Coloquio

Edición Nº58 - Agosto 2022

Ed. Nº58: Fragmentos de “Los rostros del antisemitismo” (Ed. 27)

Por Judit Bokser Misses-Liwerant

Edición: Federico Nemetsky

Los siguientes párrafos corresponden a fragmentos de la ponencia pronunciada por la Dra. Judit Bokser de Liwerant ante la Conferencia de Comunidades Judías de América Latina reunida en la Ciudad de México por convocatoria del Congreso Judío Latinoamericano.

 

“Hablar de sus rostros es hablar del antisemitismo como un fenómeno a la vez permanente y cambiante: es apuntar hacia las recurrencias históricas así como hacia las transformaciones y cambios. Mientras que su permanencia histórica no deja de ocasionarnos perplejidad, sus renovadas formas de expresión tienden en más de una ocasión a sorprendernos.

 

En este sentido, permítanme recordarles que en 1961, en el marco del Proceso Eichmann, uno de los más notables historiadores contemporáneos del pueblo judío, el Prof. Salo Barón, fue convocado como “testigo histórico” para describir las condiciones de los judíos europeos antes del ascenso del nazismo. En uno de los interrogatorios, Robert Servatius, el principal abogado defensor le preguntó: “Como profesor de historia, ¿puede explicar usted las causas de esa actitud negativa que viene existiendo desde hace tantos siglos y de esa continuada guerra contra el pueblo judío?”. En su respuesta, Salo Barón concluyó con una breve sentencia, que en inglés, le sumó a toda la profundidad de su formulación, la agudeza del juego de palabras; ésta fue: the deslike of the unlike, esto es, el desagrado ante lo diverso, ante lo diferente”.

 

 

“Tal vez una precisión inicial se corresponde. Al asumir el antisemitismo como temática central de esta sesión debemos hacerlo conscientes de que éste no constituye el único hilo conductor de la vida judía contemporánea ni es la única forma de relacionamiento e interacción con las sociedades circundantes. Debemos hacerlo, por tanto, recordando que las relaciones entre judíos y no judíos o bien entre las sociedades circundantes y las comunidades judías abren una amplia gama de opciones que dependen tanto de factores estructurales e históricos que rebasan la voluntad, como de la acción de los hombres y mujeres. El papel de ayer aludió a esta cuestión de un modo plausible”.

 

 

“Las transformaciones que hoy vive el mundo exhiben un carácter complejo en el que la inauguración de nuevas promesas junto a la presencia de viejas amenazas le confieren una gran ambivalencia al carácter e impacto posible de estos cambios. Más aún, considero que su efecto es y puede continuar siendo contradictorio tanto en lo que concierne a las formas que asume la convivencia humana en este fin de siglo como al comportamiento del antisemitismo. Mientras que la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS condujeron a la desaparición de la escena internacional de una ideología y de regímenes que fueron una fuente fundamental del antisemitismo en las últimas décadas, dicho colapso ha estado acompañado por nuevas fuentes de tensiones inéditas y de antisemitismo.

 

El tránsito incierto aún de los países de Europa oriental y central del autoritarismo a modelos democráticos se ha dado en el marco de la emergencia de nuevas formas de regionalismos y nacionalismos. Todo parece indicar que la búsqueda de su nueva identidad nacional no se orienta a una concepción ciudadana derivada de la construcción del Estado de Derecho, sino a las raíces culturales y étnicas excluyentes que se continúan en actitudes antisemitas”.

 

 

“El creciente proceso de reestructuración de los mercados mundiales, a través de la globalización y la regionalización ha desembocado en imperativos económicos de ensanchar los mercados a partir de las transformaciones productivas en el marco de la libertad de movimiento del capital y de los servicios. Ello ha impuesto una nueva lógica a las fronteras nacionales; la supremacía del mercado, siempre abierto, por sobre los límites nacionales, siempre cerrados. Expectativa de sociedades abiertas donde la interacción apuesta a la convergencia de intereses diversos, minimiza el prejuicio. Sin embargo, este proceso se ha venido desarrollando a través de ciclos de recesión que el nuevo modelo neoliberal no ha logrado erradicar y a los flujos de capital se han correspondido flujos de mano de obra que constituyen el nuevo perfil de las migraciones de este fin de siglo. Ello ha exasperado los sentimientos étnicos y nacionalistas, actitudes y manifestaciones anti extranjeras, xenofobia y expresiones racistas contra inmigrantes, trabajadores extranjeros, exiliados, refugiados… contra los otros. Todos estos otros objetos de agresiones que han intensificado, a su vez, las expresiones antisemitas. ¡Y ello en centros de prosperidad económica!”.

 

 

“¿Hasta dónde la tendencia posmoderna de abrir espacio a la expresión de agrupaciones enfatizando la identidad y la autonomía como demandas fundamentales no ha traído como efecto secundario la emergencia y, lo que es peor, la legitimación, de agrupaciones marginales, entre las que figuran aquellas que nos ocupan?

 

En todo caso el prejuicio y la violencia política han pasado a ocupar un lugar importante en el escenario europeo. Tal como afirma el Antisemitism World Report 1994: En ese contexto, el antisemitismo se ha convertido en la lengua franca manifiesta o latente de la política xenofóbica y exclusionista y las expresiones de antisemitismo a nivel mundial continúan erosionando el taboo al que estaba sometido el antisemitismo desde la posguerra”.

 

 

“Sin embargo, y paralelamente, la coexistencia de tiempos históricos diversos hacen que desde las perspectivas de las demandas, en el propio escenario de la política conviven el reclamo de los valores ciudadanos con los derechos sociales y cierta posmodernidad de reclamos étnicos, minoritarios y regionales.  Resultado aún incierto.

 

¿Cuáles son sus rostros?

 

En todo caso, el antisemitismo es un fenómeno amplio, complejo, cuya comprensión exige atención a múltiples niveles de expresión y manifestación. Algunos, mensurables, cuantificables. Otros no, su detección más difícil, mediada por la interpretación, que varía y es subjetiva y lo que es más, puede presentar un panorama propicio, terreno fértil que no necesariamente se exprese… o viceversa”.

 

 

“La definición de la identidad nacional ha ocupado un lugar central en la trayectoria histórica y teórica del continente. Ha sido vista como requisito de acción conjunta, de gestación y legitimación de proyectos, como sustrato para la construcción de consensos y como condición para alcanzar la integración nacional.

 

Como tal, y en la medida en que toda identidad nacional está configurada por lo que un colectivo es así como por lo que desea ser, por las imágenes de lo que la sociedad ha sido conjuntadas con lo que proyecta ser, en el difícil proceso que comporta todo esfuerzo que aspira a crear (descubrir, inventar) lo propio, lo esencial, lo original y, por qué no, lo único, la definición del “nosotros” llevó a cabo complejas operaciones de inclusión y exclusión y definió márgenes conceptuales y existenciales vis a vis los “otros”. En este sentido, unidad y homogeneidad como atributos de la identidad nacional se perfilaron como parámetros dominantes. En su seno, etnicidad y religión, ser nacional y proyecto político habrían de entrecruzarse de un modo esencial, alimentando, precisamente a través de sucesivas reformulaciones, una concepción de la identidad nacional crecientemente uniforme y unívoca para la cual las diferencias y la diversidad fueron vistas como amenazantes.

 

En esta línea, y atendiendo a las tendencias y cambios en el umbral del siglo XXI bien puede afirmarse que los límites al proyecto de una identidad nacional unívoca se fueron dibujando a partir de las modificaciones globales, tanto económicas como sociales y culturales del país y su impacto sobre la sociedad en su conjunto”.

 

 

“Quisiera concluir con la importancia del combate. Este es esencial en la medida en que alienta o desalienta, aprueba o desaprueba. Sobre todo, teje nexos de mutualidad en el entramado social, mismo contra los que atenta el antisemitismo.

 

Más aún, en la definición del antisemitismo es tan esencial la manifestación como el combate.

 

Registrado a nivel mundial un incremento en la lucha organizada contra el antisemitismo. Tanto en el ámbito de la política internacional, contexto para la resolución de la Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de condena al antisemitismo como una forma de racismo, como en el ámbito legal y parlamentario”.

 

 

“Es necesario repensar la identidad junto al otro. Este es un gran desafío al que apuntaron intervenciones previas. Este es un quehacer propio que no debe cancelar ni ocultar las otras tareas compartidas.

 

Este es un desafío que en nuestro continente es hoy factible hacerlo toda vez que mientras seguimos luchando por acceder a la modernidad, los ecos de la posmodernidad se han instalado entre nosotros. Ello equivale a decir que los temas de la autonomía, la identidad, las minorías han aterrizado entre nosotros. Ello equivale a decir que el gran tema de los derechos humanos puede ser leído en clave de libertad, de igualdad y de autonomía. Ello equivale a consolidar los espacios de la diversidad.

 

Permítanme concluir sin caer en las tentaciones de certeza del pensamiento afirmando que en la medida en que el antisemitismo se construye sobre temores arquetípicos, ansiedades y reflejos ancestrales que parecen desafiar todo análisis racional es necesario asumirse a la vez comprometidos y alertas”.



 Judit Bokser Misses Liwerant es investigadora y profesora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Estudió Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea de Jerusalén y se doctoró en Ciencias Políticas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.