Coloquio

Edición Nº29 - Abril 1998

Ed. Nº29: En defensa de la lengua judeo-española

Por Matilde Gini de Barnatán

Tesoro preciado y creación sorprendente es el judeo-español: fenómeno lingüístico extendido por geografías, fronteras y sociedades, cuyas influencias han modelado un lenguaje que refleja aquel espacio geográfico y las transformaciones de su evolución con el paso del tiempo.

Lengua coloquial y familiar transportada desde España con carácter generacional, reivindica un importante período de la vida y tradición del judaísmo español, cuyo valor en función de testimonio vivo, lo es aún más que unas crónicas o documentos de aquella presencia en la península.

Por tanto, el mérito de los sefardíes es la preservación de esta lengua, cualesquiera hayan sido las motivaciones de esta creación original e inusual en el campo lingüístico y lexicográfico. Se trata de una contribución invalorable en las áreas de referencia, pertinente en nuestros días al mayor cuidado, estudio y preocupación por su continuidad y futuro: desafíos que orientan los esfuerzos de estudiosos, académicos, cátedras en universidades, centros hispanistas y un gran número de personas interesadas.

Desde fines del siglo pasado y comienzos de éste, el descubrimiento del legado vivo en Comunidades Sefardíes de Oriente, Occidente y el posterior eslabón americano, había despertado un gran interés y se intensificaron las campañas suscitadas para hacer conocer al mundo la herencia de la civilización sefardí, con un gran impulso en la investigación de estudios sefardíes, cátedras, seminarios y publicaciones y la urgente labor de recogimiento del legado en fuentes vivas, y con aportes de los propios sefardíes.

Como es sabido, después de la Segunda Guerra Mundial, devastadas las Comunidades Sefardíes, cuya tragedia y holocausto describe en el capítulo de una de sus obras más importantes el Profesor Haím Vidal Sephiha (Sephiha 1979: 49-59), se produce un cambio doloroso en las florecientes Comunidades Sefardíes, ahora mutiladas en la gran pérdida cultural y humana.

En estos últimos años, se ha acrecentado el rigor académico de lingüistas y estudiosos de este patrimonio. Y a este desafío se suma un grupo cada vez mayor de judeo-parlantes que recrean tradición oral, lengua y memoria, y en cuyas publicaciones utiliza un sistema de transcripción de lectura sencilla para el lector hispanoparlante, y que permite representar los sonidos de la lengua judeo-española a efectos de una mayor divulgación y comprensión didáctica.

Desde el punto de vista de la investigación, no debiera ser menor el interés que, en estos marcos, suscite el estudio del judeo-español actual, en función de muestra de su evolución y contraste.

En los umbrales de este siglo XXI, urge hallar soluciones a los múltiples problemas que representa el futuro de esta valiosa cultura, que se debate entre el escepticismo y la esperanza.

Algunas particularidades del judeoespañol

El judeo-español no es lengua uniforme, sino de una gran diversidad, aunque comprensible para todos los sefardíes. En ella destacan su arcaísmo y el de sus formas gramaticales, los rasgos de dialectos peninsulares, los préstamos, influencias, cambios e innovaciones, así como la lógica evolución que refleja a través del tiempo y las geografías.

Por tanto, el léxico de cada sefardí es valioso desde el punto de vista del registro de infinitas expresiones, fonemas, sonoridad y vocabulario impreso en el sorprendente ordenador de la memoria.

El judeo-español ya no es, como hemos señalado, la lengua que se transmitía en función de tradición oral. Los sefardíes somos actualmente bilingües. Pero al mismo tiempo, el riesgo de la pérdida progresiva de una tradición oral tan valiosa, es uno de los factores más poderosos para insistir en su salvaguarda; y es una empresa que exige colaboración, talento e ímpetu innovador.

Tenemos el ejemplo de la llamada decadencia de las Comunidades Sefardíes: fenómeno de doble vertiente. Es verdad el empobrecimiento y las transformaciones sufridas, pero sin embargo, de ese perfil cultural nacieron unos frutos que, por su propio carácter de aislamiento y hermetismo, fueron magníficos exponentes de un tesoro muy bien aprovechado por hispanistas y estudiosos, en sus encuestas de campo, recogimiento lingüístico e investigación obtenidas en fuentes vivas que infinidad de informantes han proporcionado desde las supuestas Comunidades decadentes.

Esa tarea de investigación no ha cesado, sino que ha ido en aumento, a pesar de las pérdidas y mutilación física y cultural sufridas en las Comunidades Sefardíes devastadas. Y cada vez es mayor y se va ampliando el activo círculo de estudiosos, musicólogos y expertos abocados a esta tarea, de la cual el Proyecto Folklor, de Kol Israel, con el laborioso Moshé Shaúl y su equipo, es uno de los más importantes exponentes.

En estos últimos tiempos hay avances destacables, y se perfecciona la metodología, que ya no se limita al campo lingüístico y la memoria, sino que estudia todo el entorno de los informantes; y con ello también el territorio gestual, que es otro género, o complemento que ofrece la tradición oral para mayor conocimiento de esta cultura. Citamos algunos ejemplos:

Así señala la musicóloga argentina Eleonora Noga Alberti, soprano e investigadora de música tradicional sefardí, con experiencia de casi tres décadas en esas disciplinas:

“Yo trabajé muy intensamente en Buenos Aires, en Asunción del Paraguay y en Santiago de Chile.

“Entonces, ubicar las personas implica saber dónde está la Comunidad, ubicar la Comunidad, preguntar en la Comunidad donde está la señora o el señor que cante. Una vez que se ha logrado eso viene la otra etapa de búsqueda, de saber qué es lo que uno va a preguntar y qué es lo que uno va a buscar. Al comienzo yo buscaba solamente las canciones, cuando me di cuenta que no eran sólo las canciones; porque las canciones estaban engranadas o engarzadas con toda una historia, una vida… Entonces, en mis entrevistas hay de todo: de pronto en Chile me pasó con una señora que en medio de la canción cuenta una konseja; y cuenta y canta la konseja y después cuenta toda una historia de Purim, pero que imposible de transcribirla, porque al mismo tiempo que la cuenta, la va actuando; es decir que pone las voces de Amán y de Mordejai y de Esther… Y de pronto canta una canción; y eso pasa con todos los informantes” (Noga Alberti 1995).


Tamar Alexander, prolífica autora de obras e investigadora de literatura y folklore judeo-español, de la Universidad Ben Gurión en Israel, destaca en su metodología y trabajo de campo, el territorio gestual del informante a que hacíamos referencia. En relación al cuento oral del folklore judeo-español, esclarece el género de teatro. Es importante ver el desarrollo del cuento: la mímica, la pantomima, la entonación de la voz. A causa de ello, no es suficiente un grabador, y utiliza ”video tape“ para observación del “performance”, como en el teatro. Es su metodología, que es la nueva escuela en folklore, donde el texto y las palabras son sólo una parte del sentido y donde el sentido viene de todo lo dicho (Alexander 1995).

Cada sefardí es un informante

La preocupación por difundir la lengua judeo-española ha fomentado experiencias en pequeños grupos y ateliers. Como es sabido, una autoridad en esta actividad, el Profesor Hai’m Vidal Sephiha, viene desarrollando una tarea enjundiosa, hace varias décadas, y sus trabajos filológicos y lexicográficos son invalorables en el campo de investigación del judeoespañol y de gran utilidad en el área didáctica como sus textos y publicaciones. A ello se suma su permanente aporte en el famoso atelier de “Vidas Largas” que con tenacidad reúne a muchos interesados en acrecentar el legado.

En esta línea didáctica de la lengua, también el Profesor David Fintz Altabé realiza una tarea de gran originalidad, muy enfatizada en textos y literaturas sefardíes. Y el interés que suscita entre el número cada vez más creciente de sus alumnos es bastante alentador, siendo un ejemplo pionero el del Profesor Altabé, en la universidad de los Estados Unidos donde dicta sus clases.

Indudablemente en Israel, con la Comunidad Sefardí más importante numéricamente, cátedras en sus universidades, y un ámbito de investigación muy destacado en disciplinas de múltiples ramas del saber, es donde se centran los mayores esfuerzos para recrear la herencia aún viva, como el Colegio Amalia, y los círculos donde los sefardíes, y no sólo sefardíes, cada vez más numerosos, reviven con entusiasmo tradiciones y folklore: se cuentan cuentos, konsejas, refranes, se cantan canciones, se recita poesía; y en tanto revive esta tradición que había sido muy descuidada, y donde participan no sólo mayores, sino muchos jóvenes, con nueva savia se recrea y se compone.

Estos ejemplos, y muchos otros, permiten vislumbrar un movimiento muy vigoroso que se extiende en estos últimos años; y en el mismo situamos los ”Primeros Enkontros Internasionales Sovre el Djudeo-Espanyol“, en Ttel Aviv, donde ha nacido la Unión Mundial del Judeo-Español. Por primera vez, lingüistas, gentes de los medios de comunicación y de centros y universidades, así como personalidades de muchos países e interesados que se ocupan del universo judeo-español, y muchísimos asistentes, han coincidido en este primer proyecto que pretende establecer, con la mayor cantidad de adherentes, un entorno donde coordinar y fortalecer el futuro de este Patri-monio.

En ese futuro, y a la hora de formalizar la enseñanza didáctica de la lengua judeo-española, compete a las autoridades españolas los apoyos que haya menester. En este sentido, España despierta de su letargo de siglos en que ha olvidado, casi ha ignorado, esta herencia que le es propia. Es de esperar que, descubiertas sus raíces, pueda ser puerta abierta al porvenir.

En esa concientización, se ha puesto en marcha hacer conocer a los españoles cultura y tradición del pueblo judío, enfatizando en las mismas el legado del judaísmo español.

En esta trayectoria se enmarca la multiplicidad de actos celebrados en “Sefarad 92”, las recientemente instauradas “Rutas de la Judería”, y en general un florecimiento creativo en que destacan exposiciones, publicaciones, discografía, videos, etc. También se ha intensificado la búsqueda y reconstrucción de barrios y antiguas huellas de la presencia judía en el pasado de la Península, a veces más visibles, y otras, hoy sólo vestigios.

Elevo a las autoridades españolas la petición de una Fundación para la Lengua Judeo-española, con miras al cumplimiento de los objetivos propuestos.

Compete al Estado y sus Instituciones hacer realidad este proyecto, que también tenían en mente algunos preclaros españoles.
Palabras proféticas, pronunciadas por el eminente Profesor D. Federico Pérez Castro, en el Primer Simposio de Estudios Sefardíes, del año 1964 en Madrid:

“No podemos pretender, para bien de los filólogos y de los científicos, que se conserve el judeoespañol como pieza fósil de museo, anquilosada. Ahora bien; la ciencia también tiene sus fueros; y a mí me parece que, entre todos, en este Simposio podríamos encontrar alguna solución, no digo encaminada a formar un “Parque Nacional” de la lengua judeoespañola, pero sí algún procedimiento para que este conocimiento vivo no se pierda, o por lo menos que se transmita de generación en generación en algún centro escogido, con enseñanza científica de lo que era el judeoespañol” (Pérez Castro 1970: 421).

Futuro de la lengua judeo-española

El futuro que espera a la lengua judeo-española, es tema polémico, muy complejo, y exige nuestra mayor atención.
Un futuro que, en general, se vislumbra con gran pesimismo, aún cuando las predicciones entran dentro del terreno de la profecía.

El futuro de una lengua, así como el devenir de una cultura, son absolutamente imprevisibles e impredecibles. Pues ¿quién puede vaticinar los caminos caprichosos que hacen que la cultura de un pueblo se introduzca en otros?

Ningún ejemplo mejor que el que nace en España, pues quién hubiera imaginado que aquella lengua romance nacida en medio de otros dialectos sería, con el transcurso de los siglos, el castellano que se extendió tan lejos de las fronteras que le dieran origen. ¿Quién podía suponer esa transferencia a unos lejanos territorios americanos aún no descubiertos, ni el carácter universal con que se impone en nuestros días?

No es menor la difusión del Romancero, cuyo género tan arraigado desde su temprana introducción en América, es otro sorprendente fenómeno de transmisión.

Reflexionando sobre los fenómenos lingüísticos y su transmisión, veamos qué particularidades pueden ser permanentes y posibles con la normativa del judeo-español que denomino “lengua oral-escrita”.

¿Qué duda cabe que los sefardíes han perdido aquella existencia singular recreada en ciudades que rodeaban al Mediterráneo, vigorizando los eslabones de una cultura muy sólida?

Sabido es que los conflictos, las guerras, nacionalismos y factores de diverso orden, y por fin el Holocausto, devastaron aquellas Comunidades Sefardíes e hicieron desaparecer unas condiciones de vida que se basaron en una estructura social inseparablemente unida a tradición y religiosidad, cuya esencia se fundió en admirable conjunción de normas éticas y moralizadoras, meollo de una existencia en general modesta.

Compartieron, al igual que una gran familia, temperamento hispánico, responsabilidad, en tanto no del todo conscientes de los valores que entrañaban su conservación; y sin embargo, junto a ello, algunos insignes sefardíes los vislumbraron y emprendieron con esfuerzo la tarea de recoger el tesoro patrimonial.

Cambiadas las circunstancias y los caminos diaspóricos, aquellas condiciones no pueden recrearse, pero las normas de enseñanza y formación sustentadas en la solidaridad que arropó el universo sefardí es hoy otro argumento de peso para salvaguarda de esta cultura y esta lengua, y desde el punto de vista de la investigación, de lo que estamos hablando es de un patrimonio que entraña valores éticos, usos y costumbres, creación poética y humana: herencia que interesa proteger, acrecentar, conservar y difundir más allá de los marcos académicos, para hacerla comprensible y accesible al mayor número de personas que, cada vez más, se interesan en ello.

Una fundación para la lengua

Mi propuesta es la creación de una Fundación para la Lengua; y hacer comprender que los sefardíes podemos contribuir en mucho a una campaña que afiance la enseñanza de esta lengua, que ha sido oral y nunca ha contado con una gramática.

Y que sin ser lingüistas, con el conocimiento adquirido, y la experiencia basada en el oído y la memoria, se nos permite un análisis centrado en el léxico personal del vocabulario conservado. El análisis del léxico ofrece muchas respuestas y es de gran utilidad, en el caso, incluso, del conocimiento del origen geográfico de la lengua.

Por ejemplo, mi propio análisis de la lengua descubre la influencia del dialecto aragonés en el habla de su familia materna oriunda de Rhodes (Rodas), con expresiones y particularidades que guarda diferencias con el habla de mi familia paterna oriunda de lzmir (Esmirna).

Por tanto, mi propia experiencia en este campo, me faculta para reconocer y rescatar en el análisis del léxico, rasgos fonéticos y vocabulario de gran utilidad a las horas de una normativa del judeo-español. Y puede contribuir con fines didácticos, pues un sefardí interesado y estudioso de su léxico, puede ser un investigador del mismo.

La lengua exige soportes didácticos

La lengua judeo-española en nuestros días, exige soportes didácticos para su enseñanza. Pues si es verdad que una lengua siempre se expresa en función de vehículo cultural, ese vehículo en el mundo sefardí está relacionado con unas condiciones estéticas, éticas y espirituales. Pues junto al perfil de conservación, herencia y continuidad en las múltiples diásporas que hemos señalado, aquél había sido un universo hermético, bastante cerrado y poco abierto al exterior; la lengua se hablaba en casa y en familia a pesar que muchas veces transcendía a su entorno.

Su habla los identificaba, los unía, pero también los sostenía. La lengua les hablaba de sí mismos. Y aunque su universo mediterráneo ya no existe, ni las condiciones son aquellas, los sefardíes aún continúan identificándose con su habla.

Por su condición de grupos aglutinados en tomo a una lengua, surgieron infinidad de creaciones, con ejemplos que favorecieron influencias balcánicas y mediterráneas, y enriquecieron la huella peninsular con literaturas, poesía, diversidad de un folklore muy valioso y que sustentó con gran vitalidad tradiciones notables en que, por su carácter trashumante y recorrido de ciudades y geografías, perviven en condiciones de gran belleza.

Todo ese caudal de riqueza y gran contenido es imprescindible transmitir, valorando del mismo modo que las fuentes impresas y escritas de literaturas, las fuentes orales que aún perviven, y respondiendo al tema planteado, elaborar las condiciones cuyos soportes didácticos hagan posible aquella transmisión y normativa que exige toda lengua.

Un magnífico modelo lingüístico en España
Al centrarme en la propuesta que elevo, he creído necesario la inspiración en modelos que nos permitan sentar las bases para un nuevo modo de enseñanza de la lengua judeo-española que denomino “Oral-escrita” con fines didácticos.

Uno de los mayores ejemplos lingüísticos en la historia de la evolución de la lengua española, se ofrece en las traducciones que fueron realizadas en esos monumentos científicos y literarios en la Corte de Alfonso X el Sabio. Aquellas magníficas producciones surgían de los talentos y el esfuerzo mancomunados, y continuaron siendo un ejemplo dentro o fuera de la Corte mucho después de la muerte del monarca. Y es esa disparidad, esas diferencias que imprimen los autores y traductores que intervienen, los factores que han de dar información de la situación de la lengua a lo largo del reinado alfonsí, y tiempo después.
Es esa coordinación el modelo a seguir en la empresa propuesta porque, con seguridad, en los albores de la normativa de esta lengua, será imposible la uniformidad; se imponen criterios flexibles.

Ciertamente, no es ni siquiera parecida la situación: la lengua judeo- española tiene su edad y su evolución, en tanto el ejemplo admirable alfonsí se proponía uniformizar un lenguaje. Pero lo que es muy interesante, es que la intención primordial y motivación ha sido la divulgación, con la intervención del propio soberano, incluso en las correcciones.

Y en la imperativa necesidad de construir la lengua, saber enjundioso, diversidad y estilo, fueron imprescindibles en tal labor: en tan compleja estructura, fueron incorporados tecnicismos insustituibles de lenguas más elaboradas como árabe y latín; en otros casos se sustituyen palabras latinas por otras romance. Frecuentemente se citaba el vocablo latino o griego acompañado de su definición castellana, etc. Y estas líneas son el modelo a seguir para facilitar la normativa del judeo-español.

“No es exigible uniformidad de criterio lingüístico”

Cito al lingüista: “En producción tan intensa y en que intervenían tantos colaboradores, no es exigible la absoluta uniformidad de criterio lingüístico…”. Y agrega:

“La prosa alfonsí, aunque tiene rasgos inconfundibles, no posee estilo personal; lo impedían la diversidad de las materias, el carácter de vasta compilación y el esfuerzo por amoldarse al estilo de sus distintas fuentes” (Lapesa 1986: 239 y 245).


Las complejidades y particularidades del habla judeo-española sugieren que las bases de la normativa deben ser flexibles y pertinente a progresivas revisiones y correcciones, como es corriente en la Real Academia de la Lengua que, asimismo, incorpora flexiones y términos adoptados por préstamos culturales, si su uso se ha generalizado cuando los propios hispanoha-blantes la transforman en un lenguaje nunca uniforme, pues el habla de un pueblo es el espejo cultural que refleja condición social, medio, educación y la propia voluntad de expresión de sus gentes.

A la hora de la normativa de la lengua judeo-española, habrá que decidir sobre la variedad de alfabetos y representación de los sonidos, sin olvidar la excepcional condición que casi todos los sefardíes poseen, de interpretación o lectura de textos medievales peninsulares, en especial en cuanto a sonido. Y ese conocimiento puede aportar información al mismo lingüista: Rafael Lapesa, en referencia al tratamiento de respeto entre los sefardíes, asegura lo siguiente: “Se desconocen vuestra merced y usted” (Lapesa 1986: 529; el subrayado es nuestro). Sin embargo, el periodista y escritor sefaradí D. Nissim Elnecavé, rescata en su obra, en el amplio capítulo de tradición oral, el tratamiento ”su merced“ (Elnecavé 1981: 235).1

Formar maestros y profesores de esta lengua, es tarea urgente, así como centralizar a personas e instituciones que ayuden a integrarse en los objetivos que ya ha puesto en marcha la Unión Mundial del Judeo-español.

Tendencias en conflicto

Por último, deseo referirme a la investigación, que presenta dos tendencias en conflicto. Son áreas que dividen —y nunca mejor dicho, dividen— los criterios. Por una parte, académicos e hispanistas basan sus investigaciones y trabajo de campo en literaturas y textos sefardíes, impresos, manuscritos, documentación aljamiada y, en general, un amplio espectro de esta cultura en fuente impresa. Por otra parte, el área de recogimiento y difusión de tradición oral, (muchos de ellos, informantes) trabaja sobre este patrimonio tradicional y recrea, con sentido de innovación, literaturas, cancionero, poesía, y creaciones que se inscriben en la tradición que siempre se ha seguido entre los sefardíes, con el carácter popular de intervención y transfor-mación que ha sido una constante en esta cultura.

El conflicto surge por el rechazo de los primeros al sistema de escritura que utilizamos en estos géneros, y que sería el probable modelo de la ortografía en la gramática, próxima a su aparición.

El conflicto podría ser menor, si dependiera de posiciones más flexibles, algo bastante improbable.

Entretanto, todos tenemos un lugar, no somos demasiados. Y la tarea es ardua.

Somos los sefardíes los últimos que hemos vivido inmersos en ese universo y nuestro testimonio es un camino alentador, esperanzador, para los jóvenes que intentan emprender su ingreso en tan interesante tradición.

Personalmente, es mi responsabilidad continuar en una área que es también un gran desafío, y mi posición es de optimismo; y espero continuar en esa línea.

Tenemos mucho que hacer y que decir; y deseo, para finalizar, recoger el testimonio muy oportuno en este planteamiento que nos ofrece el talentoso musicólogo Joaquín Díaz, porque en el mismo se resuelven dudas que surgen y pesan; se trata de un consejo que él recibe de una anciana sefardí:

“Para mí la música, las canciones judeo-españolas me han llegado siempre al corazón. Ha sido precisamente, (y lo decía antes) la esencia de esa música la que me ha convencido, y me ha convencido de una forma que es muy difícil describir con palabras… La frase de una abuela sefardí diciendo: «Usted kanta kantikas con el alma … no se preokupe de más», vino a propósito de mis dudas sobre cómo debía interpretar esta música tan querida. Finalmente ella me convenció, me hizo alejar esas dudas y dedicarme, digamos con el alma, con el corazón, a ese repertorio…” (Díaz 1993).


La emisión “Sefarad” de Radio Exterior de España

Desde mi propia experiencia, en los programas en lengua judeo-española desde hace más de nueve años, se pone el acento en difundir los usos y costumbres, folklore, cancionero, y en general la riqueza del patrimonio cultural sefardí. Destaco el interés creciente de la audiencia, que solicita textos e información sobre gramáticas, diccionarios, y todo tipo de material didáctico necesario para un mayor conocimiento de la lengua y cultura judeo-española.

Los medios de comunicación, y en especial las emisoras de radio, son excelentes soportes con que contamos en nuestros días para la difusión y un mayor conocimiento de este patrimonio.

El interés también se despierta en hispanistas y personas interesadas en la cultura hispánica, sin raíces ni tradición judía pero que se sienten muy atraídos por el contenido de los programas, muchos de ellos latinoamericanos.

La entrevista semanal proyecta el quehacer de personalidades que destacan en las disciplinas relacionadas con esta cultura tanto de España como de otros países, que participan en encuentros, congresos, exposiciones, conciertos, y en toda manifestación de una gran creatividad, la cual se encuentra en uno de sus mejores momentos.

Todo ese contenido, cuyo perfil tiene el sello marcado del rescate de tradición oral, también es asumido con la innovación que requiere el léxico, al incorporar nuevos términos, especialmente en el vocabulario con que se traducen las noticias.

Recientemente, hemos incorporado un apartado sobre “Literaturas Sefardíes”, (generalmente un monográfico cada tres meses) y siempre estamos atentos a las impresiones, reflexiones y sugerencias que recibimos en los programas, e incluso algunos oyentes intentan escribir en judeo-español.

En los programas también damos información de las actividades culturales en los marcos de tradición judía y sefardí en España, Israel y otros países; y en la tarea de difusión, marcamos el énfasis en el rico patrimonio musical sefardí: se realizan grabaciones documentales para nuestros programas, en los estudios de Radio Nacional de España; y junto con ellas, una parte de nuestra discografía es entregada a sus archivos sonoros.

Los programas se emiten hacia Oriente Medio, Mediterráneo y Norte y Sudamérica; y confiamos llegar a una audiencia mayor.


Bibliografía

– Bunis, David M. (1975): A Guide to Reading and Writing Judezmo, Nueva York, The Judezmo Society.
– Bunis, David M. (1993): A Lexicón of the Hebrew and Aramaic Elenients in Modern Djudezmo, Yerushalayim, The Magnes Press, The Hebrew University.
– Estrugo, José (1958): Los Sefardíes, La Habana.
– Harris, Tracy K. (1994): Death of a Language, Londra & Toronto, Association of University Presses, University of Delaware Press.
– Hassán, Jacob M. (éd..) (1978): Estudios Sefardíes, vol. 1, Madrid, CSIC. Nehama, Joseph (1977): Dictionnarie du Judéo-espagnol, Madrid, CSIC. Sephiha, Haïm V. (1992): L’Agonie des Judéo-espagnols, Paris, L’Entente (1977).
– Aki Yerushalayim, Red. Moshe Shaul, ”Sefarad“. Asosiasion para la Konservasion i Difuzion de la Kultura judeo- espanyola, Yerushalayim 1979.


Notas
1 “No se olvide su merced de invitarme a la boda”.