Sala de prensa

17 de abril de 2023

Coraje para sobrevivir

Por Sofía Débora Levy.

 

¿La palabra “gueto” proviene del hebreo guet, separación, divorcio, o del italiano borghetto, pueblo pequeño, ciudad periférica? Las posibilidades convergen en una misma configuración: el aislamiento de los judíos del resto de la población, desde la Edad Media. Desde entonces, la libertad de los judíos y sus posibilidades de inserción  social, incluida la vivienda, variaron según las condiciones políticas.

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En el siglo XX, durante la época nazi, los guetos construidos en Europa Oriental aislaron a los judíos que, obligatoriamente, vivían allí como prisioneros tras ser despojados de todos sus bienes y de las casas donde vivían hasta entonces. Con el tiempo, esta acción resultó ser parte de una progresiva exclusión social y genocidio.

En Varsovia, capital de Polonia, el gueto fue creado el 16 de octubre de 1940. Unos 400.000 judíos fueron segregados allí por el muro que dividía el espacio del resto de la ciudad. Con los años, la superpoblación llegó a 500.000. Las condiciones de vida eran insalubres y miles de personas murieron a causa de enfermedades, hambre y malos tratos.

               En 1942, los nazis implementaron la «Solución Final», el asesinato sistemático de judíos. Alegando traslado a lugares de trabajo, deportaban a los judíos a campos de exterminio donde operaban cámaras de gas con ejecuciones masivas. Como las personas sacadas del gueto no regresaban, los rumores de exterminio se convirtieron en certeza.

               Cientos de jóvenes del Gueto de Varsovia decidieron organizarse clandestinamente para defenderse. La Organización Judía de Combate (en polaco, Zydowska Organizacja Bojowa, ZOB) y la Unión Militar Judía (Zydowski Zwiazek Wojskowy, ZZW) fueron criadas para resistir nuevas deportaciones. A través de contactos con el Armia Krajowa, la resistencia polaca, logró conseguir algunas pocas armas y explosivos.

               En 19 de abril de 1943, vísperas de Pésaj, la Pascua Judía, los nazis lanzaron un violento ataque para liquidar el gueto. Pero los judíos estaban decididos a no ser destruidos sin luchar. Bajo el líder de ZOB, Mordechai Anielewicz, las organizaciones de resistencia se unieron. El levantamiento duró 27 días, en una lucha desigual. Un puñado de jóvenes debilitados por el hambre y mal armados resistieron a un ejército bien entrenado, armado con armas pesadas. Los nazis, tomando a los judíos por una sub-raza, se sorprendieron con la eficacia de la guerrilla. La rebelión terminó con la muerte de 10.000 judíos en el gueto y con la deportación y exterminio de otros miles. Pocos pudieron escapar por las redes de alcantarillado y así lograron sobrevivir.

               Inspirado por la noticia de la resistencia de los judíos del gueto de Varsovia, el joven poeta judío lituano Hirsch Glick, resistente del gueto de la ciudad de Vilna, compuso en yiddish el poema titulado “Zog nit keyn mol” (“Nunca digas” ) que, por sobre melodía del compositor judío ruso Dmitry Pokrass, se convirtió en el Himno de los Partisanos Judíos. El himno también animó a los combatientes en otros guetos, como Vilna y Bialystok, a resistir y nunca decir que “esta es la última vía”. Un homenaje al compromiso del pueblo judío de luchar por su supervivencia.

               La mayor resistencia armada judía en la historia del Holocausto dejó importantes lecciones. Cada generación elegirá la mejor forma de luchar contra la violencia, sopesando las condiciones objetivas y la correlación de fuerzas con los opresores. Aún divididos en grupos, partidos y movimientos, los judíos del Gueto de Varsovia supieron unirse para enfrentar a su enemigo que los amenazaba de muerte. Demostraron, con su sangre, que es posible vivir con las diferencias y trabajar juntos. Su ejemplo nunca será olvidado.