Coloquio

Edición Nº33 - Marzo 2016

Ed. Nº33: ¿Qué futuro aguarda a las comunidades judías de América Latina?

Por Manuel Tenembaum z´l
Según desgrabación realizada por el Lic. Natalio Arbiser
De la conferencia dictada por el Prof. Manuel Tenenbaum, director del Congreso Judío Latinoamericano, en ocasión de la Convención de Liderazgo Joven de FeSeLa, Cono Sur. Publicado en Separata, N°2, Agosto 1996.
 
La vulnerabilidad tan temida
 
No le temo al antisemitismo en nuestra región. No es que no hay antisemitas. Los países, cada uno de ellos tiene su historia, su vocación en la materia. Los bacilos existen, están más o menos latentes; los factores externos que condicionan los actos y los hechos antisemitas, por supuesto, no han desaparecido ni van a desaparecer pero hasta donde es posible examinar la realidad continental no parece ser que a las comunidades judías las ame-nace un fuerte empuje agresivo de los factores hostiles a los judíos.
 
Entonces, me preguntarían ustedes, a qué le teme, si todo este planteo encierra un temor. Más que a los antisemitas yo le temo a la vulnerabilidad de la posición judía en las sociedades americanas. Vulnerabilidad por ser minoría, por pertenecer social-mente a una clase en estos momentos desfavorecida que es la clase media.
 
Vulnerabilidad porque -no nos engañemos- aunque en estos momentos hay judíos en todos los gobiernos de la zona y hay judíos en todos los Parlamentos y hasta hoy tenemos a una muy agradable mujer que es Vicepresidente de Costa Rica, que estudió en el Colegio Hebreo, que hizo posgrado en la Universidad Hebrea de Jerusalem, que asiste a reuniones como ésta como simple judía, la Dra. Rebeca Grinspan; aunque en un Estado como Paraná (en el Brasil) un notable administrador como Jaime Lerner gana por derecho propio una elección popular con más del 50 % de los votos, pese a una campaña que utilizó elementos antisemitas en su contra, pese a todo ello, no nos engañemos: los judíos no estamos ni en la Cúspide ni en la base de la sociedad latinoamericana. Estamos en el lugar menos confortable: en el medio. Estamos allí donde presiona la cúspide para que la base no se levante.
 
Porque, ¿quién está en la cúspide? -Desde siempre, América Latina es el continente de la cruz, de la espada, de la hacienda… Y en la base está la población rural y la gran población urbana marginal. Hoy hay algo peor que ser pobre: es ser marginal.
 
Habría que profundizar el estudio que distinga entre ambas condiciones: es más explosiva todavía la situación de la marginalidad que la de la propia pobreza.
 
Yo me temo que sectores importantes de la población judía pueden verse afectados, no tanto por ser judíos, sino simplemente por donde están, por el lugar en que están, por su ubicación en el mapa social latinoamericano.
 
Dicho esto, quiero contarles una anécdota que me va a servir de llave de paso para lo que considero la parte más importante de esta disertación: hace un par de años se reunió en Washington la asamblea de los políticos judíos de todo el mundo. Los líderes de lo que en cada Comunidad serían, por ejemplos, la DAIA, la Confederaçao Israelita, el Comité Central, etcétera. Se reunieron, fueron a ver al Presidente Clinton, fueron agasajados con honores de Estado en el Departamento de Estado por Warren Christopher y analizaron en profundidad y en amplitud los problemas que apenas vengo a esbozar. Para todo el mundo, no sólo para América Latina.
 
Y bien, invitaron como quien quiere para llenar la agenda, a un intelectual, el Rabino Adin Steinsaltz, traductor del Talmud al inglés. Un hombre tradicional pero, al mismo tiempo, muy conectado con lo que se llama “el mundo moderno”. Se le invitó a hablar sobre los problemas espirituales del Pueblo Judío. Y él se levantó y dijo lo siguiente: “Señores políticos… distinguidos líderes de las Comunidades Judías de todo el mundo… todo lo que vosotros hacéis no vale nada, no sirve para nada. Yo os quiero formular una única pregunta: ¿Vuestros nietos serán judíos? ”. Y cambió totalmente el clima de la reunión.
 
 
Dos líneas de pensamiento
 
Y entonces quiero cambiar ahora, invocándolo, el clima de la disertación. Seguramente los estudiosos sociales tendrán cuadros mucho más perfectos y detallados de lo que es América Latina. Pero lo que a nosotros nos importa, y para eso estamos reunidos, es qué va a ser de nosotros como judíos.
 
Y al respecto quiero decirles que hay dos grandes teorías, porque sobre esto se viene hablando desde hace décadas. Hablo de dos escuelas de pensamiento: la escuela “oscura” y la escuela “rosada”.
 
La escuela “oscura”, se nutre de los datos de la demografía, de la sociología y de la praxis comunitaria. Por ejemplo, si nosotros abrimos el libro de las investigaciones demográficas nos enteramos de que las comunidades judías decrecen firme y seguramente, que envejecen más todavía que las poblaciones de clase media urbana. Que la pirámide de edades es una pirámide que cada vez tiene una base menos ancha y va subiendo con mayor amplitud en dirección a la cúspide, o-cual implica a plazo cierto un decrecimiento en la población. Que la tasa de reemplazo generacional es muy baja y que incluso pueden darse lugares con índices, en América Latina y en toda la Diáspora en que hayan mayores defunciones que nacimientos en la población judía.
 
En cierto modo podríamos decir que, más que los judíos de la Diáspora, la demografía de la Diáspora es sionista. Porque como el único lugar en que crece naturalmente la población judía, en que hay superávit poblacional, no por inmigración y “Allá” sino también por crecimiento natural es Israel, el único lugar en que la pirámide demográfica sigue los contornos reales de una pirámide es precisamente Israel, mientras que en la Diáspora ocurre todo lo contrario… En muy poco tiempo más es probable que más del 50 % de la población judía mundial, por índice demográfico, esté en Israel. El Estado de Israel superará así a la Diáspora en población judía. No por la “Aliá”, sino por la demografía.
 
Los sociólogos agregan lo suyo a este cuadro “oscuro”. Voy a citar un único estudio. Segura-mente oyeron ustedes hablar de Bernardo Kliksberg. Se trata de uno de los más importantes sociólogos que tenemos en América Latina. Actualmente ocupa un cargo muy importante en el B.I.D. -Banco Interamericano de Desarrollo-. El vivía en Venezuela hasta hace poco e hizo allí un estudio. Condujo una investigación que consistía en lo siguiente: interrogar a los jóvenes que egresan del Colegio Hebreo. Y el 90 % de los jóvenes judíos de Caracas estudian en los Colegios Hebreos. Es decir, tienen 12 años de educación formal (primaria y secundaria) judía. Les preguntaba a los del tercer año de la Universidad, es decir tres años después de que egresaran de los colegios hebreos, si les interesa de algún modo lo que ocurre en la Comunidad y si quieren participar en ella.
 
Saben cuál fue el resultado: el 75 % dijo “No nos interesa”. Y son jóvenes que tuvieron 12 años de educación formal (primaria y secundaria) judía. Si a esto se suma el índice de matrimonios exogámicos y otros índices detectados por los sociólogos, se conforma una especie de pensamiento al que contribuyen muchos dirigentes comunitarios diciendo “la gente no se interesa”, “la gente no participa” que pronostica a plazo relativamente breve el hundimiento de las comunidades judías.
 
 
Una perspectiva optimista
 
Por el otro lado está la escuela que yo llamo “de pensamiento rosado”. Ellos sostienen que la demografía no sirve muchas veces para, sobre ella, predecir el futuro de un grupo humano. Últimamente se hizo un estudio en Chile que demuestra que a mediano plazo, demográficamente la Comunidad va a permanecer estable.
 
Aparte, se discute el valor y la propiedad de algunas conclusiones de los estudios demográficos judíos. Por ejemplo, se ha dicho que cada vez que un demógrafo judío habla, “asesina” a decenas de miles de judíos. Ya que hay como una especie de tendencia a descartar a grandes cantidades de judíos que, parecería que no se corrobora con las realidades. Aparte, frente a la queja de los dirigentes sempiternos, se muestra por el otro lado, la aparición de una serie de fenómenos que evidencian que la juventud, o sectores de la juventud, tienden al retorno. Hay, en términos relativos, un “revival” religioso en todas sus formas.
 
Por el otro lado, la participación de jóvenes judíos en clubes judíos, en sociedades judías, en viajes a Israel y en otras actividades parecidas no tiende a decrecer; al contrario, parecería que se acrecienta.
 
Y por fin, está el argumento, que más que argumento es un acto de fe. Sostienen los partidarios de no descreer, que después de todo la historia del Pueblo Judío es una historia de cuatro mil años, que el Pueblo Judío ya pasó por estos períodos. El Período Helenístico en la Antigüedad, el Período Iluminista en Europa, sólo para citar dos momentos. Y que de un modo u otro, siempre se produce un Retorno; Y que así corno existe una “ley de fuga” (dicho sea entre comillas), habrá también siempre una “ley del Retorno”.
 
Quizás el caso más notable del retorno es el del bisnieto de Trotsky. Ustedes saben que Trotsky fue el prototipo del revolucionario que abominó del Judaísmo. Él, y sus hijos, y hasta sus nietos. Nada podría predecir que un bisnieto de este hombre pudiera volver al Judaísmo. La propia madre de este bisnieto, no pudo comprender durante casi toda su vida porqué su hijo había retornado a Israel, convirtiéndose en un hombre religioso (nacional-religioso). Hasta que un día, madre al fin, decidió ir a ver qué hacía su hijo. Y después de verlo, tuvo una gran crisis emocional y le dijo: “Hijo mío, tú tienes razón y no tu bisabuelo”.
 
Este es un fenómeno muy extendido entre las generaciones de los judíos y que permite a la gente que no descree, sostener que no todo es demografía, que no todo es sociología, no todo es política comunitaria, que hay elementos intangibles, elementos espirituales que hacen a la continuidad judía y que trabajan por ella impidiendo así dar una prognosis de disolución de las comunidades.
 
 
Los tiempos difíciles
 
Dicho esto, pasemos a la parte que yo llamaría “de conclusión” de la charla. Si nosotros examinamos a qué se ha dedicado la vida comunitaria desde mechados de siglo, podemos discernir una agenda que en estos momentos se ha deslizado y que por lo tanto genera esta crisis, esta incertidumbre que incorpora a un Programa de un Seminario como éste, la pregunta de qué futuro puede esperar a las Comunidades.
 
¿Cuál era la agenda de los últimos cincuenta años? Veníamos de la “Shoá. El Pueblo Judío herido como ningún otro pueblo, tenía que luchar por recobrarse de ese tremendo golpe y por lograr que el mundo reconociera lo que allí aconteció, porque el recuerdo, la memoria de la ”Shoá“ fuese una realidad no desmentida, puesto que sabemos muy bien con qué facilidad el mundo borra sus grandes atrocidades.
 
Inmediatamente se produjo el Renacimiento del Estado Judío; era un Estado frágil, atacado por todos los costados y no reconocido por la comunidad internacional. Hasta hace pocos años las dos terceras partes de la comunidad internacional no reconocían al Estado de Israel. Nosotros, en nuestro entusiasmo proisraelí, muchas veces hacíamos abstracción de su carácter de verdadero Estado-paria.
 
Si no fuera por los votos de los Estados Unidos, el Estado de Israel hubiera tenido el mismo destino en las Naciones Unidas que el que tuvo la Sud África del “apartheid”. De hecho se nombraban juntos a estos dos países. La ONU declaró al Sionismo “un racismo”, cosa que hizo un tremendo daño. Ninguna de las agresiones militares de los enemigos de Israel le hizo tanto daño a Israel como la difamación de la ONU. A su vez, El Vaticano se negaba a reconocer al Estado Judío y hablaba con medias palabras de la “Shoá” y del Antisemitismo.
 
La gran potencia soviética estaba también en contra; durante décadas tuvimos que gritar: “¡Dejad salir a mi Pueblo!”.
 
 
Tres veces Roma
 
Pues bien, toda esa agenda en la que el Sionismo se convirtió para el judío no-religioso en una especie de religión sustituta, toda esa agenda se ha deslizado y prácticamente ha desaparecido. Israel hoy es un Estado poderosísimo. Está entre los Estados cuyo desarrollo humano y económico lo ubican entre los primeros veinte de los doscientos del mundo. Israel es una potencia regional. Hay incluso pensadores israelíes que se dan el lujo de decir: “¡Judíos de la Diáspora: no los necesitarnos; vayan a ayudar a Angola si quieren hacer caridad!”. Lo he escuchado yo mismo de A. B. Iehoshúa.
 
Israel ya ha sido reconocido por todo el mundo, forman fila para hacer negocios con Israel y firmar tratados de asistencia tecnológica. Hoy, el problema de Israel no es que lo reconozcan, sino dónde vamos a entrenar rápidamente tantos diplomáticos como embajadas tenemos que abrir.
 
El Vaticano ya reconoció a Israel, la “Shoá” es recordada en el propio Vaticano por el Papa. La ONU – ¡oh, milagro! – rescindió la Resolución que decía que “Sionismo es igual a Racismo ”; tampoco hay que gritar más “¡Dejad salir a mi Pueblo ” , pues ya salieron seiscientos mil y van a salir más, y no hay ya Unión Soviética. Jerusalem está y seguirá estando, pero Unión Soviética ya no hay más. La Tercera Roma también cayó.
 
Esto es interesante: Tres Roma quisieron destruir al Pueblo Judío: La Roma de Tito, Bizancio y su heredera Moscovia -no importa el Régimen-. Las tres Roma son hoy polvo de los siglos y Jerusalem está lozana. Como docente les digo: no tengo explicaciones, levanto los ojos y miro a los Cielos, tan grandioso es este fenómeno.
 
 
Volver a la Torá
 
Y bien, el mundo judío, el 80 % del mundo judío que vivió medio siglo con toda esta agenda, se quedó sin agenda. Hay una crisis de vacío. Entonces yo me permito, frente a dicha crisis, citar a quien es quizás, actualmente el mayor pensador judío de los Estados Unidos, el profesor de Columbia, Arthur Hertzberg. El dijo: (en cita libre) “Ya que Israel está fuerte, reconocida, rica… ya que el Presidente de los Estados Unidos tiene qué hacer esfuerzos para ser grato al nuevo Primer Ministro de Israel porque no es el que él quería, y no es el Primer Ministro de Israel quien debe hacer esfuerzos para ser grato al hombre más poderosos del mundo. Y ya que no tenemos que gritar más ‘¡Dejad salir a mi Pueblo de la Unión Soviética! ‘. Y que tampoco debemos gritar para que El Vaticano reconozca al Estado de Israel. Y ya que contamos actualmente con monumentos de la ‘Shoá’ oficialmente establecidos en todo el mundo -inclusive habrá uno en la Plaza de los Dos Congresos de Buenos Aires por ley de la Nación Argentina-. Y ya que el antisemitismo sigue siendo peligroso pero ya no es respetable porque muchos antisemitas hacen antisemitismo pero dicen ‘yo no soy antisemita’. Ya que todo es así, qué les parece queridos judíos si ahora nos damos vuelta hacia nosotros mismos y empezamos a estudiar un poco la Torá”.
 
Y ésa es la clave. La religión sustituta ya no corre. Esto no significa que el Movimiento Sionista no sea útil y que haya terminado su camino, pero el Estado de Israel firme y poderoso ya está creado. Con las campañas, con el apoyo político y con el apoyo moral no podemos construir una identidad judía plena.
 
 
Volviendo la mirada hacia la “asimilación”
 
Se dice en todas las conferencias: la asimilación abarca el 80 % de los judíos. Digo que no. No estoy de acuerdo con el empleo de la fraseología asimilacionista y con todo el drama en torno a ella. Si hay drama es diferente.
 
Amigas y amigos: ¿qué es la asimilación? ¿Se lo preguntaron alguna vez, ustedes que son estudiantes universitarios? Empiecen por la etimología del vocablo. Del latín “a-similar’ = ”volverse semejante“; ¿a quién? – al mundo. Dejar de ser lo que uno es, para ser semejante a lo que son los otros. Ese asimilacionismo que implica una abdicación, es el asimilacionismo del siglo diecinueve. El asimilacionismo del príncipe de las letras románticas alemanas Heinrich Heine que dijo: ”al hacerme cristiano, al dejar de ser judío estoy pagando mi entrada a la sociedad alemana, a la sociedad europea“. Y tan alemán se convirtió que ni siquiera los nazis en los libros de texto pudieron eliminar las poesías de Heine: borraron su nombre y pusieron ”autor anónimo“. Dejaron la poesía.
 
Ese es el asimilacionismo: un acto voluntario de abdicación en que personas, hombres y mujeres, totalmente enraizados en el Judaísmo de siempre, decidían renunciarlo para volverse alemanes, franceses, etc. a la moda decimonónica.
 
Ontológicamente lo que ocurre hoy es algo completamente diferente. Hoy, en ningún lado, ni el más alejado de-los judíos está proclamando su renuncia al Judaísmo. Empleará -en todo caso-una rara semántica: “mis padres eran”, “soy de origen”, “soy, pero no practico”, pero nadie está corriendo a proclamar que no es judío. Además, la asimilación clásica suponía un tránsito de un judaísmo orgánico, voluntariamente abandonado, para tomar otra cosa.
 
Pero para renunciar a algo, como ocurrió en el siglo pasado, hay que ser primero propietario de lo que se renuncia. Nadie puede renunciar a lo que no tiene. Y mientras que el proceso decimonónico de desjudaización era la pérdida de algo que se tenía, el proceso del siglo veinte y del siglo veintiuno es de signo opuesto: no- “des ”, sino “no-judaización”, no asumir un Judaísmo que no se tiene.
 
 
Citas de Maimónides
 
Nuestra gente, en realidad, no responde a la figura del asimilante. Responde a otra figura que se define en hebreo con el término de “Am ha-Arets” (= “el ignorante de lo judío”, “el que no sabe lo judío”). Y ya lo decía el genio de Sefarad, Maimónides: “no se puede querer, no se puede atesorar lo que no se conoce, lo que no se sabe”. Ese es nuestro drama. Vean: se ha calculado que actualmente hay un millón de judíos que completaron, por lo menos, la enseñanza terciaria. Y dentro de ese millón de judíos, cien mil son profesores en todas las universidades del mundo. Si nosotros tomamos a ese millón o a esos cien mil, y queremos calificarlos, tenemos que decir que culturalmente son la generación más brillante que ha tenido el Pueblo Judío y la más ignorante que ha tenido el Pueblo Judío.
 
La más brillante desde el punto de vista general, por su excelencia en las ciencias, en la tecnología avanzada, en las artes, en la economía, en la política, en todo lo que ustedes quieran. La más brillante, nunca hubo una generación tan brillante, la más importante desde el punto de vista de su formación judaica.
 
Tomemos ese millón de personas y hagámosle el Test del Alfabeto Hebreo. Tendremos un tipo muy especial: el analfabeto intelectualmente brillante, el analfabeto judío. Ese es nuestro problema.
 
Cómo vamos a construir una vida judía de espaldas a nuestra tradición, de espaldas a las enseñanzas de la Torá, de espaldas a los grandes principios de nuestra Religión, de espaldas a los grandes genios que ha tenido el Judaísmo.
 
¿Ustedes saben lo que les decía el Rambam a los jóvenes? Les decía: “Debéis ser absolutamente moderados en todo; no creeros nunca omnipotentes; salvo en una sola cosa debéis ser inmoderados, insaciables: en el afán de saber”.
 
¿Conocen ustedes los conceptos de Maimónides sobre “Tzedaká”?. Les regalo todas las Revoluciones del mundo, a cambio de las etapas de la “Tzedaká” de Maimónides. ¿Saben la carta que Najmánides – el genio de Gerona a su hijo? ¿Leyeron alguna poesía de Ibn Gavirol?
 
Amigos, aquí me detengo para deciros: sois los propietarios de la mayor riqueza que un grupo humano tiene en el mundo: el Judaísmo. Pero parecéis aquel mendigo de la fábula: harapiento, pobre, sentado sobre una bolsa que contenía los diamantes y el oro más precioso del mundo, pero que no sabía sobre qué estaba sentado. Ese es hoy el Pueblo Judío en su mayoría. Estamos sentados sobre una bolsa con el tesoro más preciado del mundo, pero no sabemos qué es lo que tenemos.
 
 
La pregunta sobre el futuro
 
En consecuencia, si vosotros me preguntáis qué pienso sobre el futuro de las Comunidades, yo os pregunto: Como jóvenes, ¿qué pensáis hacer con vuestro Judaísmo? La respuesta está en vosotros mismos: en cada judío, en cada judía, en cada hogar, en cada momento, en cada “jag”, en cada sábado, en cada “Kidush”. Y como pienso que nuestra juventud sí escucha y es inteligente. Y como pienso que los jóvenes no están contaminados como estamos los adultos, tengo fe. “Ani maamin be emunáa shlemá” (N. de la D.: “Yo creo a fe plena”). Yo creo, creo en el futuro del Pueblo Judío porque el Judaísmo es vivencia e intelección. Fascinante el intelecto, que es imprescindible, pero antes está la vivencia.
 
Creo en el Pueblo Judío, creo en ustedes y les traigo un mensaje de fe y de acción: “Naasé ve nishmá” (= “haced y escuchemos”). Tengo fe en vosotros, mucho más que en vuestros padres, aunque no que en vuestros abuelos. En algún momento la generación de los padres se deslizó, pero ustedes van a corregirlo.