Coloquio

Edición Nº46 - Septiembre 2018

Ed. Nº46: El pan y el vino en la misa

Por Valentin Goldie

Elementos de la liturgia doméstica judía en la Misa católica

Hace unos 2000 años Jesús, un judío de Galilea, formó un grupo de discípulos a quienes les enseñaría su propia forma de entender la ley del Señor y el judaísmo en general. Por un lado, era un maestro con sus discípulos, algo bastante usual en aquel entonces, tanto es así que varias veces en el Nuevo Testamento se dirigen a Jesús con el apelativo «rabbi».Por otro lado, tenía sus peculiaridades que llamaban poderosísimamente la atención a los contemporáneos que ciertamente marcaban cierta ruptura con el judaísmo de aquel entonces, mujeres participaban de su grupo y a ellas también se les enseñaba, algo inusual en el judaísmo de entonces, ni hablar de lo más extraño de todo, su condición de célibe, extraño al judaísmo hasta el día de hoy.

Luego de la muerte de Jesús sus discípulos comienzan a ser portadores de una noticia para todo el mundo, ¡su Maestro había resucitado de entre los muertos! Así es como esta noticia se empieza a expandir por toda la tierra, empezando por los judíos y siguiendo por los paganos. Surge entonces una crisis de identidad a la interna de los nazarenos y en el resto del judaísmo ante la presencia de los nazarenos. ¿Los nazarenos, más adelante llamados cristianos, son una rama más del judaísmo? La respuesta, tanto del lado judío como del lado cristiano fue un rotundo NO. El cristianismo no sería una rama del judaísmo, es una realidad nueva en el mundo que emerge dentro del judaísmo, pero con suficientes elementos de ruptura como para decir que es otra cosa. No obstante, hay elementos en común muy fuertes que subsisten hasta el día de hoy, algunos incluso muy pequeños que para la gran mayoría puede pasar inadvertidos, entre otros algunos elementos de la liturgia católica del día de hoy.

 

La liturgia católica actual, así como la del cristianismo primitivo, consta fundamentalmente de dos partes. La primera en la cual se escuchan textos sagrados, así como su explicación, la segunda se inspira en lo hecho por Jesús la víspera de su muerte. La víspera de su muerte tuvieron una cena, donde claramente comieron como en toda cena, se ubica ese acontecimiento en «el primer día de los ázimos». Aquí se hace referencia al contexto en el que se está celebrando, se trata de la fiesta prescrita en el libro del Éxodo en la que se mandata al pueblo a comer panes sin levadura por siete días (cf. Ex 12,15). Es por este motivo, que hunde sus raíces en el judaísmo, que la Iglesia Católica celebra la Misa únicamente con pan ácimo. No fue siempre así en la historia del cristianismo, durante buena parte del primer milenio las Misas fueron celebradas con pan fermentado, quizá haya sido una costumbre para marcar las diferencias con el judaísmo. Paulatinamente en Europa occidental se comienza a usar el pan sin levadura, en atención a que claramente Jesús usó pan sin levadura. De hecho, al día de hoy hay algunas iglesias cristianas que prefieren celebrar la Misa con pan fermentado, no así la Iglesia Católica para respetar el contexto, muy judío, donde esta se celebró por primera vez. En cuanto al vino que se usa se pide que sea «natural y puro, es decir, no mezclado con sustancias extrañas», esta preocupación por la pureza del vino tiene también su origen en el judaísmo. Si bien no se aplican las normas kosher para determinar que el vino sea apto para la Misa sí hay una cierta preocupación para que sea un vino apto.

 

En el texto bíblico que se relata se dice específicamente que Jesús pronunció una bendición mientras tomaba el pan. Este aspecto ciertamente no debe sorprender al lector judío, ya que se trata de una costumbre sostenida hasta el día de hoy en el mundo judío, cuando se bendice al Señor al inicio de una comida se bendice sosteniendo el pan. El Nuevo Testamento no dice qué dijo Jesús a la hora de tomar el pan y bendecirlo, dice sí lo que dijo mientras lo entregaba es decir el elemento de ruptura con el judaísmo. Cuando se comienza la segunda parte de la celebración central para los cristianos católicos se comienza trayendo al altar pan y vino, se toma el pan y se reza una bendición, luego también se reza una bendición sobre el vino. El texto dice lo siguiente: «Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida», la oración de bendición por el vino es casi idéntica: «Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación». Los textos de bendición están absolutamente calcados de la tradición judía de bendición de una mesa, se comienza bendiciendo a Dios ya que el alimento es en última instancia un don Él para los hombres y al mismo tiempo fruto del trabajo del hombre. La oración en la Misa católica termina sí con un aditivo muy cristiano, la alusión al pan de vida y la bebida de salvación, expresando así que no se trata de una mera comida ritual judía. De todas formas, cada vez que los católicos comenzamos a celebrar el más católico de todos los ritos lo comenzamos con una oración que es profundamente judía, usamos pan sin levadura debido a que Jesús hizo esos gestos en un contexto festivo judío que así lo prescribía y además debiéramos cuidarnos de usar un vino apto para la celebración. Estos detalles y algunos otros nos sirven como recordatorios para que los cristianos nunca nos olvidemos de dónde venimos.