Coloquio

Edición Nº25 - Octubre 1993

Ed. Nº25: Yo estuve en Varsovia

Por Elimat Y. Jasón

A 50 años de la rebelión en el ghetto de Varsovia

Yo estuve en Varsovia entre hendeduras y barrancos
caminando en un otoño amurallado de amapolas,
buscando el testimonio de los muertos
y la pobre excusa de los vivos.

Estuve cuando dormían las armas y los tanques,
cuando habitaban extraños en las casas de Israel,
eran otros los niños que jugaban en los patios,
no había paredes ansiando libertad.

¡Te busqué, hermano Mordajai!
Indagué por tu fusil vomitando ira contenida,
también por el perfume de la pólvora y de la sangre
en judíos harapientos.

Pregunté por las letras en hebreo danzando entre las llamas.
Y no había nada igual en Varsovia, hoy visitada,
ni el silencio papal entonces permanente,
tampoco las armas de polacos ya pagadas.

¿Por qué todo demoró menos la muerte?
¿Por qué hoy todo tan pulcro donde el ghetto agonizaba?

El rocío matinal ya no cas sobre flores
que judíos cuidaban en el ghetto
y el plateado rocío que hoy resbala sobre el mármol
moldea a luchadores bravíos e indomables que semanas soñaron que eran libres.

Lloré en Varsovia.
Lloré por los niños muertos
y aferrados al seno de su madre,
por los ancianos judíos durmiendo eternamente
en las calles invernales,
por aquellos que fueron rezando a los hornos de Satán
y por músicos y artistas,
por maestros y rabinos.

Lloré por millones y mis lágrimas no bastaron
como no bastan en el cielo las estrellas del Señor
para contarlos y nombrarlos,
recordarlos y llorarlos
con sus nombres y apellidos.

Y no dije Kadish porque mi alma no estaba entre los vivos.

Anduve por el ghetto entre sinagogas y esculturas
escuchando el agónico silencio de ruinas y de estrago,
atisbando por encima de las cumbres
que escalaron gigantes desarmados
el humo de la gloría y del honor.

Aprendí a estar solo
con mi llanto.

¡Y los vi!
¡Juro que los vi
entre montañas de huesos hermanados
clamando a los portones del mundo por oídos!
Los vi.
Casi a todos…

Atareado estaba el mundo contando sus monedas de lujuria.
Como hoy.