Coloquio

Edición Nº8 - Junio 2011

Ed. Nº8: Israel y la crisis de Medio Oriente

Por Jorge Castro

Una caracterización de la crisis de Medio Oriente

Los acontecimientos en Egipto – y que se han extendido a todo el mundo árabe – revelan que ha comenzado una nueva época en la historia del mundo. Lo que allí está ocurriendo desde hace cinco meses es una insurrección de la sociedad civil, guiada por la juventud, vinculada entre sí y con el sistema mundial a través de Internet y las redes sociales, en especial Facebook, que cuestiona el poder del Estado, en la región más estratégica del mundo actual.

Tras caer el presidente tunecino Zine el-Abidine Ben Alí el 14 de enero de este año, se convocó por Facebook y Twitter a «una revolución en Egipto», que debía desatarse el 25 de enero. Ese día, decenas de miles de personas se reunieron en el centro de El Cairo (y también en Alejandría y Suez), y se transformaron en cuestión de horas en cientos de miles.

A la cabeza de las manifestaciones no estaba la Hermandad Musulmana -organización islámica fundada en la década del 20-, ni tampoco Al Qaeda liderada por Osama Bin Laden, sino jóvenes ajenos a los círculos tradicionales de la oposición política.
Tres días después, el régimen del presidente Hosni Mubarak cortó Internet y cerró el canal qatarí de TV Al-Jazeera. Dentro de las 48 horas, los usuarios egipcios volvieron a conectarse a través de alternativas ofrecidas por las grandes redes, ante todo norteamericanas.

Egipto es el país más interconectado con el sistema mundial de telecomunicaciones de Oriente Medio, junto con Israel. El 95% de su población (74,9 millones) posee telefonía móvil; y hay 16.636.000 usuarios de Internet. En 10 años, el acceso a Internet ha crecido 20 veces. Hay 162.000 bloggers y el gasto en tecnología de la información (IT) crece 12% anual, y está en el tercio de arriba del gasto mundial.

Los clientes de Facebook en Oriente Medio y el Norte de África son 15 millones. En 2010, Facebook en árabe atrajo 3,5 millones de nuevos usuarios (1,8 millones en Egipto). Si se suma los usuarios en inglés y francés, en Egipto son 3,4 millones, y 60% tiene menos de 25 años.

¿Cuál es la «ideología» de la juventud egipcia – y árabe en general – vinculada por Internet y las redes sociales? Es la de sus medios de comunicación. Ya se sabe que «el medio es el mensaje» (McLuhan), pero en términos políticos lo decisivo es la ecuación inversa: «el mensaje es el medio», porque la esencia de la técnica no es técnica, sino cultural. Las redes sociales permiten el acceso irrestricto e inmediato al sistema global de inteligencia acumulada, también llamada Internet. La propia tecnología tiene un carácter libertario.

¿Qué es Egipto? Es un país de 84 millones de habitantes, en que más de 40% de la población vive con US$ 2 por día, con 30% de desocupados y 30% de analfabetos. Pero es también el país más interconectado, entre sí y con el sistema mundial, del mundo árabe.

Facebook movilizó el 6 de abril de 2008 a 80.000 personas en la plaza Tahrir, en contra del aumento del precio de los alimentos, y 1/3 de la población egipcia se quedó en su casa como respuesta a su convocatoria de huelga general. En los siguientes dos días, el presidente Hosni Mubarak bajó los precios de los alimentos y aumentó los salarios mínimos. El 6 de abril se ha transformado en día nacional de la protesta, e identifica al movimiento Kefaya (Basta!), expresión de Facebook. Es central en los acontecimientos que llevaron a la caída del régimen.

Egipto es un país intensamente globalizado, sobre todo en los últimos 8 años. La economía crece 6% anual desde 2004, con un pico de 7% en 2010. La inversión extranjera directa (IED) ascendió a US$ 49.500 millones entre 2005 y 2009, proveniente de los países del Golfo, la Unión Europea y EE.UU.

El ascenso histórico del capitalismo no tiene un carácter lineal, sino que se desarrolla a través de crisis: súbita irrupción de lo nuevo: el progreso en él es profundamente disruptivo. La crisis global 2008-2009 ha abierto una nueva instancia en la historia del mundo, y el statu-quo ha muerto en todas partes y al mismo tiempo.

El perro no ladró. Derrota de Osama Bin Laden antes de su desaparición física

Tan importante como la ola insurreccional que recorre el mundo árabe es el hecho de que algo esencial en ella no ocurrió.
El dato estratégico central de la movilización de la sociedad civil que transforma irreversiblemente el statu-quo en Oriente Medio y el Norte de África es que no fue desatada ni liderada por el fundamentalismo islámico o Al Qaeda.

La clave del misterio de la obra de Arthur Conan Doyle (Silver Blaze) es -en los términos de Sherlock Holmes- el curioso incidente de por qué el perro no ladró, y la razón del acertijo es que omitió hacerlo. Se pregunta Heidegger: «¿Por qué existe algo y no mejor nada?» Todo indica que Al Qaeda (Osama Bin Laden) -exactamente como Barack Obama- fue sorprendido por los acontecimientos. Los sucesos en Egipto fijan el signo político de la región, a través de mediaciones específicas de cada país, pero en forma irreversible.

Se puede inferir que lo sucedido en los últimos cinco meses en el mundo árabe es una derrota estratégica de Al Qaeda y el fundamentalismo islámico, probablemente decisiva. Algo esencial de la historia del siglo XX quedó atrás. La eliminación física de Osama Bin Laden corrobora y ratifica su previa irrelevancia política en los acontecimientos revolucionarios de Oriente Medio.

El hecho central es que a la cabeza de las manifestaciones de la plaza Tahrir no estuvo Ayman al-Zawahiri, el médico egipcio que es la mano derecha de Osama Bin Laden, sino Wael Ghorim, el joven ejecutivo de Google para Oriente Medio y África del Norte.

La creación de Mark Zuckerberg (Facebook) ha sido más efectiva en la derrota estratégica de Al Qaeda y Osama Bin Laden que los 9 años de campaña del ejército de EE.UU. en Afganistán.

Se trata de un hecho político de envergadura mundial, que cierra el ciclo iniciado el 11 de septiembre de 2001, y también las dos guerras de la primera década del siglo XXI que fueron su consecuencia: Irak y Afganistán.

Lo que queda en pie no es la paz -situación provisoria, fugaz, en la política mundial-, sino un nuevo tipo de conflicto, de otra naturaleza. Lo que aparece es un movimiento insurreccional de la sociedad civil, encabezado por una juventud virtualmente organizada en forma horizontal a través de Internet y las redes sociales, que reclaman por conflictos muchas veces de carácter local o individual, y que obligan a intervenir al eje del sistema que cuestionan: el ejército en el caso de Egipto. Lo virtual es tan real como lo actual; lo que puede ser surge del núcleo central del presente.

En síntesis, la insurrección árabe produce una crisis del status quo en todas partes al mismo tiempo: Siria es el principal aliado de Irán en el mundo árabe y también experimenta un proceso insurreccional.

Israel hoy

Las dos principales debilidades israelíes son el bajo nivel de participación de la población en la fuerza de trabajo – sobre todo en la comunidad ultra ortodoxa y la árabe-israel -, y la elevada tasa de pobreza, causa fundamental de la extrema desigualdad del país.

El producto israelí aumentó 5.5% anual entre 2003 y 2008, y un promedio de 4.5% por año desde 1993. Pero el PBI per cápita creció 3% anual en ese período, y es 60% del nivel de EE.UU. y 80% del promedio de la OCDE.

Israel tiene un alto nivel de pobreza y desigualdad social. El 20% de la población está por debajo de los niveles de pobreza establecidos por el Banco Mundial; y se concentra en la colectividad árabe-israelí (22% de la población), en la que superó el 50%; y también en la comunidad ultra ortodoxa (Haredim), que es 8% de la población y en la que supera el 60%.

La principal fuerza de Israel es el hecho de ser uno de los tres principales centros de la industria de alta tecnología en el mundo, con una extraordinaria capacidad de innovación y emprendimiento (start-up nation). Las empresas israelíes high-tech son las segundas del NASDAQ, después de las norteamericanas. Allí son 145, y en Israel superan las 3.000. Pero no hay ninguna con el tamaño de los gigantes estadounidenses (Microsoft, Google, Cisco).

No hay solución al conflicto israelí-palestino en el marco del estado nación territorial, debido a que no hay retroceso posible de los 600.000 colonos judíos que habitan hoy Cisjordania. Asimismo, la comunidad árabe-israelí desarrolla un ritmo creciente de autonomía y de vínculo con la Autoridad Nacional Palestina, tras haber roto sus lazos de lealtad con el Estado de Israel en la Segunda Intifada.

Hay que advertir que la ANP, a través del primer ministro Salam Fayyad, desarrolla sistemáticamente una estrategia de construcción de instituciones y de consolidación de las estructuras gubernamentales en el territorio de Cisjordania que efectivamente ocupa. Es un tácito reconocimiento de que no hay retorno posible de la comunidad palestina al actual territorio de Israel; y esta construcción estatal está acompañada de una alta tasa de crecimiento económico, como ha ocurrido en los últimos ocho años, en un proceso de integración cada vez más acentuado con la economía y sociedad israelí, a través, ante todo, de un sistema financiero común.

Cisjordania, bajo la Autoridad Nacional Palestina, con una población de 2.5 millones de habitantes, crece sistemáticamente desde 2007 con una tasa de 8.5% anual en 2009, que el año pasado habría aumentado a 10% o más.

El cálculo del FMI es que en los primeros 6 meses de 2010 el producto aumentó 10.5%. El auge del PBI en Cisjordania se debe a las mejoras en las condiciones de seguridad, y a la creación y consolidación de instituciones realizadas por el gobierno palestino, ejercido por Fayyad. Un componente fundamental del auge económico es la drástica caída del nivel de corrupción. Hay que sumarle la disminución de los costos de transacción (40% o más), como consecuencia del menor número de barreras israelíes.

El crecimiento responde a la multiplicación de las empresas de servicios y de la construcción; y revela la aparición de una clase media emprendedora, que comienza a contar con financiamiento suficiente proveniente del sistema financiero – integrado con el israelí-, de la bolsa de valores de Ramallah, y de fondos de los países del Golfo (Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudita).

Por ello, el premier Fayyad crea instituciones de gobierno (fiscales, impositivas, de seguridad), en el marco de un crecimiento económico de largo plazo, como parte de una estrategia destinada a abrir paso a un Estado Palestino en forma irreversible.
La visión de Fayyad es similar a la de Ben Gurión, fundador del Estado de Israel, en la etapa previa a la independencia del 14 de mayo de 1948. Ben Gurión creó instituciones e impulsó el surgimiento de una economía autónoma de la colectividad judía, mientras acordaba o enfrentaba, según las épocas, a la autoridad británica.

Conclusiones

Una regla estratégica esencial es que la única forma de influenciar una tendencia es acelerarla. Esto significa que el fortalecimiento de la economía y la sociedad israelí, a través del aumento de la fuerza de trabajo y la disminución de la desigualdad, es la primera de sus prioridades estratégicas en un mundo cada vez más abierto e integrado, y cada vez más competitivo.

En este sentido, está en el interés de Israel fortalecer el proceso de construcción estatal de la ANP, así como el desarrollo de una estructura de elites e institucional en la comunidad árabe-israelí. Se trata de ayudarla en su proceso de creciente autonomía, que lleva en algún punto del futuro a su integración con la ANP.

La regla establecida por el Cnel. George C. Marshall, cuando fue Jefe de la Escuela de Infantería en Fort Benning (Georgia), fue una máxima tomada del Gral. Stonewall Jackson: «Jamás tomes consejos de tus miedos».