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con vivencia - edición 3

Las mujeres en la religión y la sociedad de hoy, por Sandra Piszk

Sandra Piszk Feinzilber es politóloga y política Costarricence, Se ha desempeñado como diputada en dos ocasiones, y fue Ministra de Trabajo y Seguridad Social. Fue  consultora para el Banco Mundial, el PNUD, el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social y el Instituto Centroamericano de Administración Pública, Viceministra de Planificación y Política Económica y Viceministra de Economía, Industria y Comercio.

El judaísmo es un legado: El valor de la educación

«El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela.» (El Talmud)

De los costarricenses, comúnmente llamados ticos, se dice que tenemos una personalidad prudente, tolerante, individualista, y ajena al conflicto. Democrático desde su independencia y sin ejército desde 1949, Costa Rica históricamente ha desarrollado formas de coexistencia que lo han diferenciado de otros pueblos centroamericanos, especialmente en lo que refiere a la escogencia o imposición de sus formas de gobierno.

De esas condiciones y procederes, muy relacionadas con la convivencia en sociedad, se presume una hipótesis que resulta interesante: y es que los ticos pudiesen haber sido influenciados por la presencia y costumbres de judíos sefaradíes que huyendo de la Inquisición, se instalaron en la provincia más lejana de la Capitanía General de Guatemala sede administrativa de la corona española y del Tribunal de la Inquisición.

Partiendo de esa premisa, es de suponer que el valor de la educación, elemento primordial en la vida judía, haya jugado un papel destacado en la vida de los habitantes de la región y posteriormente en el advenimiento y construcción de la nueva República surgida a partir de la Independencia de 1821.  No solo muchos de los gobernantes fueron maestros sino que para mediados de siglo, se habían redoblado esfuerzos para impulsar la enseñanza, incluyendo el derecho constitucional a la educación gratuita y obligatoria para hombres y mujeres por igual.

La mujer en la política: una herencia y el salto cualitativo

No hay duda de que la educación formal e informal, impulsada oficialmente durante el siglo XIX marcó huella en la mujer costarricense, cuyo papel desde las organizaciones sociales, la  academia y la literatura, fue primordial frente a los acontecimientos sociales y políticos  que  culminaron la promulgación del derecho al voto femenino en 1949, y en la elección de las primeras diputadas.

Pero fue a mediados de los 80, cuando cuatro mujeres -tres de ellas judías- (Rebeca Grynspan, Ofelia Taitelbaum y Sandra Piszk) fueron nombradas en el primer Gabinete Ministerial con aires modestos de participación femenina. 

Ya para 1990 se aprobaba la primera Ley de Igualdad Real de la Mujer y posteriormente se legalizó el siempre discutido sistema de cuotas que como diputada defendí, convencida de que los cambios culturales sobre la equidad de género no se darían si no eran impulsados en forma coercitiva.

 

Los avances en la participación política de la mujer demuestran que la evolución cultural no es suficiente cuando se trata de la protección de derechos y aunque en este caso se trate de la mitad de la humanidad, lo cierto es que en la práctica, sigue siendo una minoría discriminada en muchas partes del planeta.

 

Hoy día, todos los órganos de decisión política desde el Gabinete Ministerial hasta el Congreso son paritarios. Varias mujeres han ocupado la Vice-Presidencia de la República, la Presidencia del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia y en 2010 elegimos a la Primera Mujer Presidenta.

 

En las elecciones nacionales de los últimos años, la participación femenina ha sido ligeramente mayor que la masculina, los textos educativos han sido reformados y de las universidades se gradúan en igual cantidad y condiciones hombres y mujeres.

 

Obviamente lo anterior no es excusa para reconocer las grandes falencias que aún existen cuando se trata del campo económico, salarial y laboral, en donde los avances han sido mucho más modestos, con el agravante de que la reciente pandemia del covid no solo deterioró aún más esta situación sino que incrementó la violencia de género. 

La participación judía en la política nacional: Hineni

La presencia judía en la política nacional especialmente a partir de la década de los 80 es particularmente interesante, especialmente si se toma en cuenta que prácticamente todos los que participamos en esa primera etapa de participación política, somos hijos de víctimas del Holocausto, o sea primera generación de judíos costarricenses nacidos después de 1945.

 

No pasa desapercibido el hecho de que descendientes de inmigrantes perseguidos y en muchos casos torturados, que comenzaron una nueva vida sin idioma,  sin recursos y muchas veces sin familia,  pudieran   resguardar y trasmitir  los principios judaicos de la educación y del deber.

 

Mi experiencia personal

 

Hoy después de 30 años de vinculación a las más altas esferas de decisión nacional, testigo de los avances y retrocesos pero consciente de los retos, llevo conmigo el recuerdo de aquellos momentos en que decidí involucrarme activamente en la vida pública, en que aprendí a defender mis principios sin temores, teniendo como brújula y norte el ejemplo de esperanza y sabiduría que a pesar de las circunstancias conservaron nuestros antepasados. 

 

Ellos, la mayoría hoy ausentes, nos brindaron no solo una esmerada educación sino fundamentalmente nos hicieron comprender que “Nunca Más” lleva implícito el deber de “Aquí Estoy” Hineni…