Coloquio

Edición Nº50 - Septiembre 2019

Ed. Nº50: Una visión sobre los desafíos de la mujer

Por Sara Winkowski

Hablar sobre la mujer no es sencillo, habida cuenta los diversos temas que afectan negativamente la vida de las mujeres: el acoso sexual, la prostitución y la trata de personas, la violencia doméstica, el liderazgo y los derechos, entre otros. Si bien es cierto que éstos temas no afectan solamente a la mujer, también es cierto que el mayor porcentaje de las víctimas son mujeres. En los últimos años, y gracias al trabajo y tesón de muchas mujeres, se presionaron los sistemas seculares, legales, sociales y educativos para incluir a la mujer en términos igualitarios. Mucho se ha avanzado, pero mucho queda por hacer.

Acoso Sexual

El acoso sexual se define como una conducta no deseada de naturaleza sexual en el lugar de trabajo, que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada. Es un término relativamente reciente que describe un problema antiguo. Según la OIT, “el acoso sexual es una manifestación de la discriminación de género y una forma específica de violencia contra la mujer. Es una violación a los derechos fundamentales de las personas y constituye un problema de salud y seguridad en el trabajo y una inaceptable situación laboral”.


Es indudable que la reciente campaña del “Me Too”, le dio publicidad a un tema tanto tiempo escondido. Decenas de hombres sospechosos de acoso o violencia fueron despedidos o renunciaron. Los empleadores y las empresas comenzaron a reconsiderar las antiguas políticas de encubrimiento institucional. No cabe duda que la principal responsabilidad para enfrentar el problema recae directamente en los gobiernos, en el sistema judicial, en las instituciones y también en la sociedad.


Oscar Wilde decía que “Todo en el mundo es sobre el sexo, excepto el sexo. El sexo es sobre el poder”.


Varios acontecimientos recientes demuestran la toma de conciencia al respecto. Casos de personalidades acusadas de acoso sexual, como el de Harvey Weinstein, Bill Cosby y Jeffrey Epstein dieron la vuelta al mundo. Y más recientemente el Presidente de Indonesia Joko Widodo firmó la amnistía de Nuril Maknun, la mujer acusada de promover pornografía por difundir las llamadas pornográficas de su jefe y sentenciada a 6 meses de cárcel y el pago de US 35.000. Una clara demostración de una mayor toma de consciencia en cuanto a que hay que terminar con el acoso sexual.


Prostitución y Tráfico de Personas

 
Dicen que la prostitución es el trabajo más antiguo del mundo. Ya en la Torah, vemos que el patriarca Abraham vende a su esposa Sara al faraón. “Por favor, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por ti, y para que pueda vivir gracias a ti” (Génesis 12:13), “ E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos”. (Génesis 12:16).

Cuando analizamos la prostitución, constatamos que el abuso y la explotación son sólo algunos aspectos del tema. También tenemos que analizar como la industria del sexo destruye los principios morales más básicos de nuestra sociedad al fomentar el sistema internacional del tráfico de personas.


El tráfico de personas es un crimen que explota especialmente a la mujer, a los niños y en menor grado a los hombres; afecta a todos los países, ya sea como país de origen, de tránsito o destinatario, y reduce los derechos humanos, la dignidad, las libertades y los principios morales. Actualmente es el negocio más lucrativo, después de las drogas y el tráfico de armas. Mueve alrededor de 150 mil millones de dólares por año y se calcula que 4.5 millones de personas son explotadas sexualmente hoy en día.


Lamentablemente, muchas veces es la propia familia quién vende a las víctimas, un hecho que duplica la sensación de traición. Recuerdo hace años, en una reunión del Comité de la Condición Social y Cultural de la Mujer en Naciones Unidas, Nueva York, una joven nepalesa víctima de la prostitución, nos decía que la tercera parte de las jóvenes del país eran vendidas por sus padres, hermanos o abuelos.


Son temas que si bien son muy antiguos, cada vez se conocen más detalles y por cierto se ha comenzado a actuar en consecuencia, aunque no lo suficiente. Suecia aprobó una ley que criminaliza al cliente, la compra de servicios sexuales, y despenaliza la venta de dichos servicios. Es decir, penaliza al que usa los servicios y no a la mujer que los vende. Señalan que “la prostitución no es una cuestión de moral, sino de igualdad, de derechos humanos”. Suecia se convirtió en el primer país del mundo en perseguir legalmente el negocio de la prostitución. También lo hicieron Canadá, Islandia, Irlanda, Francia y Noruega. Actualmente Suecia disminuyó drásticamente la cifra de mujeres dedicadas a la prostitución. Es de esperar que más países sigan su ejemplo.


Derechos y violencia

Evidentemente el desafío más grande que tiene la mujer es luchar por la equidad de género. Han habido importantes avances en todo el mundo en cuanto a la equidad de género y los derechos de la mujer, si bien hay grandes diferencias entre los logros obtenidos por las mujeres en los países en vías de desarrollo y aquellas en los países desarrollados, En los países desarrollados la mujer ha logrado el reconocimiento en mucho de sus derechos, aunque sigue luchando contra la brecha salarial y la desigualdad de salario en una misma posición, mientras que en los países en vías de desarrollo la mujer está luchando todavía por algunos de sus derechos más básicos, el derecho a heredar, el derecho a la propiedad, el derecho a elegir a su compañero, el derecho al aborto, el derecho a no ser discriminada si queda viuda, y otros.


El tema de la violencia contra la mujer y el femicidio son noticias un día sí y otro también. No obstante reconocemos que hay hechos que demuestran que estamos avanzando lentamente en éste ámbito. En Liberia, se firmó recientemente una ley contra la violencia doméstica. En Pakistán se instalaron 116 juzgados para tratar casos de violencia doméstica. En Arabia Saudita se permite ahora que la mujer pueda sacar pasaporte y viajar sin el tutelaje de un familiar hombre, aunque todavía está por verse como se va a instrumentar la ley. También podemos mencionar el movimiento mundial en defensa de Nasrin Satoudeh, una iraní de 38 años, defensora de los derechos humanos sentenciada a 38 años en prisión por defender el derecho de la mujer a no usar la hijab en público.


Las mujeres judías, por otro lado, somos más privilegiadas. En el judaísmo, la igualdad ha sido fundamental en muchos ámbitos; no cabe duda que las enseñanzas en nuestros libros sagrados indican que somos todos iguales ante la ley, con derechos igualitarios a la herencia y a la propiedad, (Números 27, en referencia a las hijas de Zelafelhad), y se refieren a la igualdad de todos los seres humanos, si bien la realidad nos demuestra que no siempre funciona así. Por lo pronto el judaísmo de alguna manera promueve la superioridad del hombre. Por algo todos los días los judíos dan gracias a Dios por no ser mujer ni esclavo…. Un tema que daría para un largo debate.


Muchas comunidades enfrentan todavía el mito de que solo el hombre está capacitado para tomar decisiones importantes. Las comunidades judías se han beneficiado con el desempeño de grandes líderes, pero en ocasiones han tenido que pagar un precio muy alto por decisiones erróneas de personas ineptas que asumieron el liderazgo por poder. Entendemos que los requisitos para ser un buen líder es tener un gran sentido común, una preocupación permanente por el pueblo judío, y una dedicación acorde con las tareas a desempeñar. Indudablemente estas cualidades no son específicas de ningún sexo en especial. Dejando de lado la discriminación, ninguna comunidad puede darse el lujo de rechazar a la mitad de sus potenciales líderes. Lamentablemente son muchos los ejemplos. Aunque el Estado de Israel tuvo el privilegio de tener una Golda Meir como Primer Ministro, en el Congreso Judío Mundial, formado por más de 100 comunidades de todo el mundo las mujeres presidentas de comunidades se cuentan con los dedos de la mano. Y en América Latina no hay una sola mujer presidenta de su comunidad.


Nuevo Instrumento de lucha, el Tratado Everywoman Everywhere

Según las estadísticas de la Organización Mundial de la     Salud, una de cada 3 mujeres en el mundo sufre algún tipo de violencia. Una de cada 3 es víctima de violaciones, abuso o maltrato físico. Ésta estadística no incluye otras formas de violencia, tales como la mutilación genital femenina, la violencia económica o el acoso sexual, etc. Significa que el 33% de la población mundial o sea 1.3 mil millones de mujeres han sufrido alguna forma de violencia. La cifra de 1.3 mil millones está basado en un informe del Banco Mundial que establece que hay 3.73 mil millones de mujeres en el mundo.


Hace tres años nos invitaron a formar parte de una coalición para elaborar el Tratado Mundial “Everywoman Everywhere. (www.everywomeneverywhere.org) Ésta coalición está conformada por defensores de los derechos de la mujer, docentes, y organizaciones de 128 países.


El objetivo fue crear un Tratado Mundial para detener la violencia contra la mujer y las niñas. El Tratado será presentado en la próxima sesión del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, y se confía en que sea aprobado y aceptado por todos los países, creando un acuerdo legal y vinculante entre todas las naciones.


Somos optimistas. Confiamos que en un futuro cercano la mujer alcance la equidad en todos los ámbito de la vida, se acabe la violencia, el acoso sexual, la prostitución, y demás.