Coloquio

Edición Nº27 - Septiembre 2014

Ed. Nº27: ¿Cuál es el futuro de Gaza?

Por Atilio Molteni

1. Hacia fines de los años 80, los movimientos nacionalistas seculares en Medio Oriente como Al Fatah de Yasser Arafat, compartían la escena política con los movimientos islámicos militantes. Tal es el caso de los Hermanos Musulmanes, originados en Egipto en el año 1928, de la cual Hamas es la rama palestina. Fue fundada en 1987 durante la Primera Intifada por el Sheik Ahmed Yassin. Intenta lograr la exaltación del Islam, vinculándola con la resistencia a la ocupación israelí, mediante un activismo político nacionalista y la lucha armada. De igual modo, a través de la prédica y la educación, trata de construir una sociedad islámica. 

La ideología de este movimiento militante sunní, se estableció en su carta fundacional, vigente hasta hoy. Allí, se dice que Palestina “desde el Río Jordán hasta el Mar”, es una propiedad islámica, por lo cual los palestinos no pueden cederla. En forma explícita, piden la extinción del Estado de Israel por la fuerza de la espada y sostiene que toda paz debe basarse en el Islam. Hamas se organizó a través del desarrollo paralelo de sus grupos sociales y militares. Los primeros, organizan acciones religiosas, culturales y de asistencia y bienestar social. Los segundos, están dedicados a la lucha armada y a concretar atentados de todo tipo (Brigadas Al Qassam). Hamas constituye una organización compleja, que es simultáneamente un partido político, un movimiento social y una organización militar. Israel, los Estados Unidos y la UE la consideran una organización terrorista.

En noviembre de 2004, la muerte de Yasser Arafat transformó el sistema político palestino, que era completamente dependiente de su persona. Hamas decidió incentivar su acción política y luchar para llegar al poder, basándose en la debilidad política de su sucesor, el presidente Mahmoud Abbas y en el descrédito popular de Al Fatah, por lo cual se presentó por primera vez en las elecciones para el parlamento palestino, donde el 25-1-2006 logró 74 escaños sobre un total de los 132 existentes, con lo cual los palestinos otorgaron el triunfo a un movimiento que incorpora al conflicto el componente desestabilizador de la religión contrastando con el laicismo de Fatah.

La respuesta de Israel fue no reconocer su victoria declarando que no mantendría contactos con una Administración Nacional Palestina (ANP) de la que Hamas ahora formara parte, pues a su juicio se convertía en una entidad terrorista. El Cuarteto (Naciones Unidas, Unión Europea, Estados Unidos y Rusia) decidió revisar toda su asistencia, salvo si el nuevo Gobierno palestino adhiriera a tres principios: la no violencia, el reconocimiento de Israel y la aceptación de todos los acuerdos anteriores suscriptos por la ANP, incluyendo la Hoja de Ruta (presentada por el Cuarteto para llegar a la solución de dos Estados a través de un proceso gradual). El 29-3-2006, Hamas formó un Gobierno integrado exclusivamente por ella y por algunos partidos independientes y sin participación de Al Fatah, presidido por el primer ministro Ismael Haniyeh. Fue la primera vez que un movimiento afiliado a la Hermandad Musulmana llegó al poder en la región. En cuanto a Israel sólo reconoció como legítimo interlocutor al presidente Abbas, con quien continuó negociando diversos temas vinculados con cuestiones humanitarias y de seguridad.

2. A fines del año 2006, un nuevo desarrollo político tuvo lugar cuando ambos movimientos palestinos acordaron formar un Gobierno de Coalición, sobre la base de un documento de lineamientos generales, que se concretó debido a la intermediación y presión política de Arabia Saudita. Esta decisión motivó una gran preocupación israelí, porque podía significar la radicalización de toda la dirigencia palestina. Sin embargo, este experimento duró pocos meses debido a que se reanudaron los conflictos armados entre sus facciones, consecuencia de su incompatibilidad ideológica y de la ausencia de intereses concretos comunes. El 10-6-2007 comenzó una lucha abierta, que culminó en pocos días con el triunfo armado de las fuerzas de Hamas sobre Fatah y su desalojo de Gaza.

El entonces primer ministro Olmert, por su parte, subrayó la existencia de una nueva situación en donde Gaza estaba controlada por un movimiento fundamentalista, que era una amenaza estratégica para Israel pues no reconoce su existencia pero que, en cambio, podría colaborar con el Gobierno de Ramallah, debido a su agenda pacífica. Las alternativas que se discutieron en el Gobierno israelí fueron tres: lograr el colapso de Hamas mediante a una acción militar, pero ello significaba la ocupación total de Gaza a un alto costo humano para ambas partes y un proceso prolongado, aceptar un eventual consenso palestino, que no aseguraba el predominio de los moderados, o mantener un estatus quo. En definitiva, Israel dirigió su acción hacia el aislamiento de Gaza, condicionado por la necesidad de evitar una crisis humanitaria entre sus 1.760.000 habitantes. En síntesis, Israel trata a Palestina como dos entidades diferentes: en la Ribera Occidental mantiene con el Presidente Abbas una cooperación de seguridad y una negociación diplomática, mientras que Hamas es un enemigo a enfrentar periódicamente en Gaza.

3. Desde el retiro unilateral de Israel en el año 2005, dispuesto por el entonces primer ministro Ariel Sharon, se produjeron actos de violencia periódicos entre las partes: cohetes y disparos de morteros (18000 durante los últimos años) de Hamas y otras organizaciones terroristas y ataques israelíes contra objetivos en la Franja, pero además han habido tres conflictos mayores:

I. Al concluir un cese al fuego acordado entre las Partes -que rigió con interrupciones- Israel optó por llevar adelante una acción limitada contra Hamas (y otros grupos terroristas), que denominó “Operación Plomo Fundido”, entre diciembre de 2008 y enero del 2009. Fue una invasión terrestre (coordinada con ataques aéreos y marítimos) cuyo objetivo fue la disuasión, sin ocupar la Franja, buscando disminuir la capacidad militar de sus oponentes. Las operaciones cesaron unilateralmente, por gestiones de Egipto apoyadas por Estados Unidos y por la UE, lo cual coincidió con la asunción por el presidente Obama del Gobierno en Washington.

II. Israel volvió a actuar en noviembre de 2012 por medio de la “Operación Pilar de Defensa”, con un objetivo similar de disuasión, limitado esta vez a operaciones aéreas durante ocho días, con el propósito de lesionar los sistemas de cohetes de Hamas y otras organizaciones. La decisión israelí estuvo relacionada el ascenso al poder en Egipto del presidente Morsi (de la Hermandad Musulmana), que le permitió obtener un armamento más sofisticado proveniente de Irán y Siria, transferido a Gaza a través de túneles existentes en la frontera común. En esa ocasión el alto el fuego se obtuvo mediante negociaciones muy discretas, llevadas a cabo por Egipto y Estados Unidos.

III. En julio de 2013 el golpe de Estado en Egipto encabezado por el General Sisi terminó con un estado de cosas favorable para Hamas, porque derrocó al Presidente Morsi y a la Hermandad Musulmana. Además, el nuevo Gobierno Egipcio clausuró y destruyó los túneles, que hasta ese momento permitían el contrabando de armas y suministros y eran fuente de grandes recursos financieros para dicha organización. También Siria e Irán dejaron apoyar a Hamas debido su endoso a la Hermandad Musulmana que enfrenta a la dictadura de Al-Assad, y por el desplazamiento desde Damasco a Qatar del jefe de su sector político, Khaled Meshaal. Otros de sus aliados tienen sus propios problemas: Turquía desafía enfrentamientos políticos internos y en sus fronteras, Qatar es criticada por los países del Golfo por el sostén financiero que otorga a los extremistas musulmanes, mientras Arabia Saudita declaró a Hamas como una entidad terrorista.

Al sentirse vulnerable y aislada, Hamas analizó diversas opciones y optó por buscar un arreglo con Al Fatah, que se concretó el 23-4-2014, cuando firmó con la Organización de Liberación de Palestina (OLP) un acuerdo de reconciliación nacional, y el 2 de junio se formó un Gobierno conjunto de carácter técnico sin participación de ningún representante de Hamas, con el mandato limitado de rehabilitar la Franja de Gaza y convocar a elecciones. Este entendimiento entre las facciones palestinas pareció superar la resistencia islamista a admitir una opción política, que no dependiera exclusivamente de su organización y una presencia de la OLP en Gaza. Entre otras razones, buscó que la ANP se hiciera cargo de los salarios de los numerosos empleados públicos de la Franja, debido a sus problemas financieros derivados de la falta de apoyos concretos de sus anteriores aliados. Sin embargo, no fue aceptado por el Gobierno de Israel que de inmediato afirmó “que dañaba la seguridad de Israel”.

IV. En este escenario estratégico, Israel y Hamas (y otros movimientos extremistas en Gaza) se empeñaron nuevamente en un tercer enfrentamiento asimétrico, más grave que los precedentes. Su origen está relacionado con el rapto y muerte de tres jóvenes estudiantes de una yeshiva, por el cual Israel responsabilizó a Hamas. Luego, tuvo lugar el asesinato de un palestino por un grupo de extremistas judíos, la detención por las IDF en la Ribera Occidental de más de 500 palestinos, entre los cuales se encontraban un número significativo de quienes habían sido liberados en el intercambio de prisioneros por el soldado Gilad Shalit. Cuando Hamas estimó que su único camino para recuperar el terreno perdido era agitar las banderas de la resistencia, comenzó a intensificar el disparo de cohetes desde la Franja.

El 8 de julio, Israel lanzó la “Operación Margen Protector”, con el objetivo de lesionar la capacidad militar de su oponente, y crear una situación que impidiera confrontaciones esporádicas (y obtener “calma por calma”). Durante de lucha que continuó hasta un cese de fuego de largo plazo acordado el 26 de agosto, Hamas evidenció que había mejorado su preparación para un enfrentamiento irregular y asimétrico de magnitud, lanzando hasta el cese del fuego 4564 cohetes y disparos de morteros, muchos de los cuales poseen un mayor radio de acción pues, entre otros lugares, alcanzaron a Tel Aviv, Jerusalén y el Aeropuerto Ben Gurion, sin causar daños mayores pero sí una grave conmoción en la población israelí, que apoyó masivamente las acciones militares. Las IDF sostienen que 735 fueron interceptados por el sistema “Cúpula de Hierro”, lo cual indicaría una gran efectividad, pero a un alto costo económico.

El 17 de julio comenzó la operación terrestre israelí, en cuyo transcurso se constató la importancia de una red intrincada de túneles (más de treinta), cuya destrucción se convirtió en una prioridad militar. A consecuencia de esta Operación (durante la cual se atacaron más de 5263 objetivos paramilitares), según las autoridades locales murieron más de 2100 palestinos, en un 50-60 % civiles –circunstancia que varía según las fuentes que se utilicen-, y miles de edificios fueron destruidos o seriamente dañados. Por otro lado, 66 soldados israelíes y 6 civiles fueron víctimas de la acción de Hamas, en una proporción mayor que en los casos anteriores. Tratándose de un conflicto asimétrico contra combatientes que se ocultan en zonas altamente pobladas y operan desde ellas sin evacuar a la población, aún con los requisitos de empañamiento más rigurosos es muy difícil evitar daños colaterales. La población de la Franja es ajena a las acciones de Hamas, que los utilizó como escudos protectores de sus acciones de terror, pero a pesar de la devastación Hamas continúa con el control de Gaza y goza de cierto nivel de popularidad. Otro factor a destacar es que la opinión pública internacional, especialmente en Medio Oriente, Europa y en otras regiones, dio muestras de considerar las acciones israelíes como punitorias, no defensivas y desproporcionadas.

Varias treguas humanitarias, presentadas por Estados Unidos y Egipto fracasaron rápidamente. La primera de ellas, demostró el desgaste de las relaciones de Israel con Washington, luego de las desinteligencias que se hicieron evidentes ante el fracaso del proceso de paz llevado adelante por el secretario de Estado Kerry durante nueve meses desde abril de 2013, pero que se retrotraen a cinco años atrás, cuando Obama y Netanyahu fueron elegidos como líderes de sus respectivos países. Son consecuencia de distintos puntos de vista con relación a temas como los asentamientos en los territorios ocupados, Irán y la “Primavera Árabe”. También demuestran la preocupación israelí de que los Estados Unidos no estén interesados en ser el policía de la región, al priorizar la diplomacia colectiva. Un hecho destacable es el lenguaje crítico utilizado por los representantes de ambos Gobiernos respecto del otro, a pesar de que desde el comienzo del conflicto Washington tomó una posición clara e inequívoca a favor del derecho legítimo de Israel a defenderse de los ataques de Hamas. Pero estos sucesos deben interpretarse teniendo en cuenta su contexto general, conforme con el cual Estados Unidos sigue siendo el principal aliado de Israel, su mayor socio comercial y proveedor de asistencia militar (3.000 millones de dólares anuales) y de armamentos sofisticados. Prueba de ello, es que durante el enfrentamiento el Congreso norteamericano autorizó un aumento en 250 millones de dólares en su participación en la financiación del sistema “Cúpula de Hierro”.

Finalmente, el día 4 de agosto Israel comenzó a retirar sus tropas a posiciones defensivas en su territorio. Al día siguiente Egipto, que volvió a recuperar su papel constructivo en la gestión entre las Partes, (debido a algunos intereses comunes con Israel y a su conexión geográfica con Gaza), presentó una propuesta de alto el fuego por 72 horas que no se mantuvo, se volvió a implementar el día 11 de agosto, para ser interrumpida por acciones militares de los contendientes. Recién dos semanas después se pudo alcanzar un acuerdo (después de que Israel eliminara a tres de los principales líderes militares de Hamas), sin que esta organización lograra relacionar el cese al fuego con el levantamiento del bloqueo de Gaza, que se convirtió en un compromiso israelí no muy definido en aumentar el paso de ayuda humanitaria y de materiales de construcción, extender el aérea permitida de pesca a seis millas y reducir la zona de seguridad a lo largo de las fronteras de Gaza.

Egipto, en un acuerdo separado se comprometió a una reapertura condicionada del cruce de Rafah. Temas tales como la construcción de un puerto y un aeropuerto, la liberación de los prisioneros liberados y luego recapturados, el pago a los 40.000 empleados públicos cuyos salarios están retenidos por la ANP, quedaron demorados por un mes hasta que se compruebe que el cese de fuego se mantiene. El propósito israelí es que el levantamiento gradual del bloqueo, no de Hamas la posibilidad de rearmarse. A su vez, el objetivo de desmilitarizar la Franja tiene por objeto dar seguridades a Israel de que su población no vuelva a ser objeto de ataques indiscriminados.

A pesar de que Israel y Humas sostengan su victoria en el reciente enfrentamiento armado, la manera de resolver el conflicto no es la vía militar. Por ello, sería razonable utilizar sus consecuencias dramáticas para dejar de lado el estatus quo, pues mantendría una situación de violencia que se repetirá en el futuro e impediría la estabilización de la región. El 7 de septiembre, el presidente Mahmoud Abbas en una reunión de la Liga Árabe, criticó duramente a Hamas lo que pone en duda la asociación entre ambos movimientos, mientras trata de lanzar una nueva iniciativa diplomática por etapas, la primera de las cuales incluye nuevas negociaciones entre las Partes coordinadas por Estados Unidos por un plazo determinado, que comenzarían con una presentación por parte de Israel de su concepción acerca de las fronteras comunes.

Si tenemos en cuenta que el proceso de paz se basa en el paradigma de dos Estados para dos pueblos coexistiendo pacíficamente con fronteras seguras para Israel, podemos preguntarnos cuáles son pues las posibilidades para lograr una solución que haga realidad un acuerdo de paz permanente. Evidentemente son limitadas, la ventana de oportunidad se está cerrando y existen problemas muy difíciles de resolver, pero no es una ilusión, ni está muerta, pues no hay otra alternativa posible para lograr la paz. La fórmula de un solo Estado es inaceptable para ambos, pues significaría la hegemonía de un pueblo sobre el otro. Desde el Informe de la Comisión Peel de 1937, el del Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina de 1947, la resolución 181 de la Asamblea General y otros documentos posteriores, la partición en dos territorios (llamada ahora dos Estados) fue la idea rectora para lograr la coexistencia pacífica de los dos movimientos nacionales, y lo sigue siendo, a condición que se acuerden fórmulas que tengan en cuenta los intereses de ambas partes.