en América.14

Dentro de este género, se analizan múltiples influencias, se comparan textos y es objeto de gran interés y metodología para el investigador, con sorprendentes manifestaciones de gran originalidad, como el caso presentado en la comunicación intitulada: “La Mujer Transgresora en el Romancero Judeo Español de Quebec”.15 Por ello, las encuestas de campo descubren aspectos muy interesantes que permiten estudiar y catalogar peculiaridades, arcaísmos y fenómenos lingüísticos de dicho género.

Si la mujer participa, como hemos señalado, en el conocimiento exegético a través de la tradición oral y ha ejercido un importante rol didáctico en el seno de la familia, si ha conservado vivo el rico patrimonio musical, si en su habla ha recogido la sencilla filosofía de refranes o “konsejas”, y especialmente los cuentos, tan variados, sean moralizadores, humorísticos o picaros, son también muy valiosos los usos y costumbres en el ciclo de la vida. Los rituales y tradiciones en torno a la boda, los detalles y ceremonial que han acompañado siempre las bodas sefardíes, reúnen un inestimable y enriquecedor ejemplo de este magnífico legado que la mujer sefardí conserva hasta nuestros días; y en este campo, destacamos algunos talentosos trabajos de investigación.16

¿Cómo reflejar todo lo que guarda la memoria? Ese caleidoscopio de imágenes que, cual bandada de pájaros, irrumpen y son recuerdos como una danza en el tiempo, como un perfume apenas perceptible en el ayer que vuelve para decirnos: ¡Cuánto hemos perdido…!

No eran nuestras abuelas conocedoras de medicina, pero sus manos ciertamente curaban. Su medicina, preparada con fe y unción, curaba y sanaba. La fe y la oración sagrada eran la fórmula.

Perdidos están en nuestros días la simbología y el misterio de arcaicas tradiciones populares. ¡Qué silencio olvidado del gran contenido ético que impulsaba a un conocimiento y unas prácticas misteriosas! Aquella constante invocación a los ángeles, aquella oración escrita en la Lengua Santa, con la fuerza y potencialidad del alfabeto hebreo… Una fuerza que nunca abandona a estas mujeres, pues ellas intuían que esos ángeles a su lado, guardarían sus caminos…: “Ordenará que Sus ángeles te guarden en todos los caminos…” (Salmo 91).

Indulcos, perkantes, curas, bendiciones, ritual… ¡Cuánto hemos perdido! Son una riqueza adormecida en la memoria colectiva; así también lo ha expresado el profesor Haim Zafrani, al percibir que este punto olvidado se inscribe en lo que él denomina “las zonas silenciosas”: “Le judaísme oriental et sépharade se situé préciosement dans ees «zones silencieuses», dans des taches oscures. Us nous appartient d’animer les unes et d’éclairer les autres, restituer á nos générations leur «mémoire collective»”. Elles soient conscients de ses réalités, de sa solide présence dans notre vie actuelle…“

Es, por fin, el rito con un fondo litúrgico y exegético, es la ceremonia con vigorosa fuerza, y ante ese potencial obstinado en acceder a la protección y alejamiento de todo mal… ¡Voces, himnos sagrados, oración e intención, todo ese fuego místico, para atraer la Presencia Divina…!

Homenaje a las mujeres de mi familia

La figura de las mujeres de mi familia, aparentes frágiles mujeres, engañosamente sumisas, que ejercían un matriarcado que decidía la existencia, era la de un auténtico ”frente común“. En especial las seis hermanas de mi abuela Meryam, quien me enseñó la lengua y las tradiciones, y fue inspiradora de este rescate de memorias.

Era en ellas singular el protagonismo en el flujo y reflujo de la vida familiar, que en nuestros días se vería como una continuada intromisión, pero entonces aquello formaba parte del hábito cotidiano, donde los problemas y la propia existencia se compartían con una marcada ausencia de intimidad que no se cuestionaba ni discutía.

La fascinación que ha ejercido siempre en los recuerdos infantiles la familia estrechamente unida, las tradiciones singulares asumidas con sentido de mística, en múltiples manifestaciones de profunda espiritualidad, que las trascendía… Las veo aún, en el ajetreo de las cocinas, entre los aromas de especias y esencias que guarda la memoria; ellas repiten, casi como un rito, las tradiciones, en salvaguarda y herencia del legado. Tenían profunda fe en los milagros; sabían que era posible transformar la realidad oscura mediante la plegaria y la oración. Como en los más arcanos senderos de la mística, fueron portadoras inspiradas de una herencia que, tras su aparente sencillez de pueblo llano, recogía el acto cotidiano que otorgaba el poder a la palabra. El niño que ha vivido su infancia observando que madres, tías, abuelas, rodeaban sus vidas de gestos y rituales, es testigo de una sublimación de profundo contenido espiritual.

Veo a mi madre pronunciar unas palabras, mientras vuelca el humeante aceite en la pila. Así protege a su familia del mundo “de los de embasho”, de los que “no son de nombrar”… Y así entre rituales de aquellos que está o no permitido, lejos de actos caprichosos, encendían los atributos de un conocimiento intuitivo: ellas, las conocedoras del misterio…


Notas

1 MOLHO Michael – Usos y Constumbres de los Sefardíes de Salónica. Consejo Superior de Investigaciones Científicas – Instituto Arias Montano – Madrid – Barcelona -1950.
2 MOLHO Michael – Usos y Costumbres… Ibidem – II. Proverbios y Adagios – Pág. 317.
3 Entre las colecciones de Refranes Sefardíes destacamos: SAPORTA Y BEJA Enrique – Refranes de los Judíos Sefardíes – Ameller Ediciones – Barcelona – 1978.
LEVY Estela – El Ladino, Dichos y Refranes – Buenos Aires – Argentina -1979.
ELNECAVE Nissim – Los Hijos de Ibero-Franconia – Proverbios, Máximas, Refranes y sus similares. Págs. 223-227 – Ediciones La Luz – Buenos Aires.
ALKALAY Arye – Dichos y Refranes Sefaradíes – Ed. D. Benveniste – Israel
YONA Ya’acob A. Refranes y Bibliografía del Refranero Sefardí • Sefarad – Año XLI – Estudios Sefardíes 4, Fase. 3 – Madrid -1981.
4 CAMHY Sra. Actas del 1er- Simposio de Estudios Sefardíes – Cuarta Sesión – Discusiones – Págs. 417-418 – CSIC – Instituto Arias Montano – Madrid -1970.
5 KRIAT SHEMA – Oración recitada por las mujeres sefardíes, antes de ir a dormir.
6 ELNECAVE Nissim – Los Hijos de Ibero-Franconia – Ibidem – Cánticos Religiosos – Pág. 217.
7 SULITEANU Ghisela – Musique Populaire Chez les Juifs Sépharades – Pág. 428. The Sepharadi And Oriental Jewish Heritage Studies – The Magnes Press, The Hebrew University – Jerusalem – 1982.
8 MOLHO Michael – Usos y Costumbres… Ibidem – Págs. 283-284.
9 Sobre el tema de amuletos y curación mágica, consultar la obra del investigador Salo W. Barón – Historia Social y Religiosa del Pueblo Judío – Tomo VIII – Veamos este párrafo: «La convicción de que muchas enfermedades eran provocadas por espíritus malignos que se introducían en el cuerpo humano y desbarataban las funciones habituales, constituía el equivalente más aproximado a la doctrina moderna de los gérmenes y los virus. Incluso los remedios verbales que consistían en exorcismos, encantamientos y amuletos , debían resultar eficaces en muchos casos, aunque sólo fuera por el impacto psicológico sobre el paciente…» – Pág. 229.
10 AKY YERUSHALAYIM – La Oración de Una Mujer Sefaradi – Por los Profs. S.G. Armistead (Universidad de Pennsylvania) y J.H. Silverman, Universidad de California – Pág. 16 – N8 11 – Octubre 1981 – Jerusalem – Israel.
11 LA ANGELOLOGIA EN LA LITERATURA RABINICA Y SEFARDI – Concepción González Rubio – Ameller Ediciones – Barcelona – 1977.
12 LA ANGELOLOGIA… Ibidem.
13 ME ‘AM LO’EZ – El Gran Comentario Bíblico Sefardí – Tomo XIII – ESTER – Ester en la Corte – Pág. 155 – Pascual Pascual Recuero – Editorial Gredos – Madrid – 1974.
14 MENENDEZ PIDAL R. -Romancero Hispánico (Hispano-Portugués, Americano y Sefardí) Madrid -1968.
Sobre Romancero se han publicado múltiples estudios e investigación. Consultar Indice Alfabético de «Romancero Hispánico» y fuentes en la Biblioteca del Instituto Arias Montano de Madrid, Sección de Estudios Sefardíes – Madrid.
15 ANAHORI ORO LEIBROWICZ – Comunicación: ‘La Mujer Transgresora en el Romancero Judeoespañol de Quebec» – Presentada en el The Third International Congress For The Study of Sephardi and Oriental Jewry» July 3-7 1988 – Misgav Yerushalayim – Jerusalem, Israel.
16 LEIBOVICI SARAH – Nuestras Bodas en Tetuán – Antología – Noces Judeo- Espagnoles – Association France-Mabatt – Novembre 1983 – París – France.
LEIBOVICI SARAH – Nuestras Bodas Sefarditas. Algunos Ritos y Costumbres – Revista de Dialectología y Tradiciones Populares – Tomo XLI – Madrid – 1986.
ALVAR MANUEL – Cantos de Boda Judeo-españoles – CSIC – Instituto Arias Montano – Madrid -1971.
Es muy interesante también en esta obra, la valiosa información sobre múltiples tradiciones, costumbres y folklore en bodas peninsulares, coincidentes con las de los sefardíes.
MOLHO MICHAEL – Usos y Costumbres… Ibidem.
AKIYERUSHALAYIM – Revista Cultural en Djudeo-espanyol, Israel. Consultar la extensa bibliografía y artículos sobre el tema. Hemos seleccionado algunos de ellos:
«El Rozamiento de los Djudios-Espanyioles en Turkia ala fin del Dizimueven Siglo» – Ester Benbassa Dudonney. Nros. 7 y 8 – 1980-1981.
«El Banyo de la Novia onde los djudios de Izmii» Kamelia Shahar N° 21 – 1984.
«Las Bodas de Chorlu» – Luis Albukrek-Cohen – N° 30-31 – 1986.
«El Rozamiento» (La Mujer Djudia de Rodes) – Gabriel Benatar – N° 41 -1990.
«Una Boda judía en Estambul – Elie Shaul – N° 42.
LEVY JACK ISAAC – «Jewish Rhodes: a lost culture» – Judah L. Magnes Museum – Berkeley – California – 1989.