Coloquio

Edición Nº27 - Septiembre 2014

Ed. Nº27: Antisemitismo y conflicto árabe - israelí

Por Marcos Israel

El libro parte de una constatación fundamental e impactante, hecha durante mi participación en la Conferencia Mundial Contra el Racismo de Durban, en 2001: el racismo bajo la forma de antisemitismo aparecía asociado al conflicto de una manera muy estrecha. Las preguntas que me surgieron en aquel momento fueron: ¿Hasta qué punto estaban asociados? ¿Desde cuándo? ¿Acaso el antisemitismo era parte integral del conflicto?

Investigación y análisis realizados durante años, me fueron llevando cada vez más atrás en el tiempo, hasta el inicio mismo del conflicto y a la convicción de que la respuesta a la tercera pregunta podía ser afirmativa.
Así pues, el libro presenta un análisis documental del devenir del conflicto y discurre por la interacción entre éste y el antisemitismo: en el comienzo del mismo, en el pasado reciente y en el presente.

El concepto de interacción es clave. Diría que se trata del concepto central, dada la importancia que reviste la constatación de su existencia. En este libro, manejo información y presento testimonios que muestran que el antisemitismo está en la génesis del conflicto árabe – judío, desde sus albores; y que el conflicto, a su vez, se convirtió en la plataforma de relanzamiento y difusión del antisemitismo a nivel global después del Holocausto. Esta última circunstancia –el relanzamiento del antisemitismo luego de su devaluación al cabo del Holocausto-, a su vez, realimenta y sostiene el conflicto árabe – judío, profundizándolo y esterilizando cada uno de los esfuerzos de paz que se han realizado. De esta manera, ambos problemas se refuerzan mutuamente en forma continua.

Es especialmente revelador el hecho de que los documentos oficiales de las etapas iniciales del conflicto (1921), ya muestran el componente del antisemitismo presente, claramente utilizado por la parte árabe. En sí, ese hecho y la negación absoluta del derecho de autodeterminación de los judíos, son los dos componentes fundamentales del enfrentamiento, claramente establecidos desde el principio.

Estos elementos justifican una búsqueda exhaustiva de la relación entre el racismo antisemita y el conflicto árabe – judío. Si, como parece ser, existe una relación intrínseca, muy profunda, esencial, entre ambos, entonces estará en discusión el error de enfoque, muy común, que encierra el considerar este conflicto como un conflicto político cualquiera, semejante a muchos que pueda haber alrededor del mundo; error que cometen intelectuales y políticos constantemente. Bernard Lewis, asevera esa esencia política que devendría del choque, común, entre pueblos sobre problemas reales y no sobre prejuicios y persecución . Esta explicación es insuficiente. El propio autor reconoce que hay una singularidad en este conflicto que lo hace diferente, pero no llega a explicar esa singularidad o en qué consiste la diferencia.

Como se muestra también, este no es el único conflicto de proporciones que han mantenido los árabes o, más en general, los islámicos. Huntington afirmaba que “las fronteras del islam son fronteras sangrientas” . En ese sentido, dedico un espacio al análisis del largo conflicto de los árabes con los pueblos originarios de Sudán –los nubios- y el genocidio resultante, el cual significa una clara advertencia a los judíos de Israel acerca de lo que les sucedería si perdieran una guerra.

La idea que se desarrolla aquí es la de analizar cuál es el origen y cómo se sostiene la postura anti israelí que se transforma en anti judía; el conflicto del Medio Oriente llevado a la arena del racismo, entendiendo éste en su sentido más amplio de odio a otro pueblo o etnia. Para ello, la búsqueda se hace entre opiniones, dichos, discursos y documentos oficiales de todo tipo y en la descripción del sistema de valores que esos discursos denotan.
En este sentido, se hace un pormenorizado análisis del discurso típico de representantes árabes, utilizando el muy interesante marco teórico que presenta Michel Foucault en el libro “Genealogía del racismo”. Este análisis de los más variados discursos de los líderes árabes –incluidas las cartas fundacionales del Hamas y la OLP-, muestra el significado profundo de dicho discurso, su articulación estrecha con la incitación al odio y el paralelismo extraordinario con el nazismo.

El libro dedica un largo capítulo a desmenuzar ese discurso histórico – político árabe, que normalmente se toma como parte del paisaje del conflicto, sin asignarle la verdadera importancia de su significado y de su papel: ese discurso tiene una importancia crucial en el sostenimiento del conflicto, es parte del conflicto, y es parte también de la difusión del antisemitismo a escala global.

Normalmente, el trabajo de esclarecimiento o “hasbará”, que tanto ocupa a representantes de Israel y, especialmente, a los dirigentes de las comunidades judías del mundo, sólo ataca superficialmente el problema. Diría que se enfoca en la punta del iceberg. Por eso, la caracterización del discurso histórico – político árabe, me parece de la mayor relevancia.
Otro aspecto que se deriva del recorrido antes enunciado, es el análisis de la participación de varias potencias en el devenir del conflicto –principalmente Gran Bretaña y Rusia-, y su impacto. Importa porque ello hecha luz sobre la problemática, y sobre el papel –generalmente poco conocido- de ellas. Pero importa también porque todas ellas, EEUU incluido, siguen participando al día de hoy, en defensa siempre de sus propios intereses; intereses que no coinciden precisamente con la consecución de la paz.

Muy importante fue también el papel que tuvieron el fascismo y el nazismo en nutrir el racismo árabe. Las ideologías mencionadas se articularon notablemente con la cosmovisión árabe. La documentación histórica es elocuente en mostrar la comunidad de intereses entre árabes y nazis en la aniquilación de los judíos, y la contribución árabe al Holocausto. La relación de los gobiernos árabes con el nazismo sobrevivió varias décadas al fin de la Segunda Guerra y sirvió para que la doctrina antisemita de los líderes árabes se convirtiera en un fenómeno más masivo, permeando primero en las burocracias civiles y militares y más tarde en capas importantes de la población de sus países.
En definitiva, surge del ensayo que la búsqueda de la paz no tiene sentido sin la lucha contra el antisemitismo. La denuncia del racismo implícito y omnipresente en el conflicto es una condición para poder avanzar hacia una posible solución del mismo.