Coloquio

Edición Nº27 - Octubre 1996

Ed. Nº27: Los rostros del antisemitismo

Por Judit Bokser de Liwerant
Ponencia pronunciada ante la Conferencia de Comunidades Judías de América Latina reunida en la Ciudad de México por convocatoria del Congreso Judío Latinoamericano.


Hablar de sus rostros es hablar del antisemitismo como un fenómeno a la vez permanente y cambiante: es apuntar hacia las recurrencias históricas así como hacia las transformaciones y cambios. Mientras que su permanencia histórica no deja de ocasionarnos perplejidad, sus renovadas formas de expresión tienden en más de una ocasión a sorprendernos.

En este sentido, permítanme recordarles que en 1961, en el marco del Proceso Eichmanm uno de los más notables historiadores contemporáneos del pueblo judío, el Prof. Salo Barón, fue convocado como “testigo histórico” para describir las condiciones de los judíos europeos antes del ascenso del nazismo. En uno de los interrogatorios, Robert Servatius, el principal abogado defensor le preguntó: “Como profesor de historia, ¿puede explicar usted las causas de esa actitud negativa que viene existiendo desde hace tantos siglos y de esa continuada guerra contra el pueblo judío?”. En su respuesta, Salo Barón concluyó con una breve sentencia, que en inglés, le sumó a toda la profundidad de su formulación, la agudeza del juego de palabras; ésta fue: the deslike of the unlike, esto es, el desagrado ante lo diverso, ante lo diferente1.

Este es nuestro tema una vez más, la incapacidad de una sociedad, o, para ser más precisos, de determinados sectores dentro de ella, para construir una convivencia social a partir de y en la diversidad.

Reconociendo la importancia de la perspectiva histórica —a menos de que uno suponga que el antisemitismo de hoy no tiene raíces ni nexos con el pasado—, las diferencias que nutren la diferencia a la que alude Salo Barón, a la vez que permanecen, varían históricamente.

Por ello, así como por el interés específico y la brevedad del tiempo, se nos impone un corte en esta presentación, por lo que propongo nos centremos en el contexto de nuestro continente hoy, momento coincidente con las grandes transformaciones políticas, sociales y económicas que experimenta el mundo.

Tal vez una precisión inicial se corresponde. Al asumir el antisemitismo como temática central de esta sesión debemos hacerlo conscientes de que éste no constituye el único hilo conductor de la vida judía contemporánea ni es la única forma de relacionamiento e interacción con las sociedades circundantes. Debemos hacerlo, por tanto, recordando que las relaciones entre judíos y no judíos o bien entre las sociedades circundantes y las comunidades judías abren una amplia gama de opciones que dependen tanto de factores estructurales e históricos que rebasan la voluntad, como de la acción de los hombres y mujeres.
El papel de ayer aludió a esta cuestión de un modo plausible.

1. Sugiero manejar como hipótesis inicial que para dar cuenta del desarrollo del antisemitismo debemos atender tres niveles: el que corresponde a las condiciones socio-políticas y económicas mundiales, aquel que corresponde a las regionales y el que compete a los contextos nacionales.

Esta triple contextualización, a la vez que nos permite comprender las tendencias generales que afectan a la mayoría de los países y varían según las regiones, nos recuerda que cada país presenta un panorama propio. Esta especificidad se explica por las características particulares de cada entorno nacional, su propia historia y configuración presente así como el comportamiento pasado del antisemitismo y sus formas de expresión.

De allí que debamos ser cuidadosos en auxiliarnos pero a la vez poner límites a las generalizaciones. (AWR, 1994). Ello exige de nosotros renunciar a los ordenamientos que confieren certidumbre y hacen más manejable la realidad pero que renuncian a la precisión, tan necesaria en nuestros días.

1. Las transformaciones que hoy vive el mundo exhiben un carácter complejo en el que la inauguración de nuevas promesas junto a la presencia de viejas amenazas le confieren una gran ambivalencia al carácter e impacto posible de estos cambios. Más aún, considero que su efecto es y puede continuar siendo contradictorio tanto en lo que concierne a las formas que asume la convivencia humana en este fin de siglo como al comportamiento del antisemitismo.

— Mientras que la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS condujeron a la desaparición de la escena internacional de una ideología y de regímenes que fueron una fuente fundamental del antisemitismo en las últimas décadas, dicho colapso ha estado acompañado por nuevas fuentes de tensiones inéditas y de antisemitismo.

El tránsito incierto aún de los países de Europa oriental y central del autoritarismo a modelos democráticos se ha dado en el marco de la emergencia de nuevas formas de regionalismos y nacionalismos. Todo parece indicar que la búsqueda de su nueva identidad nacional no se orienta a una concepción ciudadana derivada de la construcción del Estado de Derecho, sino a las raíces culturales y étnicas excluyentes que se continúan en actitudes antisemitas.

Muchas son las voces que han enfatizado el alto potencial de conflicto que se puede generar a nivel mundial como resultado del carácter crecientemente disruptivo de factores de índole religiosa, cultural y étnica. Etnicidad, religión y variadas formas de nacionalismos organicistas y extremismos operarían como criterios definitorios del nuevo mapeo de identidades y de actores que asumirían el papel de fuerzas políticas que se comportarían como volcanes en permanente amenaza de erupción. Títulos como Fuera de Control: Desorden Global en la Víspera del Siglo Veintiuno de Zbigniew Brzezinsky, El Nuevo Desorden Mundial de Ken Jowitt y Pandemonio de Daniel Patrick Moynihan hablan por sí mismos y reflejan con toda contundencia este tipo de pensamiento2.  En esta misma línea, el politólogo Samuel Huntington ha reflexionado en el polémico artículo “¿Un choque de civilizaciones?” sobre el panorama mundial de fin de siglo, señalando que los grandes conflictos que la humanidad conocerá ya no serán entre Estados nacionales sino entre civilizaciones, categoría que supone etnicidad, religión, cultura y nacionalismo compartidos3.

2. El creciente proceso de reestructuración de los mercados mundiales, a través de la globalización y la regionalización ha desembocado en imperativos económicos de ensanchar los mercados a partir de las transformaciones productivas en el marco de la libertad de movimiento del capital y de los servicios. Ello ha impuesto una nueva lógica a las fronteras nacionales; la supremacía del mercado, siempre abierto, por sobre los límites nacionales, siempre cerrados. Expectativa de sociedades abiertas donde la interacción apuesta a la convergencia de intereses diversos, minimiza el prejuicio. Sin embargo, este proceso se ha venido desarrollando a través de ciclos de recesión que el nuevo modelo neoliberal no ha logrado erradicar y a los flujos de capital se han correspondido flujos de mano de obra que constituyen el nuevo perfil de las migraciones de este fin de siglo. Ello ha exasperado los sentimientos étnicos y nacionalistas, actitudes y manifestaciones antiextranjeras, xenofobia y expresiones racistas contra inmigrantes, trabajadores extranjeros, exiliados, refugiados… contra los otros. Todos estos otros objeto de agresiones que han intensificado, a su vez, las expresiones antisemitas.

¡¡¡Y ello en centros de prosperidad económica!!!

Esto resulta fundamental señalar: la alta correlación entre el aumento de actividades racistas y extremistas en general y el incremento de antisemitismo. Nueva situación en la que el problema no está limitado solamente al antisemitismo, sino que es de una amenaza generalizada ad mundo democrático. La lucha conjunta.

— La Guerra del Golfo, en el contexto del fin de la bipolaridad, significó un parteaguas en la medida èn que el nuevo alineamiento de Israel y el mundo árabe amplió las posibilidades estructurales para negociar la paz. La OLP y Jordania!!! Las nuevas condiciones facilitaron el diseño de la metodología de la Conferencia de Madrid en su doble circuito, bilateral y multilateral. Los avances del proceso de paz son hoy sustanciales.

Sin embargo, paralelamente, reforzó la amenaza y los alcances del fundamentalÍ8mo islámico. Junto al reconocimiento, al inicio de los 90s de que su actividad está organizada internacionalmente y que resulta muchas veces impenetrable existía un gran desconocimiento de su alcance real (AWR 1992, p. XII). Podía sin embargo entenderse que su esfera de actividad se dividía entre a) propaganda antisemita en países musulmanes y b) en países no musulmanes pero con grandes poblaciones musulmanas, particularmente en Europa occidental y en América Latina. Esta, a su vez, entreteje su actuación con una lógica diferente y propia, la del terrorismo. Sin desconocer que la aproximación a esta última se da desde el campo de las cuestiones de seguridad, ha quedado en evidencia que su actuación política busca explícitamente rebasar los límites regionales del conflicto para dirimirlo en el ámbito mundial. Esta estrategia ha implicado la perpetración de actos que a la vez que tienen un impacto dramático, tejen de nueva cuenta con el hilo del prejuicio el fino juego de asociaciones del imaginario: los nexos entre judíos e Israel no son la expresión de una solidaridad grupal sino como fuente de una amenaza real.

Estos procesos globales de diferente índole a los que sólo apuntamos de un modo sintético se manifiestan diversamente en los diferentes contextos regionales y nacionales, en los que se combinan e interactúan con otros procesos y tendencias que dan por resultado escenarios complejos.

En Europa, hoy vemos:

—    un alto clima de racismo, xenofobia y antisemitismo, que se conjuga con

—   condiciones de recesión económica

—    en el contexto de un nuevo paradigma político en el que los partidos políticos tradicionales han perdido su espacio en el ámbito público y se han visto sustituidos por nuevos movimientos sociales de índole más autónoma.

¿Hasta dónde la tendencia posmoderna de abrir espacio a la expresión de agrupaciones enfatizan la identidad y la autonomía como demandas fundamentales no ha traído como efecto secundario la emergencia y, lo que es peor, la legitimación, de agrupaciones marginales, entre las que figuran aquellas que nos ocupan?

En todo caso el prejuicio y la violencia política han pasado a ocupar un lugar importante en el escenario europeo.
Tal como afirma el Antisemitism World Report 1994: En ese contexto, el antisemitismo se ha convertido en la lengua franca manifiesta o latente de la política xenofóbica y exclusionista y las expresiones de antisemitismo a nivel mundial continúan erosionando el taboo al que estaba sometido el antisemitismo desde la posguerra4.

Si esto es válido para Europa, en el caso de América Latina el pan¬orama tendencial diferente.

Me permito enfatizar que junto a los rasgos y tendencias comunes emerge la especificidad de cada uno de los contextos. Lucien Febvre hablaba de las Américas Latinas.

1. Procesos de democratización en el continente iniciados en la década anterior: Argentina, 83 y en 89 Menem; Brasil en 1989; Chile y Panamá en el mismo año; Perú en 1990; México en la transición difícil que apuesta a protagonismo de los procesos electorales.

El impacto de estos procesos de democratización también exhibe aspectos encontrados y aún contradictorios. Por una parte, con el cambio político se asiste a la desaparición del antisemitismo oficial que caracterizó a muchas de las dictaduras militares5.

Por otra parte, todo proceso de cambio político genera desconcierto y acentúa la incertidumbre, ambos terrenos propicios para la eventual emergencia de objetos identificables de inculpación; “chivos expiatorios”.

De igual modo, en un contexto de democratización la libertad de prensa ampara la proliferación de expresiones de toda índole, incluidas las antisemitas.

2.    La redefinición de patrones de las economías nacionales y a nivel regional. Proyecto neoliberal, que si bien a nivel macro ha denotado éxitos en la reconversión económica, a niveles micro no ha podido impedir y aún ha agravado los incrementos de niveles de pobreza de la población.

Dinámicas diferenciadas de comportamiento económico tanto sectoriales como regionales, que pueden generar desequilibrios que operarían a su vez como catalizadores de insatisfacciones y reclamos amplios; este espacio es fértil para expresiones antijudías. Sobre todo, por la permanencia de las imágenes y prejuicios que en el caso de nuestro continente, aunque no sólo en él, tendió a reforzar el carácter de categoría económica de la condición judía.

3.    El impacto de los procesos de crecimiento y desarrollo económicos apuntan hacia un continuado proceso de urbanización. Las alternativas que se generan con la urbanización aparecen al centro del espectro ideológico tradicional. Atenta contra los partidos radicales. El centrismo es un fenómeno mundial.

A ello debemos sumarle para nuestros países del alejamiento de la autoridad tradicional y el fortalecimiento de una autoridad moderna y burocrática.

A la vez que la economía se autonomiza en su racional. El eje de la racionalidad social se traslada hacia el individuo y sus derechos6.

Este contexto minimiza los espacios del antisemitismo.

Sin embargo, y paralelamente, la coexistencia de tiempos históricos diversos hacen que desde las perspectivas de las demandas, en el propio escenario de la política conviven el reclamo de los valores ciudadanos con los derechos sociales y cierta posmodernidad de reclamos étnicos, minoritarios y regionales7.  Resultado aun incierto.

¿Cuáles son sus rostros?

En todo caso, el antisemitismo es un fenómeno amplio, complejo, cuya comprensión exige atención a múltiples niveles de expresión y manifestación. Algunos, mesurables, cuantificables. Otros no, su detección más difícil, mediada por la interpretación, que varía y es subjetiva y lo que es más, puede presentar un panorama propicio, terreno fértil que no necesariamente se exprese… o viceversa8.

A. Proceso organizativo específico: partidos, agrupaciones, movimientos

Antisemitism World Report distingue adecuadamente entre dos tipos de agrupaciones específicamente antisemitas:

1.    Las organizaciones extremistas neo-fascistas y neo-nazis que exponen abiertamente su antisemitismo y que no tienen como propósito central la competencia electoral y

2.    Las organizaciones de extrema derecha, populistas, que no exponen abiertamente su antisemitismo, mismo que se subsume en un discurso genérico antiextranjero.

Mientas que las primeras son marginales, su influencia reducida y obedecen un patrón de pulverización, reorganización, su riesgo mayor radica precisamente en su capacidad para llevar a cabo actos de intimidación y violencia, las segundas son fuente de gran preocupación por sus áreas de influencia y por la legitimidad que han adquirido.

A.    A diferencia de Europa, en la que muchos de los partidos de extrema derecha se han convertido en parte integral de la política nacional: Frente Nacional en Francia; Italia; Alemania, en América Latina bien podemos afirmar que este no es el caso. Si bien asistimos a la presencia de partidos de derecha radical, la tendencia global parece apuntar hacia la presencia y actuación de los grupúsculos cuya marginalidad, por otra parte, no aminora los riesgos y el impacto de su actuación.

B.    Las organizaciones celulares o bien los individuos con nexos a nivel internacional con las organizaciones del fundamentalismo islámico han encontrado terreno fértil en muchos de los países del continente.

C.    Si bien el neo nazismo es fuente principal del antisemitismo, persiste desconocimiento de sus nexos con los grupos fundamentalistas islámicos cuyo carácter y patrón de actuación es eminentemente internacional.

Quisiera acotar que ya se han detectado nexos entre negadores del Holocausto y fundamentalistas islámicos Ahmad Rami, corresponsal en Europa para el periódico egipcio al-Sha’b, órgano del partido derechista Al-Amal, entrevistó a Otto Ernst Renet y Robert Faurisson, publicando estas entrevistas en las que se fusionan las posturas de negación del Holocausto con las anti-israelíes que denuncian además, el proceso de paz. Argumento del poder judío oculto como móvil de la historia, control de la media, etc.9

B. Manifestaciones

Tema difícil porque si bien son cuantificables y mesurables, exigen una interpretación detenida toda vez que en sí impacto amplio, el más cercano a lo que tradicionalmente asociamos con antisemitismo y a la vez, no puede ni debe ser tomado como indicador exclusivo. Pueden ser actos que obedecen a iniciativas individuales.
     Diversa índole.
     Graffitti. Pintadas:
     En México, expresión privilegiada.
     1991, en el contexto de la Guerra del Golfo, en Universidades; noviembre de 1993, las paredes de la Catedral.
     Desacralización de cementerios:
     Argentina:
     1991, abril, desacralización de 111 tumbas en Berazategui;
     1993; 16 tumbas en Tablada;
     1992 la DAIA registró docenas de incidentes: sumado a la desacralización de cementerios, 13 ataques a judíos y más de 20      instituciones pintas.
     Brasil:
     Septiembre y octubre de 1992 dos cementerios en Porto Alegre.
     Llamadas de amenaza:
     Agresiones personales: Sao Pablo, 2 jóvenes en septiembre de 1993;
     Violencia explosiva:
     Marzo de 1992 la Embajada de Israel en Argentina. 30 muertos y 250 heridos.
     Julio de 1994: la AMIA.

—    ¿Los rostros del terrorismo son antisemitas?

—    ¿Qué nexos guarda la actuación terrorista con individuos, agrupaciones o bien organizaciones locales?

—    ¿Junto a las fuentes y móviles, cómo impacta estos episodios a la autopercepción grupal y a la percepción que del grupo tiene la sociedad general?

—    Puede o bien debe hablarse de la sociedad en su conjunto como un todo indiferenciado o se trata, más bien, de la presencia y respuesta de sectores diversos, diferentes. Unos hostiles. Otros aliados a los que se ha optado por potenciar. Regresaré al tema.

Muchas de las preguntas están siendo formuladas. Otras deben serlo. Están con nosotros los actores y los estudiosos. Con ellos es necesario dialogar.

Sería importante que el homenaje no sustituya el análisis.

C y D. Publicaciones antisemitas y Presencia en la Media

Campo principal de expresión. Mientras que las publicaciones explícitamente antisemitas tienen un público y una circulación localizada, la publicación de artículos con posturas antisemitas, prejuicios, estereotipos o bien antisionismo virulento… mayor riesgo por alcance. El comportamiento por países es desigual.

Argentina: para 1991, 15 publicaciones ultranacionalistas: Patria Argentina, editada por Ibarguren; Doctrina para el Movimiento Nacional, Seineldin; Soberanía Nacional y Pugna, fundamentalismo católico; El Nacionalista, de Biondini, entre Caras.
Brasil: asistió a la reimpresión de libros antisemitas de Gustavo Barroso, de los 30s.

México: espacio fundamental. Publicaciones antisemitas Hoja de Combate: Surge, Verdades. La Editora Tradición y los libros de Salvador Borrego.

Pero sobre todo la prensa, 1991. Ápice con la Guerra del Golfo y tendencia continua aunque decreciente.

E. Del Antisionismo a la Negación del Holocausto Neonazismo fuente ideológica nueva


Antisionismo como antisemitismo central en América Latina. Cuestionamiento y deslegitimación de todo el paradigma sionista y atentó contra la condición judía contemporánea.

Un análisis comparativo de sus efectos en diferentes países permite ver cómo en lo que concierne a nuestro tema, la posición asumida por los gobiernos adquiere un rol determinante frente a la sociedad en su conjunto así como frente a la comunidad.
También permite ver que aún cuando la posición oficial cambia, el cambio en la opinión pública es más lento.

Decrece con las transformaciones del fui de la bipolaridad y proceso de paz. La reversión de la ecuación Sionismo-Racismo es un paso importante.

Emergen nuevas formas contemporáneas: Negación del Holocausto.

Distinguir entre la negación proveniente de los ideólogos neonazis identificares: Faurisson, David Irving, de aquella proveniente de la academia.

Lecturas nazismo como modernización…!!!

Literatura generada hasta la fecha fundamentalmente fuera de América Latina. Sin embargo, a partir del año pasado en Argentina se está publicando Revisión, una revista editada bajo los auspicios del centro de Estudios Paul Ra88inier. En Brasil figura lo publicado y financiado por Siegfried EUwanger, “Castan”; México distribución de la literatura proveniente del Instituto de Revisionismo Histórico de California.

F. Otros: no cuantificables, su detección más difícil

Procesos de socialización y aculturación a través de los cuales se define una identidad nacional.

—    La definición de la identidad nacional ha ocupado un lugar central en la trayectoria histórica y teórica del continente. Ha sido vista como requisito de acción conjunta, de gestación y legitimación de proyectos, como sustrato para la construcción de consensos y como condición para alcanzar la integración nacional.

Como tal, y en la medida en que toda identidad nacional está configurada por lo que un colectivo es así como por lo que desea ser, por las imágenes de lo que la sociedad ha sido conjuntadas con lo que proyecta ser10, en el difícil proceso que comporta todo esfuerzo que aspira a crear (descubrir, inventar) lo propio, lo esencial, lo original y, por qué no, lo único, la definición del “nosotros” llevó a cabo complejas operaciones de inclusión y exclusión y definió márgenes conceptuales y existenciales vis a vis los “otros”. En este sentido, unidad y homogeneidad como atributos de la identidad nacional se perfilaron como parámetros dominantes. En su seno, etnicidad y religión, ser nacional y proyecto político habrían de entrecruzarse de un modo esencial, alimentando, precisamente a través de sucesivas reformulaciones, una concepción de la identidad nacional crecientemente uniforme y unívoca para la cual las diferencias y la diversidad fueron vistas como amenazantes.

En esta línea, y atendiendo a las tendencias y cambios en el umbral del siglo XXI bien puede afirmarse que los límites al proyecto de una identidad nacional unívoca se fueron dibujando a partir de las modificaciones globales, tanto económicas como sociales y culturales del país y su impacto sobre la sociedad en su conjunto.

Sólo a modo sumario habría que señalar:

—    las tendencias, de globalización económica y las redefiniciones de los mercados mundiales así como el impacto del propio desarrollo tecnológico;

—    la correlación cambiante en la ecuación sociedad-Estado como referentes de identidad;

—    el agotamiento de un discurso político nacional confrontado con el debilitamiento de su eficacia;

—    la redefinición de los límites estatales y la nueva visibilidad social y política que han ido asumiendo diferentes sectores de la sociedad y ciertamente las modificaciones de los nexos entre identidad nacional e identidades culturales a la luz de las igualmente fundamentales alteraciones de la coincidencia en los límites entre cultura nacional y cultura política.

La aparición de nuevos paradigmas de acción colectiva parece significarse no sólo por el cuestionamiento de la tradicional separación entre lo público y lo privado sino por el reclamo de nuevos espacios intermedios si se quiere, espacios públicos no institucionales11.

Su novedad y alcance así como las posibles opciones de desarrollo permiten de igual modo su conceptualización en términos de la emergencia de una lógica y de actores que responden a una sensibilidad liberal, ciudadana12.

—    su expresión social y cultural: en la cultura, en la educación. Programas y libros de estudio. Judaísmo – Holocausto. En 1993 fue sometida en Chile al Ministerio de Educación la propuesta de incorporar la enseñanza del Holocausto.

—    Presencia y arraigo del prejuicio.

Importancia de estudios de tendencias de opinión, imágenes, valores, creencias13.

Nuevas formas de religiosidad

—    Prejuicios religiosos y su dependencia de la posición cambiante de la Iglesia Católica.

Los avances del Concilio Vaticano II y Nostra Aetate.

Diálogo. Avances en Brasil

Establecimiento de relaciones entre el Vaticano y el Estado de Israel.

Proceso en el que la Iglesia ha pasado de antiguo enemigo a aliado en la lucha contra el antisemitismo!!!

Quisiera concluir importancia del combate. Este es esencial en la medida en que alienta o desalienta, aprueba o desaprueba. Sobre todo, teje nexos de mutualidad en el entramado social, mismo contra los que atenta el antisemitismo.

Más aún, en la definición del antisemitismo es tan esencial la manifestación como el combate.

1. Registrado a nivel mundial un incremento en la lucha organizada contra el antisemitismo. Tanto en el ámbito de la política internacional —contexto para la resolución de la Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de condena al antisemitismo como una forma de racismo— como en el ámbito legal y parlamentario.

—    Respuestas oficiales: investigación; pronunciamiento-condena; legislación; aplicación de la legislación14;

—    Respuestas de la sociedad: sectores, pronunciamientos, ma¬nifestaciones, …Tribuna Israelita.

—    Respuestas de la comunidad: estilos, canales, iniciativas espe¬cíficamente judías y/o combinadas.

En este marco:

1. Si bien el antisemitismo tiene como objeto a los judíos, su combate no puede ni debe ser privativo de ellos como grupo.
Tejer los nexos de solidaridad contra los que está dirigido y convocar a la sociedad toda. La sociedad toda no es una unidad indiferenciada. Así como hay sectores hostiles, hay aliados potenciales.

2.    Esta solidaridad se construye, operativamente, en lo que de un modo genérico podemos llamar una agenda común o bien tópicos comunes en los que la diversidad de posiciones, perfiles e identidades pueden converger. Tácticas devienen estrategias y ambas definen proyectos.

3.    Considero que el alcance amplio y controvertido del proceso de modernización por el que atraviesa hoy América Latina, el recurrente compromiso histórico que ha tenido con la modernidad y la interacción compleja entre modernidad y modernización remiten a un panorama de cambios difíciles pero en los que se pueden ver modificados los nexos posibles entre identidad nacional, cultura política, religión y pertenencia.

Si bien por modernización podemos entender un movimiento de movilización social a la cabeza del cual está el Estado, cualesquiera que sean las fuerzas sociales de las cuales depende15, sus aspiraciones hoy parecen contemplar como objetivo no sólo atributos de complejidad de la organización social sino también valores que históricamente condicionaron el desarrollo de la modernidad: valores modernos de libertad, sujeto moral autónomo y democracia. Reclamos sociales.

4.    Las batallas por la pluralidad. El reconocimiento de la pluralidad tiene por lo menos dos alcances.

El uno, que la cultura está integrada por diversas tradiciones y que la sociedad es más compleja y diversa que lo que el proyecto tradicional de identidad nacional estuvo dispuesto o capacitado para asumir. Y que ésta, en última instancia, es el resultado de flujos y reflujos de memoria y olvido.

El otro, más complejo tal vez, implica los nexos entre pluralismo y tolerancia. Si desde la óptica política la tolerancia ha pugnado no sólo por el reconocimiento del otro con sus ideas y proyectos sino por asumir que esas ideas y proyectos pueden ser integrados y enriquecer “nuestro” propio discurso, desde la óptica de los nexos de pertenencia y mutualidad, ello equivale a reconocer en la alteridad un componente legítimo de lo nacional16.

5.    Recordemos, el pluralismo es atributo de la esfera política y de la esfera social. Trabajo con los gobiernos, poderes públicos, con la sociedad, organismos no gubernamentales. Nuevos actores y movimientos sociales.

Preocupación de que la sociedad norteamericana haya transitado de lo que Martin Luther King llamó “una red inescapable de mutualidad” a lo que Normal Podhoretz llama hoy “la balcanización de la cultura americana”17.

6.    El combate deja su lugar, por último a que la agenda incorpore temas específicos. Supone repensar la identidad judía más allá de su dimensión defensiva o reactiva, esto es, más allá de una respuesta siempre apresurada y conflictiva a una interpelación, cuestionamiento o ataque externo. Si bien toda identidad es relacional, es el resultado de procesos de conocimiento y reconocimiento de y frente al otro.

Es necesario repensar la identidad junto al otro. Este es un gran desafío al que apuntaron intervenciones previas. Este es un quehacer propio que no debe cancelar ni ocultar las otras tareas compartidas.

Este es un desafío que en nuestro continente es hoy factible hacerlo toda vez que mientras seguimos luchando por acceder a la modernidad, los ecos de la posmodernidad se han instalado entre nosotros. Ello equivale a decir que los temas de la autonomía, la identidad, las minorías han aterrizado entre nosotros. Ello equivale a decir que el gran tema de los derechos humanos puede ser leído en clave de libertad, de igualdad y de autonomía. Ello equivale a consolidar los espacios de la diversidad.

Permítanme concluir sin caer en las tentaciones de certeza del pensamiento afirmando que en la medida en que el antisemitismo se construye sobre temores arquetípicos, ansiedades y reflejos ancestrales que parecen desafiar todo análisis racional18 es necesario asumirse a la vez comprometidos y alertas.


Notas

1  Salo W. Barón, “Los Modelos Cambiantes del Antisemitismo”, Dispersión y Unidad, N° 18/19, Jerusalem, O.S.M., 1976-1977, p. 140.
2  Vid. Zbigniew Brzezinsky, Out of Control: Global Turmoil on the Eye of the Twenty-first Century, Nueva York, Scribnerus, 1993; Ken Jowitt, The New World Dis- order: The Leninist Extinction, Berkeley. Los Angeles, University of California Press, 1992; Daniel Patrick Moynihan, Pandemónium, Ethnicity in International Politics, Nueva York, Oxford University Press, 1993. Si bien parte de estos diagnósticos tienen como referente fundamental el panorama emergente de la desintegración de la URSS, su visión del Tercer Mundo como una realidad indiferenciada y, sobre todo, la carencia de análisis de los contextos estructurales específicos les ha impedido deslindar entre las condiciones de transición en la diversas regiones del mundo. Vid. Carlos Waissmann, “La década del 90 versus la década del 30”. Simposio El Genocidio ante la Historia y la Naturaleza Humana, Buenos Aires, Universidad Di Telia, 9-10 de septiembre de 1993.
3  Samuel Huntington, “A Clash of Civilizations?”, en Foreigh Affairs, 72:3, verano de 1993, pp. 22-49.
4  Vid. Antisemitism World Report de 1994, p. IX.
5  Recordemos en esta línea como la Comisión Nacional sobre Desaparecidos (CONADEP) establecida en Argentina por el presidente Alfonsín incorporó los incidentes antijudíos como parte de la violación de los derechos humanos perpetuada por el régimen militar. Vid. Antisemitism World Report de 1992, p. 116.
6  Vid. Federico Reyes Heroles, “Política”, en Primer Congreso Mexicano sobre Prospectiva Los Futuros de México y el Mundo, México, Fundación Barros Sierra, septiembre de 1994, p. 6.
7  Ibid., p. 7.
8  A. -proceso organizativo específico: partidos, agrupaciones, movimientos, su presencia en la vida política mainstream.
B. -su manifestación: incidentes violentos y no violentos.
C. -Publicaciones antisemitas.
D. -Su presencia en la media.
E. -Fuentes: transición del antisionismo y Negación del Holocausto.
F.Otros: no cuantificables.
9  Esther Webman y Sara Rembiszawsky, “The Unholy Alliance Between Fundamentalists and Holocaust Deniers”, Project for the Study of Antisemitsm, Tel Aviv University.
10  Cfr. Luis Villoro, “Sobre la identidad de los pueblos”, mimeo.
11  Vid. Clauss Offe, Partidos Políticos y Nuevos Movimientos Sociales, Madrid, Editorial Sistema, 1988, pp. 163-244; Francisco Galván Díaz y Rafael Farfán, “¿Cuál cultura política?”, El Nacional-Política, 6 de agosto de 1992.
12  Héctor Aguilar Camín, “La transición mexicana”, Nexos, N* 124, abril de 1988, pp. 21-27.
13  Los hallazgos del estudio de opinión pública examinando las actitudes popu¬lares de los argentinos hacia los judíos llevado a cabo por Catterberg y Asociados para la DAIA y el American Jewish Committee fueron dados a conocer en marzo de 1993. Revelaron una actitud más positiva hacia los judíos y hacia el pluralismo cultural en general que la predecida.
69% favoreció una sociedad multiétnica mientras que 29% prefiere una socie¬dad homogénea.
Una creencia generalizada, 47% que los judíos son un pueblo separado.
17% vio a los judíos como teniendo “demasiado poder e influencia”.
41% dijo que no votaría por un candidato a la presidencia judío y 45% no lo haría por un musulmán.
El estudio comparativo con otras minorías y la detección de altos niveles de prejuicios hacia otros grupos como el coreano y el árabe apuntan hacia la pervivencia de prejuicios y su potencialidad extensiva.
14  Argentina: En febrero de 1992 decreto presidencial ordenando la apertura de todos los archivos de los diferentes ministerios relacionados con la presencia en Ar¬gentina de criminales de guerra nazis.
Implicación esencial en revertir la tendencia histórica prevaleciente, negación y silencio. Reordenamiento de la memoria.
La apertura de la documentación nazi y el establecimiento por parte de la DAIA de Proyecto Testimonio.
Brasil:
Frente al neonazismo se estableció el Frente Democrático que aglutina diferen¬tes denominaciones y tendencias políticas.
La Federación Judía de San Pablo creó una Comisión Permanente de lucha contra el racismo y la Sección para Asuntos Religiosos del Congreso Judío Latinoame¬ricano ha luchado con el apoyo de Comisión Nacional Brasileña para el Diálogo Judeo- Católico.
Espacio legal, la constitución de 1988 castiga expresión de prejuicio racial o religiosos; sin embargo, su aplicación ha sido difícil.
15  Alain Tburaine, “Modernidad y especificidades culturales”, en Vertientes de la Modernización, Colección Perspectivas de la Modernización Política N“ 6, México, CEN- PRI, 1990, pp. 3-20.
16  En el proceso de constitución y renovación del imaginario colectivo que impli¬ca la definición de la identidad nacional se movilizan, junto a la imagen de sí misma que tiene una sociedad, las normas y valores que condicionan las relaciones sociales, por lo que una legitimación nacional plural es, simultáneamente, un llamado a la vinculación en la cual la identidad puede desplegarse a través de nuevos, diversos y sobre todo variados ejes de identificación.
17  Los acontecimientos de Crown Hewights. El estudio de opinión llevado a cabo por American Jewish Committee en 1992 reveló que cerca de la mitad de todos los habitantes de Nueva York creían que los judíos tenían demasiado poder e influencia en la vida y en la política de la ciudad. 66% de los hispanos y 65% de los negros creían esto verdadero. Llevado a cabo durante el verano por la organización Roper, vale la pena destacar que 57% de los judíos de Nueva York creían que el antisemitismo es un problema central y 58% afirmó que había empeorado en el último año. Craig Horowitz, ”The New Anti-semitism“, New York, 11 de enero de 1993, p. 23.
El estudio de opinión dado a conocer en noviembre de 1992 por la AntiDefamation League, a nivel nacional y reveló que 1 de cada 5 ciudadanos americanos —cerca de 40 millones— tenía creencias antisemitas. Sobre todo, que el antisemitismo adquiría un nuevo tenor: utilizaba argumentos de poder e influencia desmedida, cercanos al antisemitismo europeo de la primera mitad del siglo XX.
18  Vid. Robert Wistrich lo afirma en Antisemitism: the Longest Hatred en rela¬ción al antisemitismo ”free floating“ para el cual la presencia del judio resulta virtual- mente inmaterial.