Edición Nº57 - Mayo 2022
Ed. Nº57: Ani Baniti Bait
Es muy difícil sacarme de la cabeza la canción que escuché tantas veces en el “shule” de la mano de mis morot (docentes):
Eretz Yisrael sheli yafa vegam porachat
Mi bana u’mi nata?
Kulanu beyachad!
Ani chibarti shir be’eretz yisrael –
az yesh lanu eretz
ve’yesh lanu bayit,
ve’yesh lanu etz,
ve’yesh lanu kvish,
ve’yesh lanu gesher,
ve’yesh lanu shir, al eretz yisrael.
Mi Tierra de Israel es bonita y floreciente.
¿Quién la construyó? ¿Quién la cultivó?
Todos nosotros juntos.
Yo construí una casa en Eretz Israel.
Entonces tenemos una tierra,
y tenemos una casa en Eretz Israel.
Yo planté un árbol…
Yo construí un camino…
Yo construí un puente…
Yo compuse una canción para Eretz Israel.
Tuve tan impregnada esta melodía en mi cabeza durante tantos años de mi infancia, que indefectiblemente y casi sin reflexionarlo demasiado, me encontré enseñándola con el mismo ímpetu y emoción a mis estudiantes de 1er grado, 18 años mas tarde.
Por supuesto que tenía infinidad de otros contenidos y recursos acerca de lo que significa el Estado de Israel actualmente con su crisol cultural, histórico, religioso, e incluso en términos de construcción terrenal (tema central en la canción). Sin embargo, creía (y lo sigo sosteniendo), que para que niños y niñas de seis años pudiesen comprender qué significa el Estado de Israel hoy, había que volver al ideario sionista de construcción de dicho estado.
Nos preguntamos acerca de la imagen en blanco y negro de Herzl en el balcón, ¿Qué representa esta imagen? ¿Por qué tiene tanta fuerza en el colectivo? ¿Por qué esa imagen pareciera estar mas presente en la enseñanza judía en torno al sionismo y el estado de Israel, que la realidad a color del actual Israel (en términos políticos, religiosos, culturales, militares, etc)? ¿Cambió la definición del sionismo de Herzl? ¿Cómo podemos definir al sionismo actual dentro y fuera del estado de Israel? Propongo hacer un poco de historia para intentar entender por qué hoy enseñamos el sionismo de la manera en que lo hacemos.
Históricamente el sionismo tuvo su origen como movimiento político organizado en el siglo XIX, pero sus raíces se remontan al siglo VI a.c., cuando los judíos fueron deportados de Eretz Israel e iniciaron el denominado “Galut Babel” (exilio a Babilonia); sus profetas instaron a creer que un día Dios le permitiría al pueblo judío regresar a sus territorios. Con el paso de los siglos, e iniciada ya la diáspora del pueblo, éste asoció la esperanza del regreso con la venida del Mashiaj, que habría de ser un salvador enviado por Dios para liberarles. El pueblo del Éxodo de Egipto , el pueblo del Libro, con sus doce tribus , sus reyes , sabios y profetas incorporaron así el espíritu de su supervivencia fuera de su Tierra. Esparcido por el Mundo, sus lamentos, rezos y esperanzas siempre estuvieron dirigidos a la Tierra de Sión.
Esta perspectiva de sionismo, la idea del retorno, es parte de lo que se enseña en las escuelas, porque es el recorrido histórico que hace a nuestra identidad y a nuestra memoria. ¿No es acaso un sionismo que merece ser enseñado? ¿Cómo se puede entender a Hertzl sin tener la historia presente? ¿Cómo comprender el conflicto árabe israelí actual sin remontarse a la primera expulsión de los judíos de “la tierra prometida” y su ferviente deseo de retorno durante prácticamente toda la historia del pueblo de israel?
El 29 de Agosto de 1897 en Basilea, Suiza, aconteció el Primer Congreso Sionista Judío, asistiendo 197 delegados representando las comunidades de Europa Occidental y Oriental, America y Argelia.
“Era como si el gran sueño de nuestro pueblo, durante dos mil años, estuviese realizándose ahora y que frente a nosotros estuviese el Mesías, hijo de David”.
( Ben-Ami, delegado del primer Congreso)
El Primer Congreso definió que el Movimiento Sionista tendría como misión ofrecer al pueblo judío una patria en la tierra de Israel reconocida por las naciones del mundo y estableció ciertos objetivos como el asentamiento de la tierra de Israel por agricultores, artesanos e industrias, el fortalecimiento del sentimiento de la conciencia nacional Judía y el trabajo de la diplomacia para conseguir el apoyo de las grandes naciones y de los gobiernos para atender los objetivos del Sionismo.
Hoy, a 125 años de aquel Congreso, releo estos objetivos y me pregunto, ¿Podemos decir que están completa y realmente cumplidos? La búsqueda de reconocimiento de un estado judío frente al mundo, el desarrollo territorial, el apoyo de grandes naciones y gobiernos al estado de Israel, ¿No es algo absolutamente actual y contemporáneo? ¿No forma acaso parte de los objetivos de Israel como nación? Por supuesto que del ideario utópico de Hertzl, al actual Israel pareciera haber un abismo en materia de crecimiento y desarrollo, pero en términos conceptuales, lo que se busca, ¿No pareciera ser muy similar a aquellas primeras ideas sionistas presentadas al mundo a través de los Congresos?
Propongo que sigamos avanzando históricamente y desde otras perspectivas. Uno de los ejes de la enseñanza del sionismo histórico, mas allá de Hertzl y los congresos sionistas, fueron las diversas “aliot”.
Tomamos las primeras tres grandes aliot a modo de ejemplo:
La primera aliá masiva de los judios a Eretz Israel (1882-1903) ocurrió debido a los pogroms en Rusia; los nuevos inmigrantes procedían principalmente de Europa Oriental y Yemen, la segunda (1904-1914) fue un periodo que se caracterizó por una gran ola inmigratoria de jóvenes idealistas judios rusos, que llegaron dispuestos a trabajar como asalariados en los poblados Judios existentes. Esta Alia fue responsable de la fundación de los Primeros Kibutzim, como Dgania. Fundaron ciudades de trabajadores como Tel – Aviv “Ajuzat Bait“, primer barrio en Tel – Aviv fuera de Yafo. Dieron gran importancia al idioma Hebreo, fundando el Colegio Herzlia, donde la lengua oficial era el Hebraico. Crearon partidos operarios como: Poalei Tzion y Hapoel Hatzair. La tercera aliá (1919 – 1923) fue de jóvenes de Europa Oriental. Esta inmigracion se caracterizó por la construcción de nuevas ciudades, creando 31 nuevos poblados judios en Eretz Israel, Kibutzim y Moshavim.
Si nos preguntamos acerca de la enseñanza de estas aliot como piezas fundantes del sionismo, ¿Seguimos creyendo que son solo parte de la historia o mas bien podríamos pensarlas como un puente a la sociedad israelí actual? La diversidad poblacional, la presencia de kibutzim y moshavim, el uso de la lengua hebrea como idioma oficial, la creación de partidos políticos, ¿No son acaso un reflejo de lo que el sionismo simboliza hoy en día?
Los Kibutzim, por ejemplo, tuvieron un papel fundamental en la construcción del país. Los mismos desarrollaron una economía que daba respuesta a las condiciones objetivas de Eretz Israel, cargada de una ideología que creía en la transformación del destino del hombre y del pueblo judio. El movimiento kibutziano dio al país sus grandes líderes, como: Ben Gurion, Meir Yaari, Moshe Dayan, Golda Meir, entre otros. Nuevamente, ¿Es posible enseñar sobre sionismo sin nombrar a estos líderes?
La vida en los kibutzim, a pesar de nunca ser representativa al número de la población de Israel, tuvo sin duda un papel fundamental en la construcción del Estado Judio, sea en la colonización del país, en su defensa, en su economía, y en la vida Política – Cultural. Y si bien dicho movimiento está viviendo hoy una gran transformación de sus valores ideológicos, en una lucha de adaptación a la realidad económica y social de un mundo económicamente globalizado, estoy convencida que es digno de ser enseñado y es parte identitaria del Israel de hoy.
Podríamos continuar con el recorrido histórico, incluso llegando al hecho sionista por excelencia que fue la declaración del Estado de Israel, el sueño de Hertzl hecho realidad.
Sin embargo, elijo trasladarme al 30 de septiembre de 1975. Ygal Alon (político israelí, comandante del Palmaj y general de las FDI), en su discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas resume, desde mi perspectiva, una de las definiciones mas acertadas a lo que es el sionismo: «El sionismo es la expresión moderna del antiguo legado judío. El sionismo es el movimiento de liberación nacional de un pueblo que fue desterrado de su patria histórica y disperso entre las demás naciones. El sionismo es la redención de una nación antigua de su destino trágico y la redención de una tierra de su abandono prolongado. El sionismo es el renacimiento de una lengua y una cultura antiguas, cuyo valor supremo es la visión de la paz universal. El sionismo es la encarnación del espíritu pionero, del respeto por el trabajo y de los valores humanos eternos. El sionismo es la creación de una sociedad que aún no es perfecta, pero que trata de concretar los más altos ideales de la democracia política, social y cultural para los residentes de Israel, independientemente de sus creencias religiosas, raza o género. En resumen: el sionismo es un esfuerzo constante e incansable para concretar el ideal nacional y universal de los profetas judíos».
Creo que el contenido de este discurso resume lo que venimos reflexionando y es parte de lo que se elige enseñar sobre sionismo hoy en día; es historia milenaria desde aquel Lej Lejá del patriarca Abraham, pasando por la utopía necesaria de Hertzl y llegando al Israel actual y su vínculo con la diáspora, en un sin fin de contradicciones y dilemas.
Ese es el sionismo en el que creo y en el que estoy convencida que hay que educar. Ese es el sionismo que no se olvida del Hertzl del balcón porque es parte inexorable de lo que es Israel (y el pueblo judío) hoy.
Se trata de seguir cantando “Ani baniti bait” con sus múltiples significados.
Autora: Magali Hersalis
Minibio: Magali Hersalis tiene 30 años, es Lic. y Prof. En Cs. de la Educación (UBA) y estudiante del Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall T. Meyer. Actualmente es Directora de estudios de nivel medio en la Escuela Ort Argentina en donde gestiona equipos de trabajo dentro de las áreas y las especializaciones del secundario, y supervisa los programas académicos. Tiene una amplia trayectoria en trabajo comunitario con roles de liderazgo educativo dentro de instituciones de la comunidad judía conservadora. Se define como una joven apasionada con ansias de transformar la realidad.